Imagen de «Dirty Sexecology» de Annie Sprinkle y Beth Stephens, otro ejemplo de cómo replantear la relación entre lo orgánico y lo no-orgánico.
En “Orientation” Norberto Llopis mostró una primera fase de la investigación que desembocó en “Stuff” en la primera edición de la Secció Irregular. Sin embargo, en trabajos anteriores del artista valenciano afincado en Ámsterdam los objetos ya tenían un papel capital. Por ejemplo el vídeo “Monsters” giraba alrededor de pequeños objetos encontrados en la calle, residuos difíciles de identificar, que “parecen que son algo pero no lo son, no son nada, simplemente existen” y están “a medio camino entre un cuerpo sin poros y un poro sin cuerpo”. “Stuff” recoge este mismo interés por cuestionar cuáles son los límites entre objeto y sujeto pero muestra también trazos del lenguaje coreográfico que Norberto ha desarrollado a lo largo de su carrera en piezas como “Tendency”, “Squint” o “Materia, potencia, fantasmas”.
Si volvemos a la borrosa frontera que separa a los objetos de los sujetos, “Stuff” se diferencia de otras piezas que abordan el tema ya que esta vez el foco no se halla sólo en el tránsito que se da entre los objetos y nuestros cuerpos (y que según Latour hace que estos sean “casi-objetos” o “casi-sujetos”), sino que esta vez está en juego la posibilidad misma de que el cuerpo devenga objeto.
Apoyándose en Deleuze y entendiendo los cuerpos humanos como procesos que tienen el potencial de convertirse en algo distinto de lo que son, Norberto desafía la definición misma del cuerpo y abre la puerta a que este se deje contaminar por un objeto hasta absorber las características del mismo.
Formalmente, “Sesión de relajación” de Black Tulip no tiene nada en común con “Stuff”, pero sin embargo comparte con esta pieza el interés por un cuerpo poroso que se deja atravesar por aquello que le rodea. En este sentido podríamos recordar a Mary Douglas cuando explica que el cuerpo siempre es doble: por un lado es algo que se encuentra en nuestra naturaleza, pero sobre todo es algo que construimos de forma social. Así pues la biología pertenece a la cultura, ya que nuestra manera de entender la naturaleza (no podría ser de otro modo) es histórica y cultural.
Por este motivo, lo que atravesará nuestros cuerpos durante esta locución no será un objeto, sino lo que nos conforma en toda su extensión, desde los bosques hasta la industria pesada. A pesar de que se trata de una idea contraintuitiva, sería un error confundirla con una extravagancia. Debido a que nuestros cuerpos son porosos y permeables de hecho están atravesados por los bosques, la industria pesada y todo lo que hay a nuestro alrededor. En consecuencia los cuerpos no serían unidades sino “agenciamientos”, nexos donde confluyen fuerzas, tensiones, ideas, materias, recuerdos y prácticas.
Uno de los méritos de esta “Sesión de relajación” es la utilización del carácter performativo del lenguaje para producir realidad. Esta locución tiene un efecto sensorial en nuestros cuerpos y produce la experiencia de un fenómeno que quizás no percibimos habitualmente pero que se da de manera continua.