El verano del año pasado, como ya sabéis, estuvimos por el Alentejo portugués siguiendo los pasos de Augusto Madeira Mendes. En octubre presentamos una parte del trabajo. En Las imágenes posibles paseamos por la gente y hablamos con los rincones de Ourique. Cantamos, hicimos una caminata, cargamos con una maleta, abrimos un libro y lo leímos, editamos un plano y un relato y pusimos vino del país, blanco y tinto, y, cómo no, algo de comida. Se nos hizo de noche. Estuvimos a vueltas con la historia y la Historia y nos empeñamos, un poquito, en leer relatos hegemónicos y contrastarlos con los relatos pequeños, privados, particulares, de los habitantes del Alentejo. Acumulamos fotos e historias, secretos, recetas, cantigas y escribimos un nuevo relato, preparamos una gran mesa-maqueta y decidimos hacer un peli. Un solo plano secuencia que recorría los lugares por los que antes habíamos paseado y que nos contaba la historia de Ourique, una historia que tenía menos que ver con los datos y más con las emociones, la poesía, la ficción, la verdad y lo misterioso, y en la que, claro, nosotros también salíamos, en una esquinita, sonriendo, porque ya éramos para de esa historia. Nos ayudó Fátima Serapio, la bibliotecaria del pueblo, la guardiana de las palabras que puso voz a la pieza. Nos ayudó a rastrear por los rincones las verdades y la magia que su gente contenía. Acabamos bailando hasta las tantas. Hace poco nos descargamos el vídeo de la presentación. Esto es lo que vio la cámara de todo aquello. Aquí os lo dejamos. Si queréis podéis activar los subtítulos. Apenas un resto para alentar al recuerdo.