Cuatro hipótesis para no pensar las artes escénicas… El taller de Óscar Cornago.

Cuatro hipótesis para no pensar las artes escénicas (o cuatro preguntas que no sé cómo contestar): un recorrido por las inmediaciones

     Ilustración de Elif Zilan.

Este taller tiene un punto de partida escénico, trata de hablar de la escena del pensamiento, de qué significa pensar en relación a las artes escénicas, pensar el cuerpo, el espacio y a los otros, el público, es decir, pensar en público y lo público en relación a las obras que se van a ir mostrando en Inmediaciones. A partir de estas obras, y de otros trabajos a los que podamos ir haciendo referencia, otros trabajos de los mismos creadores o de otros artistas que atraviesan lugares parecidos pero desde otros sitios, proponemos un viaje por temas tradicionalmente vinculados a la cabeza, tradicionamente desincorporados, por temas que aparentan no tener cuerpo, ni estatura, ni mirada, ni lugar, temas reducidos a grandes abstracciones, conceptos, cifras y estadísticas, como el conocimiento, la subjetividad y el individuo, la historia y la memoria colectiva que tenemos incorporada de esa historia.

Desde que hace casi diez años resonaran en el Teatre Lliure de Barcelona, en una obra de Marta Galán, Transilvania 179. In memoriam, aquello de

Yo no tengo nada que recordar. 

Me jodo.

Nadie atentó contra mis libertades

no me han dado hostias ni la policía ni mi padre

no me han metido en la cárcel por pensar

no pasó ninguna revolución por mi lado

no he visto morir a nadie por cantar

nunca pasé hambre

nunca vinieron a buscarme.

Me jodo.

Mi memoria no sirve para nada.

No le interesa a nadie.

Agua de borrajas.

Yo no tengo nada público que recordar.

hasta la revisión que el Conde de Torrefiel hace en Observen cómo el cansancio derrota al pensamiento, que pasó por este mismo espacio, de la herencia de nuestros cuarenta años de dictadura militar mientras un grupo de amigos juega al baloncesto, han cambiado algunas cosas, algunas de las llamadas “inmateriales”, como los modos de mirar, de estar en escena, de vincularse con el pasado, de ponerse en público y de pensarse como parte de una historia, y otras mucho más materiales, como la quiebra económica del sistema público del Estado español, cuestiones unas y otras que determinan algo tan material e inmaterial al mismo tiempo como las artes escénicas.

O como decía Juan Domínguez, también hace díez años, en Todos los buenos espías tienen mi edad, EL PÚBLICO ES EL FUTURO DE ESTA IDEA, una idea que se terminaría haciendo presente como la propia escena (de la historia) cada vez que ocurre, cada vez que se hace notar para cuestionar los límites consensuados y seguridades adquiridas. Y a partir de ahí, del momento de esta fractura que supone todo acontecer histórico en el que algo se interrumpe, de ese pequeño seísmo que puede llegar a ser una obra escénica, nos volvemos a preguntar:

¿Qué significa tener “conocimiento escénico”?

¿Me siento capaz de hacerme cargo de alguna historia colectiva?

¿Cuando digo “yo” a qué me estoy refiriendo, y cuando digo “nosotros”?

¿De qué cosas puedo dar testimonio?

(testimonio: Prueba, justificación y comprobación de la certeza o verdad de algo.)

Estas cuatro cuestiones, convertidas en temas de reflexión, son las que nos van a guiar a lo largo de estos cuatro días en el diálogo con lo que vayamos viendo. ¿Qué es lo que estas obras nos dicen sobre estos temas, cómo se colocan ante estas preguntas? En realidad, estas preguntas, como estas obras, no buscan una respuesta, sino un lugar, un cuerpo o una posibilidad de cuerpo con el que estar en escena, en la escena de Inmediaciones, aquí y ahora, o lo que es lo mismo, en la escena de la historia, actuando o mirando, haciendo o pensando, un lugar proteico, de límites difusos, donde se consiga hacer sentir que lo público es el presupuesto de lo privado, y que el pasado, hecho presente a través de los cuerpos y las cosas con los que se hacen las obras y los días, es la materia sobre la que se construye el tiempo.

Óscar Cornago**, julio de 2012.

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**¿Pero quién es Óscar Cornago?

Sí, es el chico de la foto, y además es uno de los pocos investigadores, pensadores y teóricos del estado español especializado en artes escénicas.

Pero también es, según la bio que aparece en la web del Archivo Virtual de Artes Escénicas el que forma parte como investigador, “Científico Titular del Instituto de la Lengua Española del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid). Se doctoró en 1997 en Filosofía y Letras, con la especialidad de Filología Hispánica, en la Universidad Autónoma de Madrid. Trabajó como docente de Literatura Española en la Universidad de Estrasburgo y permaneció dos años en la Freie Universität de Berlín como becario de investigación posdoctoral.

Sus estudios se centran en la historia y la teoría de la literatura y el teatro contemporáneos. Entre el 2001 y el 2006 desarrolla el proyecto de investigación “La teatralidad como paradigma de la modernidad: análisis comparativo de los sistemas estéticos en el siglo XX”, financiado por el Programa Ramón y Cajal del Ministerio de Educación y Ciencia. Además de numerosos artículos ha publicado diversos libros: La vanguardia teatral en España (1965-1975): del ritual al juego (Visor, 1999), Puesta en escena y discurso teórico en los años sesenta. La encrucijada de los “realismos” (CSIC, 2001), Pensar la teatralidad. Miguel Romero Esteo y las estéticas de la modernidad (Fundamentos, 2003) y Políticas de la palabra (Fundamentos, 2005), donde se incluyen textos de creadores escénicos españoles de las últimas décadas, como Esteve Graset, Carlos Marquerie, Sara Molina y Angélica Liddell; también dirige la edición de las obras de Miguel Romero Esteo que están apareciendo en la Editorial Fundamentos.”

 Y no menos importante es un gran amigo de la editora de este blog.

“A veces me pregunto por qué sigo bailando. Prácticas de la intimidad”, de la editorial Con tinta me tienes, es su último libro publicado.

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* La programación de laboratorios y talleres se completa con un taller para niños y una práctica escénica dirigida por Juan Navarro.