Banalidad sobre lo banal

Banalidad sobre lo banal

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4 Respuestas a Banalidad sobre lo banal

  1. quim pujol dijo:

    En la mesa de críticos vs. artistas de la AAE se prohibió hablar de críticas específicas de espectáculos concretos. Lo lamenté y permanecí callado la mayor parte del tiempo. Lo más lejos que llegamos en la discusión fue cuando Txiki acusó a los críticos de leer propuestas con líneas de investigación interesantes como si fueran obras seriadas e industrializadas. Es algo que todos sabemos que ocurre a menudo. Respetaré las reglas de este espacio y no hablaré del espectáculo en si sino de la crítica, a pesar de mi desacuerdo absoluto con lo que ésta expresa al respecto.
    Simplemente señalaré el argumento que se emplea al principio de la tercera columna, cuando Quim Noguero sitúa «Cómeme el coco negro» de La Cubana por encima de «No paraderan» como si las dos piezas tratasen de lo mismo, pero la de La Cubana fuese mejor porque divierte. Independientemente de los paralelismos que pueda haber o no entre estas dos piezas, ¿no se trata aquí de una visión de las artes escénicas como objeto de entretenimiento? ¿Acaso no tiene derecho el arte escénico a ser aburrido si con ello consigue otros objetivos que están relacionados con el discurso? Muchas obras de los museos resultan aburridas y no nos quejamos porque resultan inteligentes. ¿Por qué cuesta tanto que ocurra lo mismo dentro de los teatros?

  2. Rubén Ramos dijo:

    El crítico habla del «problema de esta obra». El problema puede que sea que el crítico no comparte el sentido del humor de Berrettini. Lo siento por el crítico pero si él no lo comparte no es nuestro problema, es el suyo.

  3. Oscar Dasí dijo:

    Me va a resultar difícil mantener la premisa de no hablar del espectáculo, porqué personalmente considero que es uno de los mejores trabajos que se han visto en Barcelona en los últimos años… y me consta que no soy el único.

    Pero si nos atenemos únicamente al texto de Quim Noguero, tampoco falta material. Para empezar: esta mal escrito. Muy mal escrito. Toda la primera parte, donde habla de la película de Lynch, me parece un auténtico galimatías en cuanto a redacción y composición, especialmente el segundo párrafo.

    Por otro lado, el recurso de establecer paralelismos con otros trabajos puede ser lícito, siempre que sirva para clarificar o apoyar un argumento, pero en este caso se diría que sólo es un recurso para escribir acerca de una propuesta que no le ha gustado pero sobre la que no puede argumentar su percepción negativa con fundamentos. Si no fuese por que me resulta ridículo, podría resultar interesante analizar (o mejor, psicoanalizar) que necesite recurrir a referentes tan dispares como Mulholand drive y Cómeme el coco de la Cubana para poder “criticar” este trabajo de Berretini. Especialmente cuando al hablar directamente de No Paraderan queda de manifiesto que no fue capaz de trascender el primer nivel de lectura, un triste desperdicio tratándose de en una obra que tiene uno de sus principales valores en las interminables capas, referencias (muchas exquisitamente cultas) y juegos de lecturas superpuestas con las que está construida. Una obra que, además, tiene la sabiduría de poder resultar entretenida (por mucho que Quim y otras personas se aburriesen) hasta para un niño; en una de las dos presentaciones en el Mercat junto a mi estaba sentada una niña de no más de 10 años que no dejó de reír, y sus risas nunca fueron inoportunas.

    Banal?! No Paraderan, además de inteligencia y saber hacer escénico, es un trabajo cargado de una ironía amarga basada en la propia historia de la danza, la experiencia y una reflexión comprometida sobre el papel del arte y el artista en la sociedad actual… no se me ocurren muchas temáticas más serias y pertinentes para ser expuestas desde los escenarios en estos momentos. Que la supuesta banalidad sea el único argumento propio utilizado para descalificar una obra que utiliza “precisamente” los códigos de la cultura de la banalidad en la que estamos inmersos para establecer un discurso crítico, me parece demasiado fácil, por evidente, literal y, en último extremo perverso.

    Perverso porque se ha convertido en una práctica habitual por parte de los críticos; utilizar las mismas bases sobre las que están construidas algunas propuestas para descalificarlas, sin ofrecer ni desarrollar argumentos propios en los que sustentar su punto de vista. Curioso que generalmente estas mismas propuestas sean tachadas de aburridas (poco entretenidas?) y crípticas. Sorprende esa necesidad apremiante de decodificación inmediata para facilitar una “traducción” textual, literaria, tan reduccionista como paralizante que. A mi entender responde más a la incapacidad de relacionarse con el objeto artístico en cuestión que a un criterio o posicionamiento realmente fundamentados.

    Podría seguir, explicando los motivos relacionados con el contexto político que llevaron a La Porta a escoger precisamente esta obra para ser presentada en el Mercat de les Flors… en una programación especial para el Día Internacional de la Danza… por encargo de la APDC… (os aseguro que la situación llegó a ser terriblemente compleja y que la decisión fue muy meditada), pero me extendería demasiado y seguramente este tipo de reflexión no corresponde a este espacio de crítica.

    Prefiero explicaros que pocos días después de la aparición en la prensa de la crítica que nos ocupa, llamé a Quim Noguero para invitarlo a un café, exponerle abiertamente mi opinión sobre lo que había escrito y plantearle una serie de cuestiones que sí me parece adecuado rescatar aquí:

    – ¿a quién y para qué sirven este tipo de críticas?: a los creadores?… en la mayoría de los casos no les sirven ni para incluirlas en sus dossier de prensa / al público no profesional?… si las llega a leer (cosa que dudo) no creo que estimulen a asistir como espectadores a las programaciones que se dan en la ciudad, tampoco tienen la calidad suficiente como para ayudar a la formación de criterio y como mera información son inútiles ya que suelen publicarse después de haberse presentado las obras en los escenarios / a los propios críticos o periodistas?… sabemos que es un trabajo mal remunerado, realizado con una presión de tiempo que impide un mínimo de reflexión-elaboración y que en muchas ocasiones les cortan lo textos sin miramientos para adaptarlos al espacio disponible en las páginas de cultura. La pregunta sería más bien, ¿porqué aceptan trabajar en esas condiciones?, y un poco más allá ¿qué podemos esperar de un trabajo que se realiza en esas condiciones?, ¿qué credibilidad les queremos conceder nosotros mimos como voces acreditadas?

    – ¿cómo se les permite escribir en un medio de comunicación público de un tema del que no son especialistas? Como bien apunta Rubén en su comentario a otra crítica de Quim sobre el trabajo de Carmelo, no es sólo cuestión de falta de información, también de falta de formación. A nadie se le ocurriría aceptar en un medio de comunicación una crítica musical sobre un concierto de música electrónica (… o “músicas avanzadas” como dicen los del Sonar) escrita por un “entendido” en música clásica, o un especialista de jazz opinando una ópera del Gran Teatro del Liceo; a todo el mundo le parecería a todas luces inaceptable. En artes escénicas contemporáneas se acepta sin rechistar. El contexto, las condiciones de producción, el público al que van dirigidas, la historia, el pensamiento y las bases de conocimiento que constituyen ambas manifestaciones son específicos y, en gran medida dispares. A mi entender una parte importante de responsabilidad en este despropósito la tienen los responsables de redacción de la sección de cultura de los periódicos; no se toman en serio esta parte de su trabajo y cumplen el expediente de manera poco profesional e irresponsable.

    No dudo de la buena intención de gente como Quim Noguero cuando escriben de danza, pero el mundo no se construye únicamente con buenas intenciones. Todo tiene consecuencias. Noguero se ha acabado convirtiendo en una de las voces de la crítica de danza más “aceptadas” y “reconocidas” en nuestra ciudad, pese a que no puede profundizar más allá de la mera superficie en una propuesta como No Paraderan. A mi me parece grave, os recuerdo que, además de escribir en la prensa, es redactor habitual en algunos documentos publicados desde la misma profesión (el suplemento del Día D, la revista del Mercat…), es invitado a participar regularmente, incluso a organizar, encuentros especializados en diferentes plataformas nacionales, y ha ejercido (desconozco si a día de hoy lo sigue haciendo) como profesor de crítica teatral en la facultad de periodismo; crea cátedra e instruye a futuros profesionales de la crítica. Como mínimo, peligroso.

    Seguiría, pero me parece que para ser mi primera incursión en Teatron, ya está bien.
    Siento la falta de síntesis. Es una cualidad que pide más tiempo del que dispongo ahora mismo y me parecía que en esta ocasión no podía dejar de apoyar con mi comentario este espacio sobre la crítica.

    Para acabar os aconsejo a todos visitar la pàgina web de Sarma http://www.sarma.be. En una presentación que hicieron en Amberes hace unos años, comentaban la imperiosa necesidad de generar un espacio para la crítica que fuese absolutamente independiente de los medios generalistas y sus “limitaciones”; que permita colgar textos aunque los trabajos ya hubiesen sido presentados, de la extensión que el autor considerase necesario, que quedan permanentemente accesibles dentro de un marco especializado. Además, desarrollan programas concretos de apoyos a la publicación de trabajos de jóvenes estudiosos en este campo y monográficos de voces que consideran especialmente coherentes e influyentes. Sarma surge como una iniciativa apoyada desde la Universidad de Luvaina, donde imparten clases algunos profesores realmente interesantes, con una capacidad de articular discursos tan potentes como juguetones, sin incurrir en espacios comunes ni pretensión de sentar cátedra, al contrario, irónicamente conscientes de su papel, formados, informados y perfectamente reactivos a los pulsos de la creación. Una envidia. Entre otras cosas, no se cobra dinero por publicar en Sarma, son estudiosos que publican el resultado de sus reflexiones en relación a una determinada propuesta o temática relativas a las artes escénicas contemporáneas. La cuestión económica puede ser más que relevante en todo este asunto de las crítica y su supuesta independencia.

  4. Acerina dijo:

    no me habia enterado a estas alturas que las artes escenicas han de estar asociadas al entretenimiento. Perdon, pense que para eso esta gran hermano, la telebasura, shakira y los productos destinados a que no pensemos. Eso es entretenerse básicamente. No pensar. Es eso lo que este pais quiere?? mmmm prometedor.

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