Los ojos se nos han hecho de agua.
Laia Estruch, Sibina
En Historia del ojo de Georges Bataille ocurre una escena en una plaza de toros, como otras arquitecturas teatrales, un lugar desde el que mirar. En la escena, «bajo un sol que enceguecía»1, entre coyunturas oculares los espectadores presencian una corrida en la que el toro embiste al torero, volteándolo mientras lo cornea. Uno de los impactos alcanza un ojo, sacándolo de su cuenca, desbordándolo, como un río que aumenta su caudal.
En Desbordes: otra historia del ojo afluyen trabajos cuya performatividad rebasa la preeminencia del régimen escópico, la relación de la visión con los acontecimientos, el cuerpo o el territorio, obras cuya iridiscencia abre espacio para la configuración de otras agencias posibles en la mirada de los espectadores. Como un río, este comisariado propone un recorrido que fluye a través de la ligazón entre Aumentar el caudal de un río de Luz Broto, Pigmeus do Mondego de Nilo Gallego y Respiración oceánica de Itziar Okariz con la colaboración de Izar Ocariz.
La propuesta comienza con la intervención de Luz Broto, publicándose en el catálogo del festival imágenes parte de la instalación original. El gesto de la obra consistió en aumentar de forma literal e ínfima el caudal del río Segre en Lleida, menguado desde hace un siglo por intereses económicos. Conservando la relación de escalas visuales o volúmenes del proyecto, una de las imágenes remite a la visión furtiva de la manguera escondida de la que brotaba el agua al cauce, mientras que la otra nos muestra la visión aérea del río operando en el territorio con su caudal aumentado pero invisible.
El comisariado sigue por Pigmeus do Mondego, performance de Nilo Gallego que se presentó en Citemor, festival celebrado en Montemor-o-Velho, uno de los contextos escénicos con mayor longevidad y calado de la península. En esta pequeña localidad portuguesa, entre arrozales, serpentea el río Mondego. Río que Nilo Gallego y colaboradores convirtieron en un escenario por el que transcurría la performance. Río que consiguieron performativizar, transformando al Mondego en un actante sonoro. El vídeo de la obra estará accesible del 14 al 19 de marzo en Teatron.
El programa termina con Respiración oceánica de Itziar Okariz, el 19 de marzo en el Museo Oteiza. En la performance, del cuerpo de Itziar Okariz e Izar Ocariz emana el sonido producido por la respiración Ujjayi utilizada en yoga, sonido que desemboca a través de su aparato fonador al igual que los ríos en océanos. Como las grandes masas de agua, la respiración amplificada de Itziar e Izar lo inunda todo, transportándonos hacia el grado cero de la significación, donde antes que el verbo fue el sonido, un horizonte de imágenes por crear.
Se llama delicuescencia al fenómeno físico por el que ciertos cuerpos absorben la humedad del aire hasta conformar una disolución acuosa y volverse agua. Imaginemos que dichos cuerpos pudieran ser los ojos. Ojos delicuescentes que absorbieran lo que ocurre hasta desbordarse de su cuenca. Espectadores con ojos de agua que recobren la agencia para edificar otro lugar desde el que mirar, otra historia del ojo.
1. Georges Bataille, Historia del ojo, Ruedo Ibérico, París, 1977.
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