Esta semana fue mi cumpleaños y hay varias cosas sobre las que debería reflexionar a estas alturas de la vida, aunque me da pereza. Tengo unos años que no aparento gracias a que duermo bastante y tomo muchos líquidos, o eso cree mi camarero preferido de mi cafetería preferida.
El finde pasado fuí a Madrid para una función de Bordeando lo Imposible en Teatro Pradillo con mis compis del Máster. Fue un vieje relampágo y a la vuelta, el sábado, en la estación de Renfe de Santiago de Compostela al salir del baño, mi ojo avizor detectó unos billetes de euros que estaban abandonados en un banco de la estación. No diré la cantidad pues seguramente alguien que lea esto ha perdido ese dinero y querrá reclamarlo, lo cual me parece bien porque es una cantidad importante, entre 50 y 1000 euros. La única prueba con la que cuento para identificar a la persona despistada como yo es que me diga la cantidad exacta que dejó por ahí tirada alegremente. Asumo que éste ha sido un regalo de cumpleaños anticipado de mi karma. La verdad es que me abalancé sobre el dinero por miedo a que alguien lo encontrara antes que yo, me lo metí rauda y veloz en el bolsillo y huí, huí lejos. Ya fuera de la estación me puse a contar el botín y quedé impresionada por mi suerte. La verdad, no me lo merezco pero gracias. Siempre he tenido la buena fortuna de encontrarme cada 3 o 5 años dinero tirado por la calle, aunque nunca una cantidad tan escandalosa. Coincidía que algo andaba mal en mi vida y sentía que estos ramalazos de suerte eran para compensar. Sin embargo mi comportamiento fue bastante desdeñable pues ni siquiera me quedé un rato en el lugar de los hechos para que la persona que los había perdido volviera con esa cara de enajenada que se nos pone a todos cuando perdemos dinero, nos roban la cartera o el móvil. Hubo un momento en mi travesía nocturna hacía la casa que me planteé dar la vuelta y esperar un rato en la estación por si veía a alguien llorando a moco tendido diciendo: es que hice el gesto de meterlo en el bolsillo, pero no lo metí y debió quedar tirado en el banco que estaba ahí a la salida del baño de la estación de Renfe de Santiago de Compostela. Deduzco que el olvido fue de un hombre por como estaba dispuesto el fardo de billetes.
Soy de la firme convicción de que lo que el destino te da el destino te lo quita, así que, en vez de gastármelo en mi propio disfrute, decidí usarlo para invitar a mis amiguis por mi cumpleaños y no quedarme nada para mí, quitando las 8 cañas que me tomé. En su momento me hice ilusiones claro, pensé en esa aspiradora ciclónica silenciosa de amazon que lleva tiempo en mi cesta de la compra, pensé: no sé que voy a hacer con tanto dinero. Siempre que entra dinero por algún motivo aumentan las necesidades de gastar. Los arreglos en un piso viejo de antes de la guerra parecen ser infinitos, siempre hay un espacio negro entre los azulejos que hay que limpiar y pintar con un miní pincel con pintura anti moho.
Hace una semana recibí una evaluación muy dura de un inglés que me puso un 1 en calidad y argumentaba que el desayuno tenían que hacérselo ellos mismos y aun por encima fregar sus propios cacharros. Yo le escribí llamándolo snob y recriminándole que un uno de valoración puede hacer pensar a mis próximos clientes que regento un basurero, cosa que no es cierta. También decía que había bichos, así en general, y no se si se refería a mi gata Misha, que es el bichito más adorable que he conocido, o a algún mosquito que osó entrar en su habitación de 6 metros cuadrados que da a un maravilloso valle con un abeto milenario, sus mosquitos y cosas típicas de vivir al lado del campo, con la maravillosa estampa de la catedral de Santiago de Compostela a través de la ventana. Un uno en calidad con las sábanas limpias y unas toallas recién compradas en el chino que todavía están melosas y son preciosas. Un uno en calidad y un tres en limpieza. Y se me dio por blanquear las juntas del baño con una espátula de quitar la pintura y un pincel de los ojos. Este lunes voy a pintar las habitación y todos sus muebles. Se va a cagar la perra de lo bonita y calidad 5 estrellas que va a quedar. Tengo el Pinterest que me echa humo y un montón de ideas para aplacar las aspiraciones de los ingleses ex comunitarios. Como decimos na miña terra: Deixaos que marchen!
Se me está haciendo largo este post porque llevo mucho tiempo sin escribir y se me van mezclando unas cosas con otras sin conclusión, por lo que voy a terminar pidiéndoos un favor: que penséis en la ducha como una necesidad y no un placer, y procuréis cada día bajar vuestro consumo de agua caliente y cerrar el grifo cuando os enjabonéis. He comprobado que tres minutos son más que suficientes para una ducha en la que no te lavas el pelo. Ante todo quiero hacer del mundo un lugar mejor y comer sardinas gratis en la noche de San Xoan!