Llegamos en coche a una masía que se parece mucho a la casa de Capellades. Nos ponemos cómodos y nos vamos a dar una vuelta. Me meto en el coche con Mònica. Ella está en el sillón del conductor, yo al lado, de copiloto. Por su ventanilla se ven dos tipos encorbatados que se acercan poco a poco. El de la derecha se saca una pipa y dispara hacia nosotros. Las balas impactan en la ventanilla de Mònica pero no la atraviesan porque el coche está blindado. Le digo a Mònica que baje la ventanilla un poco. Por la rendija que me deja disparo desde mi sitio y, con un par de disparos bien limpios, les doy a los dos matones y caen al suelo. Como si no hubiese pasado nada salimos del coche y nos vamos con los demás, que nos están esperando.
Me meto en el coche con Mònica
Esta entrada fue publicada en La Realidad. Guarda el enlace permanente.