Niña interior herida

Chove en Santiago y me han traído un horno y una placa de inducción que estaban de oferta en el Alcampo para parchear mi cocina de antes de la guerra. Los señores que me harán el apaño no están disponibles hasta dentro de un mes pero la ganga es la ganga. No sé si habéis visto un horno desencastrado alguna vez pero son una mole bárbara. He pedido a mi huésped de Phoenix, o Memphis, que me ayudara a colocarlo encima del pilón del cuarto de la lavadora porque mi consorte está en México hinchándose a mole. A pesar de que el señor es un strong man ha sido imposible, porque la puerta de ese espacio cruel choca con la estantería de almacenaje de mierda de mi casa y no da el ángulo, así que después de varios intentos el horno ha quedado obstruyendo la lavadora y el hombre ha comenzado a decir que si tiene la espalda mal y yo a competir que si me había pelado dos dedos y que casi muero aplastada pero que muchas gracias y muchos so sorrys porque eso no cabía de ninguna manera. No quise abusar de la confianza de mi gran huésped así que fuí al piso de enfrente a cobrarme el favor que les hice el otro día dejándoles un destornillador de estrella. Una chica muy maja me abrió y me ayudo a levantar el horno , sacarlo del cuarto infernal y colocarlo debajo de la mesa de la cocina. Se pierde un poco de espacio para las sillas, que tendré que colocar encima del pilón, pero mejor eso que no poder usar la lavadora.

Un día de mierda. Ayer se me cayó el móvil en el váter justo al vaciar el cubo de la fregona. Realmente no me di cuenta en el momento y hasta que empecé a preguntarme dónde lo había dejado, el móvil había estado buceando en agua con canela y limpiador de pino unos quince minutos.

¿Qué por qué canela? No es un truquito de ambientador natural del google, no. El día anterior había roto un frasco de canela molida ecológica y tuve que limpiarlo con la fregona. Semana chunga en la que todo se cae y todo se rompe y yo resisto aquí en mi hostalillo que se desmorona con la llegada del invierno y las huestes de coreanos que son como el caballo de Atila y no hay manera en la aplicación de poner vetos a las nacionalidades. Sí, a ver, no es que sea racista, simplemente no soporto a los coreanos. Se duchan por fuera, tienen la costumbre de inundar el baño cuando se bañan y la cocina cuando lavan los trastos y todo el tiempo pidiendo heating y washing machine. ¡Que no! que no os voy a dejar poner la lavadora para lavar dos bragas, una camiseta y  un par de calcetines, que lo lavéis a mano mientras os ducháis durante 30 minutos!

Perdón, acaba de activarse la alarma antihumo que tan amablemente me ha regalado bnb. He vuelto a quemar la compota de manzana porque estaba muy metida en el relato de los coreanos y no se me ocurrió mejor sitio para poner la alarma que al lado de la puerta de la cocina. Ha sido el karma, una chica coreana me ha tirado hoy el marco con la foto de la niña interior que uso en Lo que sigue al quitar sus dos maletas y dos mochilas de mi living. Y me enfadé, mucho la verdad, y después le pedí que me lo pagara a precio sin rebaja. Es que tengo que puntualizar que todo lo que hay en mi casa ha sido comprado en periodos de rebajas y saldos o en black fridays por internet, o directamente cosas que encuentro en la calle, al lado de la basura normalmente. Todo restaurado y muy limpio y sin chinches, que también los he sufrido… es que  he tenido que hacer cosas que no puedo poner aquí por si me incapacitan para lo de acoger  extranjeros en mi hogar.

A ver, todo son señales, y cuando algo se rompe es una razón inequívoca de que hay que hacer algo. Puede que la niña interior esté partida en dos desde hace una hora pero igual lleva así mucho tiempo y este es un símbolo cósmico para dejarla atrás y poner otra foto en el marco.  Pues eso, que le hice pagar a la coreana el precio del marco en temporada y ahora siento que el karma me está persiguiendo. Me duelen más los ovarios que hace una hora, acabo de quemar por milésima vez el cazo de la leche que tendré que dejar en lejía dos días y me ha saltado una gota de limon al ojo al aliñar mi te kukicha con jengibre para el gripazo que tengo. Estoy por devolverle 10 de los 15 pavos que le cobré por miedo a más represalias, que no tengo yo el colon para farolillos.

Y es que después de un estreno las artistas como yo nos enfrentamos a los estertores del olvido y de la insignificancia.  ¿Sucedió o no sucedió? Vale que trastabilleé un poco en la presentación pero qué es eso comparado con la magia de una vida teatralizada para público reducido. La mayoría eran mis amigos y estaban invitados, que no se quejen. Mis disculpas para con quienes pagaron la entrada, que no es barato el teatro. Siempre será mejor opción una caña en el Moha con su pedazo de tortilla patrimonio de la humanidad. Las actrices que trastabillean tienen mala prensa pero en mi caso es parte de mi proceso creativo, trabajo con el error y cómo sobreponerme a él.  Doy gracias que nadie ha escrito una crítica de mi paso por Compostela pues peligraría bastante mi candidatura a los María Casares.

Que sí, que hice muy mal al pedirle a la coreana que me pagara el marco, fuí, soy  y seré muy cutre. Ya le he escrito diciéndole so sorry, que estoy de regla, y le he devuelto 10 pavos. La pobre ha tenido que pagar el pato de muchas y muchos coreanos que han inundado durante años mis instalaciones y yo ya no estoy para tragarme nada que tengo digestiones muy pesadas y evacuaciones inconsistentes.

Estrea O que segue

 

Queridas/os seguidoras/os de este blog intermitente y con inestabilidad emocional,

tengo el placer de anunciar más tarde que pronto, el estreno mundial de Lo que sigue que, desde que esta pieza ha sido apoyada con una coproducción del Centro Dramático Galego, se ha convertido en O que segue.

La verdad es que me ha costado mucho, estoy en el chasis, tanto pensar en el futuro me ha consumido por dentro, me han bajado las defensas y una oportunista bacteria me ha dejado la flora para el arrastre  convirtiéndome en un frágil junco a merced de los vientos huracanados de la  vida.  Como decía Michael Caine en sus memorias, si no tienes buena salud no seas actor. Así que, aprovechad mientras podáis para verme en acción, este fin de semana a más tardar,  pues después tengo pensado hacer un retiro holístico de curación que seguramente me lleve un tiempo. Y no es por alardear pero me está quedando un piezonon.

Aquí os dejo una breve sinopsis y toda la info.  Aunque estoy sola en escena me he rodeado de un gran equipo de artistas y gurús que me han acompañado con amor y paciencia.

Estreno en el Salón Teatro de Compostela 

viernes 18 y  sábado 19 Octubre /20:30 hs 

domingo 20  Octubre /18.00 hs

Lo que sigue está después, es una huida hacia delante, un exceso de futuro. Lo que sigue es encontrar una forma de vivir inteligente, de aceptación de una misma y de los otros. Lo que sigue es un misterio, nada comparable al misterio de la transmutación instantánea. Lo que sigue es una pieza de una gallega para el mundo. Lo que sigue es un nuevo proyecto de reciclaje manual de todos mis desechos que se abalanzan sobre mi cuando abro el armario de mi habitación. Una producción en la que quede constancia de todas mis habilidades adquiridas gracias a los tutoriales del youtube. Lo que sigue es yo cantando un cante jondo y leyendo una de las entradas de mi blog lo que sigue de teatrón. Lo que sigue es un nuevo tema con los loops del garage band. Lo que sigue es un estado líquido, proceso, energía y su dirección hacia vosotras os.

 

Equipo artístico:

Dirección, Creación, interpretación: Cristina Balboa

Asistencia de dirección : Manuel Parra García

Dramaturxia: Cristina Balboa e Manuel Parra García Iluminación: Afonso Castro

Música e videocreación:Cristina Balboa

Deseño gráfico e espazo escénico: Mauro Trastoy

Produción e Foto: Manu Lago

Vestuario: Paula Quintas

Difusión e redes: Mónica Mejías  y Manu Lago

Vídeo: Angel Sousa

Tradución: Natalia Vázquez

Produce Funboa Escénica en Coprodución con el Centro Dramático Galego

Quisiera fuera una declaración de amor

Acabo de leer el comunicado del exalcalde de Compostela despidiéndose de sus exciudadanos y he sentido la necesidad de dar un par de explicaciones ya que he desatendido mi blog una temporada y en el futuro ya no escribiré por aquí.

En primer lugar he estado enferma, una cosa que empezó por el estómago, se manifestó en mis tripas y fue expulsado a golpes pirotécnicos de mi cuerpo mientras colonizaba también mi alma y mis ganas de hacer teatro.

Por un lado esto de la salud, que si no hay buena,  lo demás importa poco.

Lo segundo es que he recibido mi primer encargo literario de una editorial manual incipiente que me ha dado el empujón que necesitaba para dejar el teatro y dedicarme a los concursosliterariospuntocom.

Para satisfacer la demanda de mi editor,  como ritual, voy a hacer un homenaje a escoitar.org e iré destruyendo mis post del blog día a día hasta que se acaben. No tengo la tecnología del mentado archivo musical, que conseguía que se autodestruyeran los temas cuando alguien los escuchaba. Tampoco desaparecerán del todo, solo del blog, que seguirá vacío. Luego utilizaré este material para una edición limitada hecha a mano con encuadernación japonesa de unos diez ejemplares. Aun no tengo claro lo de si hacer un crowdfunding pues esta editorial no tiene dinero alguno, pero si un gran amor por las cosas hechas a mano, poco a poco, con todo el peso de lo cotidiano. Por supuesto habrá textos inéditos que no he querido quemar en el blog por ser demasiado fuertes, rozando incluso lo inapropiado. No puedo adelantaros más.

Quiero agradecer a todxs mis lectorxs los comentarios y felicitaciones acerca de mi pluma, así como la oportunidad que me han dado de formar parte de su tiempo de ocio en las redes. Espero que entendáis mi necesidad de capitalizar lo que escribo, pues todas estas perlas que os he soltado en Lo que sigue no me han reportado beneficio económico alguno y han agotado argumentos de mi vida que no puedo desaprovechar, por su claridad y pertinencia, en un blog donde la gente no paga por leerme. Así que ahora todo en papel, nada de redes, ninguna opinión saldrá de mis labios en código binario.

Os pido, en honor al tiempo que hemos compartido, que respetéis mi decisión. No seáis listos y os hagáis un copypaste de mi blog para poder leerme siempre que os sintáis un poco solas. No soy una ONG. Tengo avisos de google con todas mis frases, así que si me robáis aunque sea una sola cita sin poner que eso lo dijo la Balboa mi furia se manisfestará en vosotros a través del helicobacter Pyliori. Cuidadín.

No sufráis por mí, acabo de conseguir el estreno de Lo que sigue en el Teatro Rosalía de A Coruña. Fue esta semana el Galicia Escena Pro y estuve intentando desplegar mis encantos con dos programadores que llevan cosas más de mi palo.  Le dije al gestor que dejaba el teatro y justo entonces me dice: Te compro el estreno de próximo que tienes en mente. De lo que sigue? le digo yo. Y me dice ¿qué es lo que sigue?. Y yo, no lo sé, todavía estamos distribuyendo Masa madre + sal marina…comprámela!. No, mejor lo que sigue para el 2020.  Pero lo que sigue no existe y tengo un piezonón que no ha tenido la vida que merecía, mi mejor pieza, no sé si podré superarla. ¿Y si lo que sigue es un bluf? Lo bueno de lo que sigue es que no tiene que ser nada. Porque siempre está en futuro y cuando el ahora sea el estreno seguirá después del estreno si ser nada.

Te lo compro!

Antes de finalizar quiero promocionar mis dos próximas actuaciones. Una será un nuevo intento de Lo que sigue en las Picnics Sessions del Ca2M de Madrid el 4 de Julio. Una cita de modernez superlativa, el evento donde lucir mis bases del garaje band como fondo de mi manifiesto de madurez, con mis últimas vivencias en el mundo y las revelaciones que no he tenido.

¿Qué por qué soy una puta? ¡Yo necesito amor! ¡Amor! ¡Continuamente! Y quiero dar amor, porque tengo de sobra. ¡Nadie comprende que lo único que pretendo con mi puterío es desparramarme!

No lo digo yo esto, lo dijo Klaus Kinski en su autobiografía: Yo necesito amor. Pero, ¿a qué mola?

La siguiente será una pinchada bailonga en el festival de danza e Artes do Corpo Corpoaterra de Ourense el sábado 13 de julio. Una nueva incursión de Dj Balboa sin chorradas,  sólo música.

Antes de eso espero celebrar mi cumpleaños este miércoles después de comer en el parque do Espiño en Galeras. Llevaré mi altavoz de bluetooth, que lo peta bastante, y unas viandas para las personas que quieran compartir estos momentos tan delicados conmigo y donde quien me pregunte cuántos cumples saldrá disparado a rolos por la colina. Será una oportunidad también para conocer en persona a muchxs de mis amigxs del feisbuk, así que entiéndase esta invitación expandida a todas y todos vosotros que alguna vez habéis puesto me gusta en alguna de mis publicaciones. Si no lo habéis hecho hasta ahora podéis clicar en esta misma donde os comparto la última entrada de mi blog Lo que sigue de Teatron. Si hace bueno en Compostela claro, si no pues nada, que no cabéis todxs en mi casa.

 

Enema de café

Foto: Marta Miranda

¡Jopé! perdonad que he estado ausente dándolo todo en la escena compostelana. Hemos realizado un muy exitoso ciclo Pank en la ciudad de la lluvia en enero, que casualmente estaba despejada y reluciente. Hemos desarrollado la segunda fase de lo que sigue de la forma en la que me gusta a mi hacer las cosas, a contracorriente,  y he tenido que ver como después de tantos intentos por dar esquinazo al tiempo han empezado a asomar entre mis rizos dos canas. El diez años challenge del feisbuk me recuerda que hace diez años estrenábamos en Cangas Oiseau Rebelle en un intento por hacer nuestras cositas en el teatro. Recuerdo que desarrollamos unas campañas muy exitosas y la afluencia de público en nuestros bolos, a excepción de Ourense, Vigo y A Coruña, siempre fue aceptable e incluso gratificante. Hicimos un crowdfunding de esos, conseguimos unos bolitos por la Red, cuatro, y llegamos a la friolera de 21 funciones. Hasta pronunciaron nuestro nombre en la gala de los María Casares.  Diez años después de aquellas tímidas lluvias pues estos lodos.

No he cosechado nada y eso que aquí debería darse todo, que somos muy de dar. El ciclo Pank ha constado de unas cuantas performances transversales que hemos estado haciendo por Compostela. La performance de la pegada de carteles, yo imponiendo mi ritmo capitalista mejorando la técnica del cortado de celo y Manu ofreciendo también el servicio de retirada de los cárteles antiguos en los sitios que nos dejaban. Luego hicimos la performance del sofá chester rojo que nos prestó muy amablemente una tienda de Tatoos. Solo nos lo podían dejar fuera de horas de atención al público porque lo necesitaban para que esperaran los clientes antes de hacerse los tatoos. Utilicé todo mi repertorio de dar pena para que accedieran a dejárnoslo todo el fin de semana sin idas y venidas. Caminé encorvada haciendo uf uf uf y les ofrecí tres sillas del salón teatro para que pudieran abrir el sábado con las mismas plazas disponibles para toda esa gente que necesita un tatoo en su cuerpo. Pero no funcionó, así que a las siete y media, una hora antes de la función hacíamos la performance de llevar el sofá a modo de paso de semana santa por la Rúa Nova hasta el Salón Teatro. Esta performance constaba de otra que ocurría al terminar la función en la que volvíamos a llevar el sofá al la tienda Tatoo. El segundo día variamos un poco la performance, conseguimos la inestimable ayuda de cinco técnicos del teatro que fueron a buscarlo para que nosotros pudiéramos hacer nuestras meditaciones y estiramientos para la función.

Los bolos fueron un éxito, aunque no de público, tuvimos a personas maravillosas en el patio de butacas que creo que disfrutaron mucho pues el hecho de ser pocos los convierte en únicos y afortunados  espectadores de la magia del teatro del nicho. Y sí, íbamos a taquilla con técnico y todo.

Luego estuvimos en Sevilla, que dicen que la lluvía allí es una maravilla pero cuando llueve nadie sale de casa y menos para ir a ver a unos desconocidos gallegos. Un público estupendo y risueño. Lo quiero. Típico viaje bolar, vas, actúas, te recorres la ciudad buscando un desayuno después de las doce de la mañana, comes pescado frito y te vuelves a tu airbnb con estufa.

Lo chungo empezó cuando tuve que enfrentarme a la concepción de una pieza corta para el Ciclo Mulleres en Acción en Cambados para el 20 de febrero. No sabía que quería ni que podía decir yo sobre la Violencia. Vamos que volví al infierno de la preadolescencia, a mis años oscuros, del bullying y la tosquedad del hogar. El bolo fue muy bien, multitudinario, con varias clases de bachillerato y con una cobertura mediática que no he tenido en todos mis años de peregrinaje por las artes. Salí en las portadas de varios periódicos locales y en la de la Edición de Arousa de La voz de Galicia. Hasta me ecribió una Efemérides preciosa a Señora Carmen en un períodico de allí. Ella decía que había cambiado la vida de la nieta de una amiga suya, que a partir de ver mi pieza había decidido ser artista y no de cualquier tipo. No me gusta alardear pero fue el post más bonito que leí nunca sobre el trabajo de nadie y sobre el mío por supuestísimo. A la niña que quiere ser artista sólo puedo decirle: ¡no lo hagas, no entres en esa oscura noche!

Arte y vida, lusco e fusco, humo y más humo. Pero ahora tengo una depresión, me han salido gases por todas partes, dolores en la espalada, mal humor en general. No sé si estoy lo suficientemente mal como para invertir en un psicólogo. Me he gastado 80 pavos en una fisioterapeuta y no me ha quitado el dolor. Y si me pasa lo mismo con el psicólogo? Y he tenido que hacerme análisis porque con el hipotiroidismo subclínico nunca se sabe. Hasta análisis de heces me ha pedido. Y cómo no me salía nada me hice un enema de café y ahí me di cuenta de que estaba podrida por dentro y que normal que tenga gases. Y ya no quiero hacer más piezas, ni producir nada más que deposiciones estables. Si pudiera ni siquiera postearía esto, pero soy humana y escribir un blog me dota de un cierto estatus que no me puedo permitir perder.

 

Regalo de San Valentín

Eran las 4.30 de la mañana y mi gata maullaba de una forma inaudita, con agudos  entrecortados, unos miaus muy raros. Yo me desperté asustada pensando que le pasaba algo y encendí la luz. Y ahí estaba ella delante de la cama, orgullosa, sabiendo que había cumplido su misión en la vida, satisfecha. No tuve que esforzarme mucho a pesar de mis 7 dioptrías para saber instantáneamente que la muy guarra nos  había traído a Manu y a mí un regalo asqueroso, un ratón marrón con pinta de salir de una guerra nuclear.

A pesar de mi fobia a este asco de la naturaleza no pude reprimir mi alegría, y desperté a Manu diciendo: la Misha nos ha traído un ratón ¡qué lista y que riquiña es esta gata!. Y mira que le cuesta a este chico levantarse, pues en cero coma estaba de pie en la cama agarrado a la pared diciendo un ra, un ra, un ra  ahhggggg. Como no tenía las lentillas puestas convencí a Manu de que hiciera el trabajo sucio, recogió al bicho infeccioso con el recogedor y lo tiró al cubo del compost entre onomatopeyas y signos evidentes de disgusto.  Quise hacerle una foto para ilustrar el post pero mi xiaomi lite A2 tarda mucho en encender y cuando activé la cámara ya era tarde.

Todo empezó hace una semana cuando al levantarme a por agua en la noche me encontré a la Misha en el suelo frío de la cocina, muy quieta observando por debajo de la encimera. Al principio pensé que estaba enferma, como incubando un huevo. Tras inspeccionarla me dije: esta gata chochea, y me la llevé a la cama obligada. El suceso se repitió varios días por lo que empecé a sospechar que ahí abajo había algo, un insecto o una gomita de esas que le tiro para que mueva un poco el culo. Nunca me permití pensar que esto pudiera ir a más teniendo en cuenta que regento un hospedaje con unas condiciones mínimas de salubridad. Si llegan a enterarse de esto en la cumbre de los alquileres vacacionales me deniegan la licencia y me inhabilitan fijo. Puedo asegurar que se trata de un hecho aislado pues, tras desmontar la cocina y desinfectar todo con lejía, no hemos encontrado ningún nido escondido y en caso de que volviera a pasar podemos estar seguras que la Misha hará la tarea. Sospecho que el intruso se metíó por un respiradero que da al patio de luces donde hay un par de perros que obviamente no son gatos y cagan en periodicos en el patio.

La Misha no lo ha tenido fácil, al año de nacer la vacié y la pobre nunca ha probado los placeres de su sexualidad, tampoco ha tenido la oportunidad de desarrollar sus aptitudes depredadoras más allá de los insectos típicos de cualquier casa al lado del campo. A pesar de su anodina vida y sus miradas melancólicas a través de la ventana a los otros gatos que pacen por el campo, yo creo que es todo lo feliz que puede ser una gata. Amor no le falta y es todo lo que una madre puede desear. Cada cabezadita, cada salto, cada ronroneo, cada revolcón por el suelo,  cada reproche hacía su cómoda vida, cada ración de su comida gourmet la han llevado hasta este 14 de febrero para decirnos a la forma de los gatos lo mucho que nos quiere.

 

 

Pieza por encargo

Fotos del otoño en Compostela por Manuel Parra. Animación cortesía de google fotos.

Escribo hoy para promocionar un poco lo que viene en Lo que sigue. Estaré haciendo la segunda fase en residencia creativa en el Salón Teatro de Compostela del 7 al 17 de Enero, donde abriré el proceso al público el jueves 17. Aprovechando esta cesión de espacio ofreceremos Manu y yo el viernes 11 y el sábado 12 dos funciones de Masa madre + sal marina y el domingo 14 Manu presentará su pieza Eso que vi. Hemos bautizado estas dos semanas con el nombre Ciclo Proxecto Pank con descuentos populares para quien se anime a tragárselo todo ya que vamos a taquilla. También hemos sido seleccionados en el Cicus de Sevilla donde estaremos el 1 de febrero con Masa madre, y,  para mi sorpresa, me han convocado para realizar una pieza dentro del ciclo Mulleres en Acción.  Por todo ello estoy muy agradecida.

«E estaría ben que o público participase dalgunha forma…»

Me sugiere amablemente una gestora sobre una adaptación de Lo que sigue para calle que aún no tengo y que haré a mi elección en mi pueblo natal Cambados, terra de albariño, fariña e ameixas. Y como en las biografías de las artistas famosas yo también quiero actuar en el lugar que me vio nacer encima de una concha de vieira como la venus de Boticcelli. Yo nací en un bar a diez metros del mar, fecundada por Zeus y el Espíritu Santo. Llevo el sino de las bastardas de las Rías Baixas y, como buena bastarda puede parecer que no le tengo amor a mis raíces ya que mis recuerdos de Cambados se reducen a cuando pasábamos con el coche por el Pazo de Fefiñanes de camino al churrasco Umia, un par de fiestas do Albariño con mis colegas de la uni, tres o cuatro salidas de pubes cuando Portonovo estaba de capa caída y Cambados empezó a estar de moda, alguna visita a casa de mi colega Irene, a la que mando un abrazo, que esta misma semana ha sido madre. Una se alegra cada año viendo cómo sus congéneres van dejando su particular semilla de esperanza para el mundo, viendo las maravillas que hacen estos extraterrestres bajitos con unas ceras manley, como Cora, la hija de la Martis, una amiga de esas a las que todas consideramos mejor amiga y que mañana está de cumpleaños. La Navidad está en el aire, a eso atribuyo estos ataques de sensibilidad y nostalgia hacía una tierra que me vio nacer pero que no me vio crecer. Pero es que tampoco era de Cambados Cambados, viví hasta los 5 años en O Facho de Castrelo, una aldea marisqueira -por lo menos hasta que montaron dos depuradoras enormes y acabaron con los berberechos de la contorna- y donde mis actividades fundamentales eran saltar alacranes y bañarme en bragas en las rocas. Esto lo saben de sobra mis fans pues siempre hablo del desapego en mis trabajos, de lo que cuesta reconciliarse con el estado puro y salvaje de una misma. Y es una pena porque practicaba un gallego auténtico con su gheada, seseo y todo, un galego bonito de carallo que me extirparon los malvados niños de Sanxenxo al llamarme montuna. Montuna yo? que era más de mar que las bateas.

Pero vamos a lo que íbamos,  me quedé pensando en lo participativo, en lo conveniente que es que el público siempre escaso y preciado pueda sentirse incluido en mis trabajos. Y es que no hay nada más participativo que una obra de teatro al aire libre con una intérprete dejada de la mano de dios, por llevarlo siempre todo atado con pinzas. Me imagino que pediré al Concello de Cambados unas redes de pescar, unas cien, mil o así, y me las ataré a la cintura como si fuera una falda enorme, para, acto seguido, pedirle a mis vecinos que se metan debajo  a la voz de: venid y comed todos de él, porque este es el camino, la verdad y sobre todo la gloria. Les pediré que me cuenten qué ha pasado durante todos estos años en mi patria, qué necesito saber para dar fé de donde he nacido sin tener que hacer una investigación en google. Voy a intentar terminarme Fariña para empaparme bien de su historia, que la dejé a medias porque coincidía con Ven a Cenar Conmigo, Gourmet Edition.

Estoy cagada con esto de la participación, con controlarlo todo pero dejar espacio a que ocurra algo más, con que se me pueda ir la olla y saque mi rollo clown para sostenerme con el ánimo de la risa fácil. Eso sí, lo de las redes es mío, no me lo robéis, que nadie lo ha hecho nunca.

En próximas entregas  os hablaré de cómo nos fue a Manu y a mi por Montevideo con Masa madre y con un taller de escritura escénica para un grupo reducido de tres personas, de las cuales al final quedaron dos. También mandaré unos besos a mis querides bullshiters deseando que pronto volvamos a armar otro encuentro. Y del encuentro que supuso la experiencia en Nido, un paraíso donde les artistes podemos estar, pensar y hacer, si queremos, dándonos folgos para el resto del año que estamos tan soles. También dedicaré unas breves líneas a la presentación subidita de decibelios que hice sobre Lo que sigue para otro encuentro, el de las Residencias Paraíso.

Parecerá que no paro con tantas cosas por contar, pero para nada, en lo cotidiano me siento perdida en el ensimismamiento de mi esfuerzo baldío.

 

Teatro del nicho

He escrito tres entradas para lo que sigue y no he posteado ninguna ya que no las consideraba a la altura de las expectativas de mi público, teniendo en cuenta la repercusión que está teniendo este blog.  Es lo malo del éxito, que luego tienes que superarte siempre. Me salían cosas muy de lugares comunes, que pese a sus sentencias ingeniosas e irónicas se quedaban en una suerte de autoexpresión banal, una cantinela quejosa y pervertida del hastío vital. Y de verdad  no me puedo quejar porque soy la tía más vaga del planeta. Lo cierto es que soy seguidora de Ven a cenar conmigo y pesadilla en la cocina, veo infinidad de series y películas, tengo netflix y spotify,  tengo un e-book con unos 115 títulos y un cargador portátil para salir de casa tranquila. Voy a festivales con voluntad alternativa, a conciertos, a charlas coloquio, a los pinchos de las inauguraciones del CGAC. Soy de la firme convicción que para llenar la vasija del arte con contenido que dé paso al florecimiento del engendro de la obra necesitamos las artistas un período de ingesta cultural demasiado grande. Porque sobretodo soy una  prosumidora, concepto adoptado del libro La cultura como reserva india de Jorge Linheira, que significa que la consumidora cultural es también productora en una simbiosis perfecta de toma y daca. Sobre las proporciones entre consumo y producción no se especifica nada, en mi caso sería un 98 por ciento consumo y un 2 por ciento de producción, que no es por prosumir, aunque la  prosumidora que prosume buena prosumidora será. Paso más tiempo cocinando que creando e intento comer bien, amaso la masa de mis propias pizzas y compro maca y cacao crudo por internet. Me gusta más una ganga que comer con los dedos y me puedo pasar 30 horas buceando en amazon y ebay para conseguir una riñonera, la mejor, la más bonita, la más barata, la más ganga. Y aunque produzco muy poco a nivel artístico, lo que produzco es arte con letras mayúsculas, del que se valorará después, más específicamente arte del nicho o teatro del nicho, un término nuevo que he adoptado para definir mi trabajo después de un encuentro de distribución teatral aquí na miña terra galega. Y es que  no me di cuenta y fui a un encuentro de distribución de teatro, no de teatro del nicho. Ya me parecía a mí raro que los de Santa Lucía me llamaran tres veces en el último año para que me afiliara.  Eran las señales, no las veía. Pero no nos quedemos con la parte gráfica del asunto, que podría aludir aun teatro muy íntimo, muy de dentro de una misma o de una caja, teatro pompa de jabón o pompa fúnebre. Quedémonos con la vanguardia, lo raro, lo marciano que hay en ser la precursora de la nueva generación de teatro del nicho y que sé que dentro de 35 años lo va a petar. Es que tienes que buscar el nicho de tu teatro, Cristina – me dice un gestor… que puede que no sea aquí… y yo digo que claro, que seguro es en otro sitio, en el Pais de las Maravillas, en Ítaca o en un lugar muy lejano de cuyo nombre no puedo acordarme allí en la Mancha. Quién sabe dónde está el nicho de mercado de mi arte. Yo me voy a dedicar a lo artístico como me aconsejaron hoy, que al final las cosas salen.

 

Septiembre

Fotos Manuel Parra García, Gift cortesía de google fotos

Necesito un millón de euros para invertir en un negocio inmobiliario. Digamos que busco uno o varios socios capitalistas que me dejen a mi comandar el hospedaje. El sitio es una maravilla restaurada y lista para recibir a gentes de posibles al lado de la Catedral.  Tantos años en el hospedaje precario me han convencido de que, como en las pelis yanquis, yo estoy destinada a regentar un espacio exclusivo con jardín y estanque y sus colecciones de objetos caros y nostálgicos. Tengo un don de gentes que se adapta a cualquier ambiente por muy angosto que este sea y digamos que las rebajas me proporcionan modelitos ideales para recibir a huéspedes sin desentonar con ninguna clase social. Soy la regenta perfecta y esto tal vez sea mi carta de presentación. Una especialista en llevar a término proyectos que en su inicio parecían destinados al ostracismo. Así es como he conseguido producir desde el 2011 cuatro proyectos escénicos, a una media de uno cada dos años. Me llevará más o menos tiempo pero producidos están.

He dejado de escribir todo el verano porque este blog se rige por el curso escolar y yo a mitad de junio echo el cierre hasta la segunda quincena de septiembre. Hoy es día trece y me estoy adelantando un poco a las expectativas. Cada inicio de curso una se llena de ilusión y ganas de hacer cosas, de organizar el caos creativo en una suerte de genialidades. Hoy me he levantado inquieta, no sé si quiero componer un tema, escribir una entrada maravillosa sobre lo que sigue, o hacer un plato que no haya hecho nunca tutorada por google. Sólo sé que quiero ofrecer algo al mundo, un pequeño regalo a mi comunidad. Así que voy a hacerlo todo, un tema, una entrada y un plato con cilantro.

Me gustaría contar un montón de historias de todo lo ocurrido este verano pero en este blog no hay pasado ni futuro, sólo el momento actual. Así que no disertaré sobre el alquiler vacacional y la ampliación de negocio que realizo durante julio y agosto, un momento donde la acumulación de tareas me vuelven un ser antipático y agobiado, ni cómo intento superar el estrés con la música, asistiendo tanto a conciertos multitudinarios de pago como gratuitos. Tampoco os contaré como me han afectado los cambios hormonales pasando dos de mis menstruaciones más demoledoras y planteándome muy seriamente procrear para no tener que sufrir los estertores de mi útero, durante nueve meses al menos. Tampoco pienso hablar de los excesos vacacionales ni de la desidia que siento cada vez que me presento a una convocatoria, o del dolor en el alma cada vez que se me pasa un plazo. No hablaré de mi visita a las islas Cíes, ni de la admiración que siento hacía los buenos campistas, que piensan en todo y se acuestan cuando se acaba la luz, ni de cómo me perdí al ir al baño en medio de la noche y del pinar con mis siete dioptrías sin lentillas. No hablaré de la mala calidad de los colchones del decatlón, porque fue un regalo. Ni siquiera diré nada sobre la inmensa alegría que me han dado las visitas de mis amigos o del atentado para los oídos que supone la Mala Rodríguez. No contaré nada sobre mis ataques de ira ni sobre cuántas veces he contenido la expresión: que me coman el coño, sobre todo a organizadores de festivales de la contorna y el extranjero que no ha apreciado mi trabajo y a otras personas que han visitado mi espacio. No diré nada sobre las obras del piso de abajo que han durado el mes y medio de más afluencia del verano, ni sobre cómo intenté ahorcarme con una sábana a causa de la contaminación acústica. No hablaré sobre mi reciente adicción a la coca cola ni de la contaminación del río Tapia…ni tampoco diré nada de la  gustosa cena de aniversario en Casa Marcelo que nos obsequiamos Manu y yo, donde nos encontramos a Chicote y le dije: somos muy fans.

Es la hora de comer.

Regalo de cumpleaños

Esta semana fue mi cumpleaños y hay varias cosas sobre las que debería reflexionar a estas alturas de la vida, aunque me da pereza. Tengo unos años que no aparento gracias a que duermo bastante y tomo muchos líquidos, o eso cree mi camarero preferido de mi cafetería preferida.

El finde pasado fuí a Madrid para una función de Bordeando lo Imposible  en Teatro Pradillo con mis compis del Máster. Fue un vieje relampágo y a la vuelta, el sábado, en  la estación de Renfe de Santiago de Compostela al salir del baño,  mi ojo avizor detectó unos billetes de euros que estaban abandonados en un banco de la estación. No diré la cantidad pues seguramente alguien que lea esto ha perdido ese dinero y querrá reclamarlo, lo cual me parece bien porque es una cantidad importante, entre 50 y 1000 euros. La única prueba con la que cuento para identificar a la persona despistada como yo es que me diga la cantidad exacta que dejó por ahí tirada alegremente. Asumo que éste ha sido un regalo de cumpleaños anticipado de mi karma. La verdad es que me abalancé sobre el dinero por miedo a que alguien lo encontrara antes que yo, me lo metí rauda y veloz en el bolsillo y huí, huí lejos. Ya fuera de la estación me puse a contar el botín y quedé impresionada por mi suerte. La verdad, no me lo merezco pero gracias. Siempre he tenido la buena fortuna de encontrarme cada 3 o 5 años dinero tirado por la calle, aunque nunca una cantidad tan escandalosa. Coincidía que algo andaba mal en mi vida y sentía que estos ramalazos de suerte eran para compensar. Sin embargo mi comportamiento fue bastante desdeñable pues ni siquiera me quedé un rato en el lugar de los hechos para que la persona que los había perdido volviera con esa cara de enajenada que se nos pone a todos cuando perdemos dinero, nos roban la cartera o el móvil. Hubo un momento en mi travesía nocturna hacía la casa que me planteé dar la vuelta y esperar un rato en la estación por si veía a alguien llorando a moco tendido diciendo: es que hice el gesto de meterlo en el bolsillo, pero no lo metí y debió quedar tirado en el banco que estaba ahí a la salida del baño de la estación de Renfe de Santiago de Compostela. Deduzco que el olvido fue de un hombre por como estaba dispuesto el fardo de billetes.

Soy de la firme convicción de que lo que el destino te da el destino te lo quita, así que, en vez de gastármelo en mi propio disfrute, decidí usarlo para invitar a mis amiguis por mi cumpleaños y no quedarme nada para mí, quitando las 8 cañas que me tomé. En su momento me hice ilusiones claro, pensé en esa aspiradora ciclónica silenciosa de amazon que lleva tiempo en mi cesta de la compra, pensé: no sé que voy a hacer con tanto dinero. Siempre que entra dinero por algún motivo aumentan las necesidades de gastar. Los arreglos en un piso viejo de antes de la guerra parecen ser infinitos, siempre hay un espacio negro entre los azulejos que hay que limpiar y pintar con un miní pincel con pintura anti moho.

Hace una semana recibí una evaluación muy dura de un inglés que me puso un 1 en calidad y argumentaba que el desayuno tenían que hacérselo ellos mismos y aun por encima fregar sus propios cacharros. Yo le escribí llamándolo snob y recriminándole que un uno de valoración puede hacer pensar a mis próximos clientes que regento un basurero, cosa que no es cierta. También decía que había bichos, así en general, y no se si se refería a mi gata Misha, que es el bichito más adorable que he conocido, o a algún mosquito que osó entrar en su habitación de 6 metros cuadrados que da a un maravilloso valle con un abeto milenario, sus mosquitos y cosas típicas de vivir al lado del campo, con la maravillosa estampa de la catedral de Santiago de Compostela a través de la ventana. Un uno en calidad con las sábanas limpias y unas toallas recién compradas en el chino que todavía están melosas y son preciosas. Un uno en calidad y un tres en limpieza. Y se me dio por blanquear las juntas del baño con una espátula de quitar la pintura y un pincel de los ojos. Este lunes voy a pintar las habitación y todos sus muebles. Se va a cagar la perra de lo bonita y calidad 5 estrellas que va a quedar. Tengo el Pinterest que me echa humo y un montón de ideas para aplacar las aspiraciones de los ingleses ex comunitarios. Como decimos na miña terra: Deixaos que marchen!

Se me está haciendo largo este post porque llevo mucho tiempo sin escribir y se me van mezclando unas cosas con otras sin conclusión, por lo que voy a terminar pidiéndoos un favor: que penséis en la ducha como una necesidad y no un placer, y procuréis cada día bajar vuestro consumo de agua caliente y cerrar el grifo cuando os enjabonéis. He comprobado que tres minutos son más que suficientes para una ducha en la que no te lavas el pelo. Ante todo quiero hacer del mundo un lugar mejor y comer sardinas gratis en la noche de San Xoan!

Mis huéspedes han intentado matarme

Mis huéspedes han intentado matarme, aunque sé que no lo han hecho a posta porque no son unos asesinos sino unos temerarios que dejan la llave del gas abierta mientras yo hago yoga en el salón. En medio de mi relajación empecé a sentir que me transportaba a un campo de amapolas donde olía a gas y, aunque pude haberme dejado llevar por la sensación de desapego y llegar al Valhalla, me levanté y seguí el rastro de gas hasta el foco. Un hornillo soltando gas sin fuego.

Todo olía a gas y empecé a marearme mientras abría las ventanas para salvar a mi familia. Menos mal que mi gata estaba durmiendo la siesta en la habitación más alejada del foco. He ido  a pedir cuentas a los huéspedes que estaban preparándose para asistir a una boda, ahí tan tranquilos, como si no estuvieramos a punto de palmarla todos carbonizados -que yo después del yoga me suelo encender un cigarrito. Normalmente a esa hora estamos tomándonos el café en nuestra terraza preferida de Galeras, pero la noche anterior se nos hizo tarde viendo los cuatro capítulos seguidos de Matar al padre. Me levanté a deshora y por eso estaba en casa para atajar la inutilidad alemana. No me gusta hacer juicios nacionalistas -hay inútiles en todas partes -pero conocer a estos alemanes que se ponen a secarse el pelo en el baño con la puerta abierta a las 8 de la mañana un domingo me ha convencido de que son unos limitados. Y no lo digo solo por eso, de hecho son de ese tipo de gente que tira la comida, que se hacen una ensaladera llena de avena, manzana, kiwi y leche y que luego, como no les gusta, la dejan en la nevera sin tapar y con la cuchara en riste a ver si alguien aprovecha ese manjar.  Y no tengo nada contra los alemanes, igual contra los franceses sí, pero este es un ejemplo perfecto de cómo un pequeño incidente de posibles consecuencias catastróficas puede empañar años de experiencias gratificantes con tantos otros germanos.

La alemana me dice taconeando que ella no tiene gas en casa at all como haciendo ver que esa es una cosa muy antigua, a pesar de que sea una de las formas más saludables de cocinar después del fuego de leña, no es que yo no me pueda pagar una cocina de inducción.  Yo le digo por lo mismo more take care que nos matas a todos y ni siquiera podría ponerte una evaluación en airbnb diciendo cuidadín. Además, intenta no ser tan noisy que aquí hay personas durmiendo, ¡que es sunday por el amor de dios!

La verdad, hay gente que debería simplemente usar booking para ir a hoteles donde no tengan acceso a la manipulación energética de ningún tipo y no sean un atentado para nadie, ni para si mismos.

El peligro acecha por todas partes y nadie está a salvo de los pijos de Dresden.

Nota al pie:

He escrito esto en un grado de shock importante por lo que pudo haber pasado, pero hoy, al irse los alemanes, nos han dejado unos paquetitos con licor de chocolate, unos caramelos, un par de sobres de café instantáneo, un cupón de masaje con descuento  (precio normal 72 euros, con descuento 36 por una hora) y un paracetamol. Algo me dice que han renunciado al detallito de la boda en señal de arrepentimiento y compensación. Con lo cual retiro todo lo anteriomente dicho, sobretodo los apelativos, quizás duros, hacía un pueblo que después de todo sabe enmendar sus errores.