20 de junio – 6 de septiembre de 2020 en la Capella de Sant Roc (Valls)
Ver es haber visto.
Hélène Cixous
A veces pienso que me he inventado la vida.
Concha Velasco
Al inicio de Moby Dick el capitán Ahab llama a la tripulación del barco a cubierta. Si hasta entonces creían que su viaje consistía en pescar cachalotes para iluminar con su aceite hogares, calles, iglesias o teatros; Ahab les cuenta que el motivo por el que se han embarcado es la búsqueda de una ballena blanca por todos los océanos del mundo. Para despertar el interés de los marineros, Ahab ofrece un doblón de oro al primero que aviste a Moby Dick, clavándolo en el mástil mayor. Esa moneda acompañará a la tripulación y los lectores, que exhaustos por seguir a Ahab en su persecución, podrían dudar de la aparición de la ballena hasta los últimos mares o las últimas páginas. Poco importa al final su encuentro, ya que como nos recuerda el doblón, puede que sea más importante el deseo de ver que lo que se vea. Y que guiados por ello durante todo el viaje, como en un inmenso retablo de las maravillas, no hemos hecho más que ver a Moby Dick a través de otra clase de videncia. Aquella que permite “ver la vista venir”1, la que atiende a “lo que alejándose se manifiesta, a lo que retirándose se hace visible”2. Cixous llama “invisto” al acto que conjuga pasado y futuro, cuando la visión negada en el pasado queda tendida hacia el futuro, a la imposibilidad de ver entretejida con el deseo hacerlo.
En una época en la que “cuando más se contempla, menos se es”3, donde nuestra condición de espectadores nos atrapa en “un juego en el que nadie juega y todos miran”4 al mismo tiempo que no paramos de producir y consumir imágenes, hacemos nuestras las preguntas de Marina Garcés: “¿Es posible proponer hoy una reivindicación de la vista, de la visión y de la mirada? ¿Es posible pensar, no tanto en su reorientación como en su liberación? Liberar la visión pasaría por dejar que los ojos caigan de nuevo en el cuerpo. ¿Qué consecuencias tendría esta caída? ¿Cómo se transformarían los territorios de lo visible y lo invisible? ¿En qué sentido quedaría afectada nuestra condición de espectadores?”5 Espectadores con la vista domesticada y cansada después de haberlo visto todo, en Pira velo investigamos posibilidades expositivas y performativas para conseguir ver a “ojo desnudo”6 desde otros lugares para mirar. Practicando la visión como llamada, abertura o anticipación indemostrable que no pretende mejor visibilidad, sino que invita a una experiencia borrosa, espacio donde la vista se convierte en un pasaje hacia la inestabilidad entre lo visible y lo invisible. Apariciones, desapariciones, invocaciones o ilusiones con las que experimentamos en la Capella de Sant Roc.
El ciclo Estar sin estar comisariado por nyamnyam propone convertirse en un sistema caníbal, un aparato de retroalimentación en el que cada exposición deja algo en la siguiente. En mi caso, recojo gestos del colectivo Rosana y Aris, pero también una metodología de trabajo propia de los comisarios, con quienes convivimos y trabajamos en su nuevo espacio de la Garrotxa, el mas nyamnyam. Pira velo es una intervención específica en la que continúo líneas de El resto, proyecto en proceso. Una exposición performativa que debería haberse inaugurado en marzo, y que por tanto ha sido trabajada antes, durante y después de los meses de cuarentena para un espacio dedicado a San Roque, santo por cuidar a enfermos de peste. Al equipo de trabajo se sumaron la diseñadora Elia Bagó y el carpintero y artista Alex Solé, afectándonos todos mútuamente en un nuevo “proyecto continuo alterado diariamente”, usando el título de Robert Morris que también tomaría prestado Yvonne Rainer.
Pira velo comienza después de que asistiera a un espacio donde acababa de producirse un incendio, un escenario quemado. Dicen que quien experimenta un incendio lleva el fuego un tiempo consigo, creyendo con recurrencia que se quema. La relación del fuego con el teatro es íntima. No sólo porque haya consumido cientos de ellos. El grito de ¡fuego! entre el público consigue que “lo que la obra no logró, lo produzca instantáneamente un incendio”7. El interés por el fuego se fue desviando hacia fenómenos de carbonización, y acabó en un material concreto: el carbón, y en un oficio: el carbonero.
Hemos estudiado la producción tradicional del carbón, una profesión que se extingue, formas de vida y saberes que desaparecerán con los pocos carboneros que quedan vivos. Llegamos hasta un antiguo carbonero de l’Empordà, quien nos enseñó a hacer carbón vegetal en una pira llamada carbonera. Ahora portamos ese saber con nosotros, como las instrucciones de una performance o la partitura de una coreografía, ya que “cualquier forma de desaparición es también un accidente que marca el principio de otra historia”8. El carbón, un material que tiene más fuego que el fuego, en el que el fuego está sin estar, y que al volver a encenderse calienta más que el fuego en el que se hizo, nos ha ayudado a comprender y disgregar nuestras acciones para este trabajo.
En Pira velo nos planteamos no producir nuevas obras o imágenes, sino generar las condiciones para que algo acontezca. Intervenir lo que ya hay de forma que lo avive para que siga operando de otras maneras. Si “todo significa sin cesar y muchas veces”9, suficiente información nos encontramos en un espacio como la Capella de Sant Roc, en su arquitectura, naturaleza y todos los restos de las obras que se han presentado aquí. Una suerte de ecología performativa que más que buscar nuevas formas, retoma el grado 0 de la performatividad, vuelve al teatro, del griego theatron, que significa nada más y nada menos que lugar para mirar. Una exposición proyectada a partir de los ojos que la miran, donde quizás se escondan los rescoldos de otros teatros por avivar. Teatros desde los que mirar con ojos de carbón para “ver el velo”10 que los cubre caer, porque lo que nos interesa no es lo que se revela, es el acto del desvelamiento, cuando se obra el milagro de entreabrir huecos por los que ver nuevos escenarios, visibles e invisibles. Al final de Moby Dick, es el capitán Ahab quien ve por primera vez a la ballena blanca. Justo antes, subido al mástil mayor, su mirada es descrita “con los ojos ardiendo como carbones que siguen encendidos en la ceniza de la ruina”11. Ahab está quemando el velo, Moby Dick ya puede aparecer.
>Imágenes de Un cisco (finissage de Pira velo)
Con la colaboración de Elia Bagó y Alex Solé.
Agradecimientos: Élise Moreau, Martí Bertran, Marta Echaves, Arantza Enriquez, Marc Vives, Pablo Gisbert, vivero “Paulownia Profesional”, Julia Spínola, Diego López Bonillo, Sofía Montenegro, Hélène Cixous, Óscar Dasí, Carles Torró, David Bestué, Kike García, Óscar Cornago, Jorge Mirón, Anna Manubens, Javier Cruz, Aníbal Parada, Oleg Karavaichuk, Rubén Ramos, Ahab.
Imagen: Sebastiano Serlio, Della Scena Satirica, 1545.
1 Marta Segarra (ed.), Ver con Hélène Cixous, Icaria, Barcelona, 2006.
2 Ibid.
3 Guy Debord, La sociedad del espectáculo, Pre-textos, Valencia, 2005.
4 Julia Kristeva, El porvenir de la revuelta, Seix Barral, Barcelona, 2000
5 Marina Garcés, “Visión periférica. Ojos para un mundo común” en Arquitecturas de la mirada, Ana Buitrago (ed.), Universidad de Alcalá de Henares, Madrid, 2009.
6 Marta Segarra (ed.), Ver con Hélène Cixous, Icaria, Barcelona, 2006.
7 Elias Canetti, Masa y poder, Alianza, Madrid, 2013.
8 Óscar Cornago, Historias de AC, publicadas en Teatron.
9 Roland Barthes, S/Z, Siglo XXI, Madrid, 2009.
10 Marta Segarra (ed.), Ver con Hélène Cixous, Icaria, Barcelona, 2006.
11 Herman Melville, Moby Dick, Austral, Barcelona, 2015.
“Esta exposición es la segunda del ciclo ‘Estar sin estar’ comisariado por nyamnyam, con la participación de ROSANAYARIS, Fernando Gandasegui y Alex Solé + Elia Bagó durante este año 2020:
La capella como punto de encuentro. La capella como una gran mesa. La capella como infraestructura colectiva. ¿Dónde están los bancos de la capella? Crear un dispositivo de apoyo y retroalimentación. Un lugar donde soltar el peso, el cuerpo, apareciendo así lo que está vivo – visible o invisible – en forma humana, de espora, u otros. La capella abre cada día de 19h a 20:30h. Prime time en la capella. Exposiciones performativas y adaptativas a la fuerza.
Estar sin estar para que haya otras posibilidades de habitar más allá de estar (nosotrxs).”