Entrevista a Sílvia Sant Funk sobre «Paradigma y crisis» (CAST)

Foto de Jordi Surribas

 

Junto con Bea Fernández y Mònica Muntaner, Sílvia Sant Funk forma parte del colectivo Las Santas. Juntas regentan La Poderosa en el barrio del Raval, uno de los espacios para la experimentación más interesantes de Barcelona, tanto por su modelo de gestión como por las actividades que se llevan a cabo.

El miércoles que viene Sílvia Sant presenta su nueva pieza «Paradigma y crisis» en la Secció Irregular del Mercat de les Flors.

 

¿Por qué “Paradigma y crisis”? ¿En qué medida está relacionada esta aproximación con la situación económica y política actual?


Por fin las investigaciones de la física moderna estando teniendo cierto eco en la sociedad civil y éstas nos están llevando a una realidad muy diferente de la que habíamos aceptado tácitamente. Por ejemplo, los mecanismos de percepción son mucho más complejos de lo que pensábamos: el observador y lo que se observa se afectan mutuamente. La física moderna acepta que no todos los fenómenos se pueden explicar de manera racional o con los parámetros a nuestro alcance. El azar y el misterio se están aceptando como parte de lo “real”. Todo esto es muy revolucionario en una sociedad basada en el análisis “lógico” de la realidad. Es a partir de estas inquietudes que propongo el trabajo de esta pieza. El título “Paradigma y crisis” hace referencia a la teoría del científico y filósofo Thomas Khun que habla de paradigma-crisis-revolución como la única dinámica posible para el cambio y la renovación del conocimiento científico. Mientras tanto, este principio también está reflejando la situación que vivimos a nivel social y político.

Sin embargo, este trabajo hace más referencia a los cambios a los que nos aboca la física moderna respecto a la manera en que percibimos lo que se nos presenta que a la situación económico-social actual (a pesar de que también tiene paralelismos con ésta de manera figurada).

En esta pieza intento romper la dinámica habitual de nuestra percepción que se rige por una necesidad de orden rítmico o espacial en aquello que vemos. Tenemos muy asumido en nuestra mente que lo que sucede ante nosotros está regido por principios de causa y efecto, que todo es analizable y por lo tanto comprensible. “Paradigma” intenta huir de todo esto y proponer una experiencia escénica que no podemos entender tal y cómo querríamos.

Bea, Aimar y Jorge se mueven de maneras muy diferenciadas, conviven en el espacio y en el tiempo pero no construyen voluntariamente ninguna relación entre ellos. También intento trabajar la idea de descentralización y desjerarquización (muy ligadas al orden), sacando del centro al intérprete para visibilizar más la acción que a la persona que la realiza, haciendo que el movimiento sobresalga por encima del intérprete y neutralizando la importancia del pensamiento analítico en la percepción. Los acontecimientos en sí – los cuerpos en movimiento, el sonido, la luz …- y los pensamientos, imágenes y sensaciones que generan se relacionan horizontalmente y no según una jerarquía donde el pensamiento estaría por encima de la imaginación y la sensación.

Al fin y al cabo también hay una reflexión socio-política que tiene que ver con el producto, el resultado, la utilidad. Podríamos decir que ésta es una pieza inútil porque no construye ningún significado, no se dirige hacia ningún resultado y no la podemos poseer porque no la podemos entender tal y como nos gustaría. Por lo tanto no es un producto, no es consumible; sólo es explorable.

Quizás aquí está la pequeña revolución que habría que añadir al binomio de paradigma y crisis.

 

¿En qué medida subsiste esta idea inicial en la propuesta que se verá en el Mercat?


Lo que se verá en el Mercat es la evolución de lo que se presentó en el Teatre Antic después de una primera etapa de trabajo. A pesar de que los contenidos se han transformado los principios básicos del trabajo son los mismos.

 

¿Has trabajado con 3 intérpretes que son a la vez creadores con mucha experiencia y una fuerte personalidad, ¿cuál ha sido su influencia en el proceso de creación?

 

Era una condición indispensable que los intérpretes de esta pieza fueran maduros y con una presencia escénica que se sostuviera por sí sola.

Los intérpretes se han enfrentado a un proceso de trabajo parcialmente desconcertante. Ellos son los primeros que han tenido que hacer un esfuerzo importante para alterar su concepción sobre lo que es hacer una pieza escénica, ya que su trabajo sobre escena es frágil y abierto.

 

Parece que habéis trabajado una práctica muy particular y que después habéis aplicado este conocimiento en la construcción de la pieza. ¿Podrías hablar de esta práctica y cómo se relaciona con la obra que presentáis?


Hemos intentado convertir todos estos conceptos de los que te hablo en acciones concretas. Uno de los aspectos que hemos trabajado más es el tiempo. Extrañando las dinámicas de la acción y el movimiento hemos abordado la práctica de una “permanencia” de una hora moviéndonos sin un objetivo. Es difícil permanecer una hora accionando pero sin que exista ningún tipo de lógica ni de construcción detrás. Intentamos que la acción no sea causa ni efecto de nada, es decir, todo es una especie de presente continuo. Al mirarlo, esto provoca la sensación de que estás viendo algo que aparece y desaparece todo el rato. Estamos trabajando también con la idea de hacer poco, de dosificar mucho lo que cada uno de ellos hace en escena en favor de una partitura colectiva, intentando hacer que todas estas acciones inconexas sean más permeables a la mirada del espectador. El azar y la imaginación del que mira son lo único que permite construir significado.

 

¿Qué es lo más importante que has aprendido con este proceso?


Que es difícil convivir con preguntas para las que no hay respuesta.

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