…lo que pensamos, pero sobre todo, de lo que hacemos, es una responsabilidad, es un compromiso con nosotros mismos.
Por ello, sentimos la necesidad de hacerlo, de dar cuenta de lo que hacemos.
Esta responsabilidad, esta necesidad está con nosotros, cuando iniciamos, cuando desarrollamos y cuando continuamos nuestras prácticas, y en ellas está nuestra ideología.
Ayer tuvo lugar un encuentro muy importante para nosotros, los que allí nos encontramos. Tal vez comparando esta séptima edición de les manufactures, con otras anteriores, pudo parecer más pequeña, menos espectacular, menos llamativa, pero fue la más importante, por una razón, es la última, la más reciente, la que aún no ha terminado, porque en estos momentos todavía está viva y se está haciendo, ahora, en estos precisos momentos la estamos llevando a la práctica. Ahora más que nunca siento que sigue, que continúa, que está aquí todavía, y me siento conectado a todos los presentes que anoche estuvieron presentes físicamente, pero también con los que no pudieron estar, pero estaban.
Dar cuenta de qué ocurrió anoche, de lo que está ocurriendo ahora, de lo que está ocurriendo en cada momento, es una responsabilidad con la que debemos cumplir.
Ayer, estuvo entre nosotros la crítica, la ironía, el humor, la poesía, la lluvia, las palabras, las imágenes, el amor, la emoción, la reflexión, la generosidad, la amistad, y hasta vino la policía, pero nuestra intervención en el espacio semipúblico ya había terminado y nos disponíamos a dar el siguiente paso en nuestro recorrido. Lástima! Me hubiese gustado invitarles personalmente a participar en nuestra celebración. Porque la acción de expresarse libremente -en estos días-, es una acción que a la vez debe ser una celebración en sí misma.
Dar cuenta de ello, es una responsabilidad que celebramos desde les manufactures, en cada momento.
Puede parecer que nuestra propuesta está asentada, por parecer algo establecido después de 7 ediciones, que por eso sea más fuerte. Nada más lejos de la realidad. Ayer a las 12 de la mañana, con uno de los espacios previstos inundándose de agua, nos hizo tambalearnos, perder el espacio y por momentos parecía que todo iba a desaparecer. Así de frágil es nuestra propuesta, y ahí es donde radica su fortaleza. Es una propuesta sin recursos materiales, esos que hacen «fuerte» cualquier proyecto. Pero una vez más se volvieron relevantes otros valores y recursos que emergen en cada edición, en cada paso que damos. La voluntad, la esperanza y el azar estuvieron cerca y a nuestro favor.
Cada encuentro se está convirtiendo en una especie de ritual. Y son momentos emocionantes, cuando están ocurriendo y ahora que ocurren de nuevo al revisarlos mentalmente. Tiene lugar una conexión y una cercanía, con cuerpos y caras nuevas, incluso con amigos y conocidos, nos sentimos todos más cerca en estas ocasiones. Y no es extraño, porque nos sentimos haciendo algo, algo importante aunque “pequeño”, algo único e irrepetible, y eso nos hace sentir vivos, y sentirse vivo es emocionante, cuando te das cuenta.
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