Durante los últimos cinco días el Teatro Español ha estado “okupado” por “compañías jóvenes que luchan contra el proceso de envejecimiento del lenguaje convencional”. En un alarde de originalidad han llamado a esta semana corta “semana radikal”, y al ciclo ZIP, porque es un ciclo “comprimido”. No querría extenderme demasiado, pero como la forma en que se presenta el ciclo a la prensa y al público es importante, porque de la comunicación depende la normalización de unas prácticas relegadas constantemente a los márgenes, además de que las piezas encuentren su público, no puedo dejar pasar la ocasión para decir:
1, esta “okupación” supone un nuevo desalojo de la programación principal del Teatro Español. Podemos pensar, por tanto, en palabras del Teatro Español, que su programación principal está “okupada” por compañías que hacen montajes en un lenguaje convencional envejecido.
2, pudiera parecer que las compañías que forman parte del ciclo no están en la programación por méritos propios y que, en el anonimato de la noche, han tenido que reventar las cerraduras y atrincherarse en el Español a la fuerza. Esta «okupación» no comparte ninguno de los valores del movimiento «okupa». No se abre un espacio, más allá de la «semana radikal» los espacios vuelven a estar cerrados a cal y canto. Es como comprarse una camiseta en ZARA con la «A» de anarquía.
3, los archivos comprimidos pueden perder calidad, me pregunto si el formato de presentar ocho trabajos en cinco días repartidos por varios espacios es el más adecuado y respetuoso con las piezas de estas compañías. Me pregunto: ¿qué es lo que piensa el posible público cuando, sin conocer apenas a las compañías, lee semejante información?¿Qué es una «semana radikal»? ¿Suena a Semana Trágica?
4, no tengo, en principio, nada en contra de que la programación de un teatro esté estructurada en ciclos. Tal vez así se facilita la comunicación y se puede llegar de manera más directa al público potencial de cada obra. Pero estoy en contra, como ya os he dicho en más de una ocasión, de que haya ciclos mayores y ciclos menores; y de que los ciclos menores, no solo por cuestión de presupuesto, sean siempre los destinados a los “que luchan contra el proceso de envejecimiento del lenguaje convencional”. Tampoco me convencen los ciclos organizados únicamente por cuestiones formales.
5, ¿se imaginan en 2017 un ciclo, de una semana de duración, dedicado al teatro realizado por mujeres?, ¿se imaginan que las mujeres no pudieran acceder a los demás meses de la temporada porque ya tienen su ciclo de una semana? ¿O los iluminadores indios? ¿O los pelirrojos?
6, tengo mis dudas de que una directora artística que confiesa que el único montaje destinado al público infantil lo programó su sobrina de siete años, tenga un plan claro, unas líneas maestras, para programar teatro infantil o juvenil. Por desgracia, este mal no lo sufre solo el teatro infantil en el Español.
7, desde hace meses podemos consultar en el blog de Matadero el proyecto de Mateo Feijóo y hacernos una idea de sus posibles aciertos y sus probables errores. A pesar de habérselo pedido al Teatro Español en varias ocasiones, el proyecto de Portaceli sigue siendo invisible.
8, quizá sea el momento de reclamar mejores departamentos de prensa y comunicación en los teatros. Quizá sea uno de los departamentos más importantes en un teatro. También el pedagógico. Prensa debe acercar las obras al público y no, como aquí sucede, alejarlos.
9, no, no y no. La culpa no es que los artistas hagan “cosas raras que nadie entiende”, sino de los discursos que se generan desde el desconocimiento a partir de esas obras.
10, un público informado puede elegir con libertad. Y luego le gustará lo que le gustará. No digo que un público informado sea un público que disfrute con estas prácticas. Solo digo, uno, que les deis la posibilidad de informarse/formarse; dos, que le deis una oportunidad a los nuevos públicos.
11, mejor no hablar de los fallos tipográficos en los programas de mano…, una vez más son síntoma del cuidado con el que se realizan determinados trabajos.
12, lo público es público, es decir, accesible, en condiciones similares, para todos.
Final, estos doce puntos son sólo doce. Igual que los doce tweets y retweets, en total, que ha dedicado el Teatro Español en su cuenta de Twitter a estos ocho trabajos, de siete compañías diferentes, durante más de una semana.
Es un milagro, con todo esto encima de la mesa, que se hayan vendido entradas para ver estas piezas. Imagínense qué ocurriría en otras condiciones. Desde luego, esto sí que es lo verdaderamente «radikal». Para «flipar pepinillos», que diría Portaceli.
En realidad yo quería hablar de Extraños mares arden, pero me he liado, lo siento. Lo dejo para la próxima entrada.
Pues sí. Doce puntos cargados de razones.
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