¿Qué es el agua? Fisterra – Las crónicas

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Comienza la obra con Marc Caellas y Esteban Feune de Colombi encaramados a uno de los cubos del cementerio sin muertos del arquitecto Portela. Desde allí ya nos advierten de que al acabar no sabremos qué es el agua y que no quieren aplausos porque los aplausos nos sacan la emoción de encima. Bien.

Estamos frente al mar, en una montaña y una lancha dibuja el infinito en el agua. En el grupo se escucha un murmullo. El infinito no pasa desapercibido. Subimos la montaña hacia el autobús que nos llevará a la playa donde de nuevo Marc y Esteban nos esperan en la arena como 2 chamanes en su traje de neopreno. Todos les seguimos mientras la música suena por dos altavoces que arrastran por la arena. Muy buena música. Música de agua. Me quedo rezagada y observo al grupo. Marc y Esteban parecen dos flautistas de Hamelin que con su melodía nos encantaron a todos y les seguiríamos hasta el abismo. Me gusta esa imagen demasiado. Eso es también el arte. Encantamiento. Miro las caras del resto del grupo. Encuentro sonrisas y ojos muy abiertos. La sensación en la caras de estar viviendo un momento muy especial. Cuando estás dentro de algo siempre es especial y a estas alturas estamos todos muy dentro. Menos mal que fueron buenos tipos y no nos hicieron despeñarnos por ningún abismo. Tan solo nos hicieron desbarrancarnos por la palabra MAR, con un Himno al mar enloquecido en el que como catarata y durante 10 minutos se nombran palabras que comienzan por mar. Marchitar, marinero, marinerito, marcos, maridable, maridaje, maranta, marantacio, marañar, marañero… Cuando acaban estamos todos sin aliento y todas las palabras del mar quedaron esparcidas en la arena y cada cual se lleva la suya y la gente vuelve a mirarse y a sonreír.

Pensiero profondo parola protratta ritratto promessa ritorno… es la voz de Donato Dozzy que le pega un giro a la cosa y aparece Corinne Spitalier. Y Corinne baila como solo baila ella. Baila en trance. Baila desde dentro del baile. Baila sin ver a nadie más, ella solo ve el baile. Y el resto solo podemos verla a ella. Hasta que desaparece y llegan los gaiteros y en una especie de ritual se devuelve al mar lo que es del mar para que lo limpie.

Fue más o menos así, aunque seguro me dejo algo e incluí algo que no era, pero es que el arte y la emoción no se puede contar así tan fácil. Así que si algún día ven un cartel, flyer, publicación o whatever con la pregunta ¿Qué es el agua? ACUDAN. No a por respuestas pero sí a por emociones. Y luego me lo cuentan.

Zennuah Cassás

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Enterramos el teatro. En el fondo del mar. En la Costa da Morte. Frente al cementerio abandonado del arquitecto Portela. En Fisterra. Desde una lancha. Manejada por Julio. Lo sepultó Corinne lanzando una piedra recubierta de cenizas. Cenizas de papeles que quemamos la noche anterior. Papeles escritos con los que despedimos al teatro seguro, antiguo, tradicional, plomífero, pasado. Pesado. Enterramos al teatro en el festival Escenas do Cambio. Treinta y tres personas lo vieron hundirse en las aguas gélidas del océano Atlántico. La banda tocaba su melancolía. Dos gaitas, un acordeón y dos tambores. Luego: silencio. El splash a la distancia. Todos mirándolo desde las laderas de la montaña donde debería haber cadáveres en los nichos. No los hay. Ni uno. En su lugar hay el stencil de una negra cucaracha. Kafka en todo, siempre. Cayó la piedra. Cayó el telón. No había escenario mejor. Una mejor escenografía que esa naturaleza apabullante y serena. Tojos en flor. Abejas en flor. Corinne la bailarina gritó AYYY. Corinne, Marc y yo: ascendentes en Escorpio. Un AYYY como una danza. Que escuchamos desde lejos, que jamás arremetió tan cerca. Julio aceleró. La lancha dibujó tres infinitos en el agua. El agua como un plato. Tres lemniscatas inolvidables. ¿Land theatre? ¡Ja! Fai un sol do carallo en Galifornia. Enterramos el teatro para que nazca otra cosa. Con otro nombre. O sin nombre. O con mil nombres. Sin llantos ni aplausos. A veces nos quitan la emoción de encima. Lo enterramos en el mayor cementerio del mundo: el mar. Lo enterramos para que descanse. Lo aguamos. Para que germine. Para que se ahogue. Para que se vuelva rorcual o timón. Cardumen. El mismo mar en que un submarino alemán hundió el buque Uruguay, de bandera argentina, que mi bisabuelo belga despachó hacia Amberes desde Buenos Aires. Un obsequio para los aliados. Plena Segunda Guerra. Cargado con lino. Con maíz. Con trigo. Amo estos caminos. Estos devaneos. Gracias a los que caminan conmigo. A los las lxs. Bo camiño. Esto no es teatro. “Qué es lo sagrado de un imperio”, se pregunta la Carson: “conocer la caída”. Eso fue el estreno de ¿QUÉ ES EL AGUA? junto a grandes talentos…

Dromomano

About marccaellas

MARC CAELLAS Marc Caellas, natural de Barcelona, es un artista multidisciplinar cuyos proyectos se concretan en forma de libros, performances, obras de teatro o proyectos culturales que mezclan literatura, música, teatro y arte contemporáneo. Su últimos montajes estrenados son Sin timón & en el delirio (Ciudad de México, 2021) y Bolaño, vuelve a casa (Barcelona, 2020), inspirados en la poética de Mario Santiago Papasquiaro y Roberto Bolaño respectivamente y Suicide Notes, con David G. Torres. Ha publicado 7 libros: Notas de suicidio (Editorial La Uña Rota, 2022) Dos hombres que caminan (Ediciones menguantes, 2022) Neuros Aires (Editorial Libros del Zorzal, 2020) Drogotá (Editorial Planeta, 2017) Caracaos (Editorial Melusina, 2015) Carcelona (Editorial Melusina, 2011) Teatro del bueno (Editorial Tea-tron tinta, 2015) marccaellas.net https://linktr.ee/mcaellas https://twitter.com/mcaellas
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