Eran las 4.30 de la mañana y mi gata maullaba de una forma inaudita, con agudos entrecortados, unos miaus muy raros. Yo me desperté asustada pensando que le pasaba algo y encendí la luz. Y ahí estaba ella delante de la cama, orgullosa, sabiendo que había cumplido su misión en la vida, satisfecha. No tuve que esforzarme mucho a pesar de mis 7 dioptrías para saber instantáneamente que la muy guarra nos había traído a Manu y a mí un regalo asqueroso, un ratón marrón con pinta de salir de una guerra nuclear.
A pesar de mi fobia a este asco de la naturaleza no pude reprimir mi alegría, y desperté a Manu diciendo: la Misha nos ha traído un ratón ¡qué lista y que riquiña es esta gata!. Y mira que le cuesta a este chico levantarse, pues en cero coma estaba de pie en la cama agarrado a la pared diciendo un ra, un ra, un ra ahhggggg. Como no tenía las lentillas puestas convencí a Manu de que hiciera el trabajo sucio, recogió al bicho infeccioso con el recogedor y lo tiró al cubo del compost entre onomatopeyas y signos evidentes de disgusto. Quise hacerle una foto para ilustrar el post pero mi xiaomi lite A2 tarda mucho en encender y cuando activé la cámara ya era tarde.
Todo empezó hace una semana cuando al levantarme a por agua en la noche me encontré a la Misha en el suelo frío de la cocina, muy quieta observando por debajo de la encimera. Al principio pensé que estaba enferma, como incubando un huevo. Tras inspeccionarla me dije: esta gata chochea, y me la llevé a la cama obligada. El suceso se repitió varios días por lo que empecé a sospechar que ahí abajo había algo, un insecto o una gomita de esas que le tiro para que mueva un poco el culo. Nunca me permití pensar que esto pudiera ir a más teniendo en cuenta que regento un hospedaje con unas condiciones mínimas de salubridad. Si llegan a enterarse de esto en la cumbre de los alquileres vacacionales me deniegan la licencia y me inhabilitan fijo. Puedo asegurar que se trata de un hecho aislado pues, tras desmontar la cocina y desinfectar todo con lejía, no hemos encontrado ningún nido escondido y en caso de que volviera a pasar podemos estar seguras que la Misha hará la tarea. Sospecho que el intruso se metíó por un respiradero que da al patio de luces donde hay un par de perros que obviamente no son gatos y cagan en periodicos en el patio.
La Misha no lo ha tenido fácil, al año de nacer la vacié y la pobre nunca ha probado los placeres de su sexualidad, tampoco ha tenido la oportunidad de desarrollar sus aptitudes depredadoras más allá de los insectos típicos de cualquier casa al lado del campo. A pesar de su anodina vida y sus miradas melancólicas a través de la ventana a los otros gatos que pacen por el campo, yo creo que es todo lo feliz que puede ser una gata. Amor no le falta y es todo lo que una madre puede desear. Cada cabezadita, cada salto, cada ronroneo, cada revolcón por el suelo, cada reproche hacía su cómoda vida, cada ración de su comida gourmet la han llevado hasta este 14 de febrero para decirnos a la forma de los gatos lo mucho que nos quiere.
Ooooh larga vida a la Misha! Por cierto, la excusa de las lentillas para recoger el trofeo es lo mas pendenciero que he oído en tiempo. XD