Coreógrafa, performer, pedagoga, yudoka, madre y madrileña, Aitana Cordero estrena por vez primera en Madrid. Formada en la SNDO, desarrolla su carrera fuera de España, y hasta 2014 no pudimos ver sus obra en esta ciudad, pero desde que fuera invitada al desaparecido ¿Qué puede un cuerpo?, entre La Casa Encendida y Teatro Pradillo nos hemos acercado con mucha atención a su mundo, a su contundente manera de intensificar la escena a través de trabajos como ¿Solo…?, Los Dúos, Sweet o Los Besos.
Sus obras gravitan sobre el “encuentro entre cuerpos, la intimidad, la senxsualidad, la fisicalidad de la violencia, la exploración de los protocolos y convenciones de las artes escénicas…”. Trabajos que poco a poco crean complejos mundos de ideas y materiales que, en su compromiso extremo con la práctica, desbordan las preguntas de las que parten, abriendo irreversiblemente la escena, los cuerpos, las cabezas y, ahora ya, los teatros.
Hablamos con ella en una casa a medio construir o a medio destruir como premonición de lo que podremos encontrarnos este fin de semana en La Casa. La expectación, el deseo, es total.
Desde la plaza de Lavapiés podemos ver en la fachada del teatro Valle-Inclán: CDN. TU TEATRO. Hay teatros que pueden llegar a convertirse en casas… ¿Crees que algún día conseguiremos hacer del Centro Dramático Nacional nuestra casa?
Creo que con este festival se han abierto pequeñas ventanas a la utilización diferente de ese espacio, lo que les hace cuestionarse sus propios protocolos. Una de las principales preguntas es: ¿qué queremos nosotros de ese espacio? ¿queremos hacer una casa? ¿qué significaría hacerlo? Porque lo que también valoramos de estar ahí es esa distancia, si lo unificáramos igual la fricción desaparecería. Pero no sé quién es ese nosotros, o si yo querría que fuera nuestro.
¿Qué aprendiste sobre el tatami? / Pregunta realizada a La Peque Pareto, oro olímpico de judo en Río 2016. La Nación, 22 de noviembre de 2015.
Aprendí lo que es el respeto.
En una video instalación de tu época de estudiante en la SNDO, “Folowing the anatomy of my size”, una obra para “7 monitores, 2 cámaras y un pasillo rojo”, te definías de la siguiente manera: “I am not invulnerable, I am not lesbian, I am not your white underwear, I never was a french philosopher, I am not a working process…” ¿Cómo te definirías ahora, más de diez años después?
Me definiría en afirmativo, esa sería la primera diferencia. En aquel momento era muy importante el negativo, es decir, lo que no soy también me define, y creo que ahora me atrevo más al sí. Mi definición sería una lista, una gran lista inconexa, llena de paradojas, preguntas, contradicciones…
En la misma obra, en una pantalla podían leerse aquellas definiciones, mientras que en otra pantalla enfrentada, se proyectaba a otras personas que al mismo tiempo te describían. El hipotético espacio entre ambas, entre el yo y el otro, un espacio simbólico de encuentro y de negociación, como podría llegar a ser un teatro, ha seguido presente en tu trabajo…
Me sigue interesando cómo percibimos el cuerpo y cómo podemos preguntarnos si esa percepción es la única, o si hay otras maneras de hacerlo. Dirigir la pregunta hacia el público… ¿cómo percibes esta acción? ¿cómo percibes este cuerpo? ¿puede ser de otra manera? Te propongo otra pregunta.
Aparte de con el/la otro/a, en tu trabajo se desarrolla una relación particular con las cosas, los objetos, los materiales… En obras como los Los Besos, Sweet o ¿Solo…?, pareciera que un mundo se crea y después se complejiza hasta que se destruye. Hechos y deshechos de un mundo que se desborda a sí mismo, incapaz de contenerse. Al respecto, Quim Bigas quiere preguntarte: “¿Para qué sirven las estructuras coreográficas, los scores?”
Yo soy una gran amante de los materiales. Mi fascinación es meterme en una sala de ensayo y pasarme diez meses trabajando con materiales. Con materiales me refiero a materiales coreográficos, físicos, objetos, ideas… esta vez me propuse tener una estructura antes de tiempo, y las estructuras, las decisiones, las he tomado como un paisaje. Si hay un paisaje, una geografía creada, voy a poder viajar mucho más profundamente en los materiales. En contra de lo que hacía anteriormente, que era entender los materiales mucho previamente, y dejar que ellos mismos encontraran su manera de existir. Y esta pieza, sí es verdad que es de los primeros trabajos en los que la estructura y el estructurar el orden, no orden como diferencia del caos, si no el orden como creación de una base más sólida, es importante. ¿La función? Para cada trabajo es diferente. Para La Casa me ha servido mucho como algo geográfico. Un mapa en el que crear bordes, un paisaje que podemos explorar. Esto nos ha ayudado mucho en la comunicación entre mi universo y lo que yo quería ver, y cómo llevar a los chicos hacia ese sitio. Esto nos ha permitido tener un espacio y un tiempo común en el que operar.
¿Solos, dúos, tríos u orgías?
Siempre conmigo, el formato da igual.
Diego Agulló quiere preguntarte: “¿Es verdad que tanto en el trabajo como en el amor, nada tiene sentido sin una dosis de dolor?”
No soy yo mucho de dolores. Creo que el cuestionar las estructuras, y el replantearse los cimientos es importante para crecer, por lo menos en mi manera de existir. No dar por hecho que algunas cosas son como son, y eso a veces es doloroso. Hay algo en la destrucción como herramienta constructiva que me interesa mucho, y es verdad, opero de esa manera. El dolor a veces es una putada. La fricción es necesaria.
Diego también quiere preguntarte: “¿Cómo espectadora en un teatro, cuál es la mayor perversión que se puede imaginar en escena?”
Ver resuelta tu vida privada de manera definitiva ahí.
En relación a la vida privada, Bachelard dice: “La intimidad auténtica no rechaza. Todos los espacios de intimidad se designan por una atracción. Su estar es bienestar”. ¿Cómo trabajas la intimidad en escena?
Durante mucho tiempo estuve obsesionada con llevar al teatro lo real, en su sentido complejo. Si había dolor tenía que ser dolor real, si había cansancio tenía que ser real… Poco a poco te das cuenta de que en el momento en el que se crea el protocolo de yo pago una entrada para observarte, o el yo me entrego a ti en un período muy concreto, la realidad es una cosa bastante relativa. Algo que he descubierto es que cuando ciertos materiales se convierten en demasiado reales, demasiados cercanos a la realidad, a la entrega real, dejan de ser interesantes para mí. El me voy a correr delante de tuyo, o el voy a mear en un cubo, para mí es finito. Me interesa mucho más cómo el cuerpo se abre, se vuelve accesible, y además tiene una conciencia tridimensional. Cómo a través de mi estar puedo manipular la visión del espectador. Me interesa cuando el cuerpo se vuelve blandito, los poros se abren, empezamos a jugar a niveles más profundos, a actualizar constantemente y luego dónde llevamos todo eso, como una manera de manipular a la audiencia; que tiene que ver con la empatía, que tiene que ver el compartir, con el reconocimiento… Pero el fin último no es la intimidad. Para mí es un entrenamiento del cuerpo, que está mucho más abierto, y ver qué haces luego con ello, hacía dónde lo llevas. Cómo utilizas ese cuerpo accesible para algo más.
¿Cuánto pesa tu casa? / Adaptación del título del documental How does your building weigh, Mr. Foster?
Mi casa no pesa 322 libros, 4 cuadros comprados, 74 cuadernos, 6 mudanzas, dos separaciones, cuatro juicios, 26 juguetes de niña, varias cajas, cazuelas de barro, teteras, algún dildo, algo de ropa y dos camas grandes…. mi casa pesa 14 kilos, va a segundo de infantil y mide casi 1 metro, mi casa es Ella. Mi casa crece.
¿Qué se construye y se destruye en La Casa?
El objetivo que hemos descubierto después del proceso es que lo que se construye es el juntismo. Es que lo hemos conseguido juntos. Es que somos capaces de construir al principio desde las piezas enteras, después desde la destrucción, después desde los trozos, después desde las ruinas, después desde el polvo… ser capaces de dejar ir, de continuar haciendo, de actualizar el deseo y el punto de atención constantemente. Lo que hemos construido no es solamente una casa, lo que hemos construido juntos es un lugar de encuentro. Una herramienta para seguir invirtiendo en un “nosotros”.
¿Qué queda tras la destrucción?
Esa es la pregunta… La nueva construcción. Decía Brian Massumi: “Qué es vacío si no potencia para ser llenado”. Igual después de la destrucción lo que queda es entender que a lo mejor la casa no tiene paredes, que no necesitamos ventanas, que a lo mejor las puertas somos nosotros… Creo que ahora quiero ponerme en la esperanza.
Al escribir sobre La Casa hablas de Sísifo… ¿no acabará Sísifo por desgastar la piedra después de tantas subidas y caídas?
Claro, depende de dónde pongas la atención ¿En la acción repetitiva? Pero qué pasa con la erosión de la piedra, qué pasa con el árbol al que la piedra pasa por encima, o qué pasa con los cuádriceps. Hablábamos mucho durante el entrenamiento sobre la diferencia entre repetir e insistir. La repetición es aceptar que todo es igual, pero insistir es encontrar siempre algo nuevo. No podemos escapar a que cada vez que levantemos la casa va a romperse, va a ocurrir, es nuestra manera de operar, de entender el universo que hemos creado… Pero, ¿cómo volvemos a encontrar la fuerza para seguir elevando? ¿el placer? ¿el querer hacerlo juntos?
¿Qué le pasaría a alguien que mirara a Sísifo?
A mí me interesa más qué les pasa a mis sísifos. Ellos están todo el rato construyendo y destruyendo cosas, casas. Y hablábamos mucho de la diferencia entre el obrero y el arquitecto. El obrero sigue instrucciones y pone materiales juntos para construir estructuras, el arquitecto, conociendo el pasado, en el presente proyecta el futuro. Hay una acción muy clara que es cómo ellos encuentran los parámetros, las seducciones para seguir haciéndolo, seguir encontrando el placer, para seguir queriendo estar juntos, y para que aparezca la novedad o el descubrimiento. Y esto es bonito. Lo cual es una cosa nueva en mi puta carrera, si puedo llamar carrera a estos años de juego, que es que acepto lo bonito. Siempre había tenido la responsabilidad de cuestionar, crear conflicto… y ahora es como, pon el rojo ahí porque es bonito… y lo disfruto.
¿Por qué haces esta obra ahora?
Podría hacer demagogia y justificar todas mis acciones, pero quiero apelar a la intuición, a que me sale de la polla, a que me han dado la oportunidad, a lo que estoy muy agradecida. Aunque una vez más es muy relevante el paralelismo con mi vida personal. Y básicamente esperar que después de la destrucción existe la construcción de nuevo, que la movilidad también es hogar, que la ruptura es otra manera de generar nuevo materiales para seguir construyendo, y si no, descubrir el placer en entender que la destrucción es mi manera de operar; y que ese juego va a seguir creando cosas. Y ya está, y por qué no.
¿Qué supone una producción de estas dimensiones?
Ha sido un suicidio. Si hablamos de dinero, no ha sido la producción en la que me han dado más dinero. Tampoco es el teatro más grande en el que mi trabajo se ha presentado. Sí ha sido la oportunidad más grande en otras dimensiones. Las otras oportunidades que he tenido en Madrid han sido muy relevantes, tanto la invitación de Paz Rojo a ¿Qué puede un cuerpo? como Pradillo acompañándome. El CDN es grande, sí, pero si vuelvo a mirar cómo he barajado los dineros, ha sido un suicidio. En realidad, yo quería hacer esta obra y ha sido maravilloso, pero no tiene que ver con las condiciones, tiene que ver una vez más con que esto es lo que quiero hacer, y vamos a luchar por hacerlo posible.
Lo bonito es que mi nuevo trabajo (llevaba sin crear nada nuevo 5 años) se estrene en Madrid, y eso hace a este proyecto muy especial. Jamas hubiera pensado que mi nueva pieza, con mis doce tíos, se iba a estrenar en Madrid. Es un sueño. Y a nivel personal, que mi familia pueda ver esta obra es un regalo. Siempre han sido dos actividades paralelas, el querer a la gente, y el mostrar mi trabajo, porque estaban en la distancia normalmente. Poder llevar a mi hija al teatro a ver mi trabajo es…
¿Cómo se conforma el equipo de trabajo de La Casa?
Desde el deseo y la intuición. Uno de mis pocos talentos es crear grupos de gente que conecta muy bien. Hubo una selección de quién podrían ser los obreros, como metáfora, quién podrían ser los obreros con capacidades arquitectónicas, que estimularan y fertilizaran los materiales… Pero en los ensayos pasaba que, si no damos por hecho que los materiales no son los que son, no damos por hecho que tú tienes dos piernas, o que tu dramaturgismo es quedarse fuera sentado a observar y mirar. ¿Quién es ahora el creador de la obra, cuando esta gente está construyendo y destruyendo imágenes, universos, fantasías…? Nos hemos igualado todos. En este trabajo hay una necesidad muy grande de hacer visible a todo el grupo. Hacer visible a esa familia que ha decido suicidarse unida.
¿Por qué el equipo de trabajo de La Casa son sólo hombres?
Es una buena pregunta para no responder todavía.
*Publicado originalmente en el blog de El lugar sin límites.