Diálogo con Javier Pérez

Mi gran amigo Javi se tomó el trabajo de hacerme esta súper crítica a los textos. ¡Mil gracias! Es tan alentador recibir ayudas en este tipo de búsquedas…

Para empezar tendríamos que deshacernos de la idea (en especial de mi idea) de literatura en el tramo convencional. Esto que nos pones en el blog no es literatura. Esto no es esa convención de conocimientos (tanto mentales, emocionales, devocionales…) en el sentido extenso, ya que no existe una autorreflexión, ni directa ni intuida (como faltan otras tantas cosas). Quizá sí exista autorreflexión en el momento de la creación global. La forma del Blog sí que orienta a una organización (que los días vayan al revés del calendario, los nuevos se anteponen a los pasados y tú, que vas anteponiendo paso a paso el pasado a este presente, con las superposiciones de adolescencia que nos obligan al recuerdo inventado), pero de todas maneras el blog es una organización de salud, una vía de escape, escritura de la sanación. Está muy bien para comprenderse, quizá hasta cierto punto para que te comprendan (pero no es tu primer objetivo). Quizá has cambiado de objetivos, pero sigues queriendo desnudar al completo el objeto de estudio (el teatro), tanto como cuando te empeñaste en utilizar sus normas. Quizá la mayor ventaja de este experimento, desde mi punto de vista, sea el trato de una conversión hacia los demás, pero para eso hace falta un posterior entendimiento de los demás con la similitudes que tenemos entre todos. Como llegar a la profundidad donde todos somos el mismo (que en realidad todos queremos una pizza tropical en nuestra habitación o salir de este iceberg que se cae, pero tienes que decirnos cómo lo queremos, sin paternalismos, incluso, en lo más profundo de ti, desapareciendo). Este es un camino para la sanación de todos y me parece que es la escritura del futuro, lo que no desaparecerá, por necesaria. Es como te decía tu amigo, pero no digas jóvenes, que no haya egoísmo, o por lo menos que no lo haya en grado que te pretenda diferenciar de listos/tontos, ricos/pobres, viejos/jóvenes, negros/verdes, zurdos/diestros. Lo único que va a diferenciar a esta gente es la actitud que van a tomar frente a tu texto o la representación y como mucho el idioma o cómo vengan de ánimo ese día al teatro.

Voy a intentar concretar ahora más en tus textos:eres un gran creador de espacios interpersonales y tienes un brillo muy útil en los diálogos y los sentidos que buscan las separaciones de las cosas. Esto da agilidad, pero no retomas un texto desde una postura exterior cuando lo «notas serio». Comprendo que tu adolescencia fuese dura, pero ese texto, esa escritura de lo que pasaste no es lo que pasaste, ni la realidad ni el acercamiento. Si te lo tomas en serio será la deformidad del millonísimo de cosas que ocurrieron (y te ocurrieron a ti metido en un ciclón de consecuencias de miles de personas, puedes analizar todas con tu ojo?). Quizá te sirva saber que hay un poeta norteamericano que ha investigado muchísimo con los casos de esquizofrenia en el uso del texto poético, se llama John Ashbery y creo que es bastante buen poeta (porque tiene la capacidad increíble de sacar la conciencia del lector en el momento del rapto). De la frase «Esto soy yo, digo, este es mi trance, mi orgullo, mi réquiem y mi sueño,» (21 de septiembre) ¿Qué podrías asegurar, aquí, ahora, que es «verdad»? ¿Soy, trance, orgullo, réquiem, sueño? Me parece una intuición genial para acercarse a un tratado de lectura, pero es como las tramas de la alegría, si se dicen desaparecen. Por eso mismo uno no puede decir que está viviendo un sueño, nadie le va a tomar en serio o alguno le dirá que te repites con alguno que escribía teatro por ahí. Las cosas, desde dentro y sin confundirlas. El cliché mata porque acaba convirtiéndose en un sofá para hongos. La hipersensibilidad necesita de las cosas extremadamente concretas, de lo que refleja en diezmil caras una sola luz y, si podemos vernos en una, esta se repite y repite. Es cuestión de abandonarse a la concreción de ese impulso creador. Esa energía, para mí, aúna lo más abstracto con lo más material (desde tu «humanidad» o «divinidad» hasta la composición química de la tinta). Prueba con un (y digo un) sólo episodio de los que esperaba a Guillem debajo de su ventana. Repasa ese episodio de una sola vez, hasta que puedas sentir cómo se han roto los vínculos de este adolescente solo y engarzan al resto de esperas, nunca las mismas, pero sí más ampliadas por algo que no se entiende (por lo menos yo). Esta ruptura puede llamarse de otro, no hay coherencia en el camino del uno presente con el que tuvo antes, quizá una idea de conexión, pero según pasa los años me parece imposible pensar de todas las maneras. El que fue esperando a Guillem se peleará con el que serás y, quizá, con el que está leyendo esto, porque Guillem, ese mismo muchacho (lo sabes bien) ya no existe. Ahora es otro. Los dos sabemos que esos sueños nos quieren absolver de nuestro pasado y presentarnos, un poquito más, en el ahora sobre el que parecemos planear. Esos sueños son artificios que parecen lanzados contra la tierra y… confundimos, esa es la sensación que a veces transmites. Muchos de tus personajes se confunden (co-funden) y sabes que el lector no podrá hacerlo, pero tú no puedes evitarlo. Confía en que el lector sí se co-funde (y harás poesía), mete al lector a participar en el espacio de la fusión (y así es como articulas la pieza «mágica» de tu teatro), haz que la confusión sea estirada, con forma lineal (hacia un fin) o circular (como haces los recuerdos, que no miran al frente, o el frente es un espejo) y tendrás narración. Y tienes una voz capaz de articular esto, sólo es necesario que pilles tus propios sparrings reales (y lo haces con blogs, cuadernos, profesores, compañeros…)

«Antártida, atlántida, esas cosas quedan dentro de la piel.» (miércoles 25 de septiembre de 2007)

Me alegró mucho encontrarme con este espacio interior. Me siento un compartidor. Intento hablar de él en algún micro, pero nunca me sale. Es un espacio de imágenes preciosas, de esas que siempre parecen venidas de otro planeta. Quizá en este post hayas conseguido algunas de mis imágenes favoritas (me has teletransportado a otro lado), aunque yo no me imagino a nadie salir indemne de la atlántida. Para mí la Atlántida te descubre todo el interior profundo del resto de lo vivo. Uno de nosotros ahí es el resto. Es como un espejo oscuro en el que nada puede deshacerse. Es un apocalipsis interior y anterior. Es lo que no ha existido y uno la recorre para encontrar lo que está por llegar. Si llego a soñar con la Atlántida sé que desde ese momento será una gran vida lo que me espera. Tu Atlántida tiene una marca de extensiones inauditas, de lugar en el que no quieres parar o quizá por el que no puedes detenerte (yo tampoco). ¿Qué decirte? Revisa el texto cuando pase un tiempo. Descubrirás cuándo y dónde te cansaste de escribir y trataste de escaparte con otro tema, de salir por otra vía de escape que quizá te merezca la pena empalmarla con otros fragmentos y quizá algunas partes puedan tener una gran autonomía si las acompañas del silencio adecuado. Esa es casi una misión propia para una vida. La corrección debe de traer el silencio adecuado, no el emborronamiento de los deseos. Poda y verás que es posible que crezca la sentencia exacta para pensar y construir un edificio, por mínimo que sea, que enriquezca.

Pero, la verdad, es que me gustaría mucho ver una posesión de personajes dentro del blog. Vamos a ver, personajes dentro de tu persona, ya me entiendes.

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una farola se dobla – como si el calor de papá resucitara
…un dios hacia mí
hay palabras: son parecidas a estas – transparencia dura
mapas de las pecas de papá – hacia mí
una farola se dobla – no tanto
lo sublime pequeño – noche como ninguna otra noche
las palabras son parecidas a estas – casi así
yo – o llámame como quieras
yo blanco – un poco más – …muy blanco
una farola cualquiera o dios se acerca a través de las ramas
bajo mi mano izquierda la baldosa está fría
se acerca – un poco más – no tanto
mi ambición pequeña y punzante – o llámala como quieras
dios es aún más pequeño y más punzante – un poco más
hay un poco de tierra en la baldosa
vida escasa a mi alrededor – algunos coches
yo así – así
hola
he acudido
…transparencia durísima
los mosquitos ínfimos van muriendo en la lámpara
así – no más rápido
mi calavera blanca y dulce – alrededor de ella los pelos de papá – no todos
algunos
cuatro minutos así – este contraluz o verdad
lo sublime en cada farola de la ciudad
recojo una hoja verde para poner bajo el grifo
estoy bien – gracias

Comment posted by Petra
at 9/28/2007 11:49:00 PM
Entiendo tu necesidad de bucear en las profundidades confusas de la adolescencia, y de escribir sobre ello, pues imagino que es como hacer una catarsis, y supongo que me parece bien que lo hagas. Pero también podria pasar que vayas un poco a la deriva y pierdas el rumbo, dejándote subyugar por esos sentimientos confusos pero intensos, que aún tienes muy cercanos…. como un canto de sirena, atractivo pero engañoso.

Como individuo, tú tienes que asomarte a tierra, como un náufrago tal vez, salir a tomar el aire, tumbarte en la arena, calentarte al sol, sentir el perfume de las plantas y de todas las cosas. Yo no sé si escribir este texto te sirve para eso. Ojalá así sea. Y si lo que intentas es que el texto vaya llevando tambíen al lector /espectador hacia la superficie, pues me alegro que lo intentes.

Todos tenemos una parte nuestra que a veces bucea en la oscuridad; supongo que es necesario. Pero a veces bucear en la oscuridad es más fácil que buscar, o ayudar a buscar, caminos luminosos. Lo hemos hablado muchas veces: es fácil hacer llorar. Lo difícil es hacer reír. Hay algo en nuestra mitología social que parece que nos dijera: la melancolía, el dolor, los estados depresivos,y el lenguaje encriptado (!) son sinónimo de profundidad y trascendencia. Pero yo creo que hay mucho bleuff en eso. Los seres humanos necesitamos que nos soplen vientos optimistas, que nos echen una mano, una sonrisa, energía para seguir adelante. Todos estamos acá, en este valle de lágrimas, sabiendo cada día, cuando nos despertamos, que la vida es dura, complicada y absurdamente efímera. Pero hay aspectos esperanzadores, potentes, apasionantes, que le dan sentido a todo y nos apuntalan, como una columna vertebral espiritual, sin la cual seríamos como una gelatina amorfa. Cosas apasionantes como el amor, la amistad, la solidaridad, el arte, el pensamiento filosófico, el conocimiento, la ciencia… para algunos incluso la política o los trabajos manuales. El ser humano (como bien se ve en el Señor de las Moscas) es oscuro, cruel, individualista, ventajero, sórdido, violento, y demás etcéteras. Pero gracias a Dios también es generoso, altruísta, tierno, creativo, productivo, solidario, abierto, curioso y sabio. Demosle un voto de confianza…. démosnoslo: al fin y al cabo, el ser humano somos todos.

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Tal vez con la luz de una vela se pueda iluminar la otra orilla
y entre varios ir arrojando los mp3 por encima del río.
Hay que escapar del mundo, ¿pero cómo llevarse el oxígeno?
¡Si yo no sé hacer nada con las manos!
Hay que robarle a los buzos, asaltarlos a todos,
y que los que sepan hagan los barcos, rápido y mal,
y adelante, adelante, con las mochilas y los impermeables.
Sólo uno deberá quedarse en la orilla con la vela, el más viejo.
Los demás adelante con el trance, con el réquiem, con los espasmos,
adelante con la inmovilidad del cuerpo en el suelo de los baños,
para que la hoja verde bajo el grifo encuentre su esencia,
a través de la forma de un caballito que se irá desvaneciendo,
contra las viejas, contra los treintañeros y contra todos los niños,
el mundo se quedará sin adolescentes,
nos vamos a ciento setenta kilómetros por hora,
hasta enterrarnos en el mar.

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Estoy esperando que baje el puente mientras pasa el velero.
Como todos los domingos salgo a dar mi paseo al Maremagnum,
llevo puesta la gorra de pesca de mi padre.
Voy a caminar entre turistas y gaviotas con mi alma tranquila
con la certeza en el cuerpo de que el mundo es habitable.
El velero pasa, el policía da la señal y los turistas y yo cruzamos,
el puente podría quebrarse, pero no se quiebra,
no nos caemos al mar, esto funciona, ¡funciona!
¿Me compro un helado? No, no, dios mío, ¿me compro un helado?
¡Sí! ¡Sí! ¡Me compro un helado!
Saco mi monedero – bueno, en realidad nunca he tenido monedero.
Saco las monedas que tengo en el bolsillo y brillan muchísimo;
las cuento, una, dos, tres, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete.
Coco, por favor, no mousse de coco,
dos bolas de coco lo más grandes que te permita el dueño.
El gran espejo curvado del techo estará reflejando un montón de cosas…
pero no lo miro, hoy no, hoy entremos directamente.
Cuando vuelva a mi habitación, cuando tenga que ir a clase,
no escucharé nada: me miraré los calcetines o puñados de hierba.
No escucharé nada porque esas cosas lo que dirán ya lo he escuchado todos los días.
Es más, no iré a clase – no mañana, no de esta manera.
Iré a Plaça Molina, el bar es caro, pero me sentaré en el banco si no está lleno de viejas.
Y si está lleno de viejas las fusilaré o les diré que por favor se vayan ya del mundo.
Seguramente accederán, soy muy simpático.
Y si no, al paredón, todas al paredón y sin capucha en la cabeza.
Estoy harto de las viejas, estoy harto del helado – lo tiro.
El oxígeno es de los jóvenes, ¡la vejez es de los adolescentes!
Mientras pienso en darme el capricho de volver en autobús,
pienso si soy o no un idiota. Si alguna vez me han dicho así.
Si digo la verdad, si puedo ver, si viajo buscando mi casa de cuando era chico,
si soy yo el que cuenta esta historia, así, como yo quiero, como sé contar, como me sale.
Tomo el 59 y bueno, sí, debo ser yo: así, como sé contar, y ríase la gente.
¡Ríase la gente y aleluya!, al fin y al cabo es domingo, que hagan lo que quieran.

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Obras mías en curso.
Adolescencia II
No sé.
El papel higiénico se enreda en las ramas, o bien se convierte en pájaro-gusano que anuncia un nuevo mundo.
No sé, no sé para qué estoy haciendo esto.
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Obras mías en curso.
Adolescencia III.
Algunas personas escuchan las manos sobre el piano.
Pueden ser un tumulto, pueden ser tres o cuatro y hasta pueden estar bajo una lluvia de gasolina.
Sobre ellos, o mejor entre ellos, el papel higiénico anuncia un nuevo mundo o persona.
No sé, España, España por todas partes.
Miren la tierra, piensen ustedes, ¡no soy el único adolescente!
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Obras mías terminadas.
“Obras mías terminadas” no es una carpeta correcta.
Obras mías en curso.
Adolescencia IV.
Lo siento, no puedo, no hoy, no de esta manera.
¿Luz? Sí, luz, pero es que el sol está fuera de la piel.
Pongo mi mano en mi colgante.
Antártida, atlántida, esas cosas quedan dentro de la piel.
Voy a dejar un rato mi mano en mi colgante.
Parece que empieza funcionar, que algo empieza.
Sobre mi moto de ceniza, a ciento setenta kilómetros por hora, seré inocente.
Cuando llegue al horizonte, a ciento setenta kilómetros por hora, seré inocente.,
A ciento setenta kilómetros por hora, no habrá dolor en mí: lo portarán los pájaros en la solapa.
Un cielo de fotografías de la infancia se ilumina con los faros de mi moto.
Se ilumina cada vez más, y no es una metáfora, es luz que sale de un faro de una moto.
El círculo de luz pasa sobre esos abrazos en balcones, esos gatos que ya murieron, o mamá un poco más joven.
No voy a acelerar más, esta es la velocidad: ciento setenta kilómetros por hora.
Esta la velocidad, jóvenes amigos: ciento setenta kilómetros por hora.
A ciento setenta kilómetros por hora no se llega a la atlántida, se la atraviesa.
Los barrios de catedrales sumergidas de la atlántida pasarán a tu lado.
Los cuerpos desnudos pasarán a tu lado a ciento setenta kilómetros por hora.
Quema, quema y haz una moto con la ceniza: quema, quema.
Quema y con tu moto de ceniza ve hacia un horizonte cualquiera.
Atravieso la antártida: es tan fácil, dios mío, es tan fácil.
La antártida está llena de flores, no es una metáfora, son flores de colores que crecen desde el pie.
Basta, basta: suelto mi colgante.
Suelto mi colgante.
Que cuelgue y ya está.
¿Qué hay en mi habitación? No es interesante.
¿Qué no hay en mi habitación? No hay pizza tropical sobre el colchón…
¿No hay pizza tropical sobre el colchón?
¿Pero eso cuánto me puede costar: doce, dieciocho euros?
¿Una llamada telefónica?
More documents.
¡More documents!
No hay more documents…
New document.
Abro mi cajita y encuentro la condición para mi felicidad.
Quiero una pizza tropical sobre el colchón.
Una explosión de new documents en mi habitación.
Los new documents que no pudieron manchar los muertos están todos conmigo.
Me quedo con viente o treinta y el resto los subasto por internet, va a ser lo mejor.
Veintitrés new documents entre mis dedos: suficiente.
Los pongo en la bañera, busco alcohol, no tengo (creo que no hace falta), voy a la cocina, busco las cerillas, vuelvo al baño, prendo una cerilla, prendo el primer pedazo de papel.
En la oscuridad, empiezan a verse las sombras de los objetos, incluso la mía.
Mañana tendré mi moto.

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Stephen dédalus puede ser una sábana y britney spears puede ser un arco romano;
yo puedo ser las dos cosas y elijo ser una presencia real
– de esto me doy cuenta cuando abro el grifo y la hoja verde empieza a bailotear.
Un antiepiléptico puede flotar en el mar cinco minutos y ofelia preferir una silla de ruedas;
tres mil trenes descarrilando no cambiarán mi elección.
Me despido de la muerte
– de esto me doy cuenta ahora mismo.
He sido oscuro, pero no he sido totalmente oscuro,
no he consumado mi amor por ti – y qué.
Adiós lucecita de ascensor, no es cierto que mi cuerpo esté podrido, y te lo digo a ti.
A ti, que me enamoraste con cinco nenúfares verdaderos, con un pack de cepillos de dientes verdaderos, con un balcón muy alto, muy alto y muy verdadero.
Básicamente, me arranco los labios y cuando me crecen lo vuelvo a hacer.
Seis o siete veces por año suman bastantes veces hasta ahora.
Hacerlo menos, dejar de hacerlo será cuestión de muchos amigos, fe y basura.
Nada contradice nada con vehemencia. Sólo ella:
“No te salves. No te salves. No te salves.” – me susurra desesperada.
Pero hoy en el metro he encontrado un pedacito de sentido.
He pensado que era mi mayor secreto y que siempre lo sería y que es muy difícil de explicar.
Quisiera pedirme a mí mismo que me eches una mano de vez en cuando,
porque al fin y al cabo… bueno, ya sabes.
Porque si no cualquier estado de ánimo, hecho de humo y cansancio,
te va a volver loco, te va a volver completamente loco,
y tu memoria será tan mentirosa que cuando hables sobre tu vida
te saldrá una pequeña estafa hecha de humo y cansancio, o quizá de nada.


*
No te asustes, soy yo.


¡Yo!
No te avergüences, yo no lo hago.
¿Ya te ibas a dormir?
Bueno, llego tarde: es culpa de las madres, o quizá sólo tuya y mía
(si es que yo soy quién crees y tú quien creo).
Un momentito, un momentito.
Vamos a ser simples:
he venido a traerte un mp3 water proof.
Que fuera mp3 era cuestión de ahorrar dinero, nada más…
que fuera water proof me costó once meses de trabajo.
Pero bueno, ahora está listo, aquí está.
Ni una sola canción en la memoria, eso lo eliges tú
(no sé tus gustos, no los recuerdo).
Lo dejo sobre el banquito, es un regalo.


Puedes decir aleluya.

Sé que es raro, yo tuve miedo la primera vez que me pasó esto.
Te lo dejo y otro día me mandas un mensajito, ¿te parece?
Aquí tienes todo.
Sigue duchándote, prometo no olvidar tu desnudez.
Aunque ya la intuía.



*
Hay extensiones que empiezan debajo de las camas de los adolescentes:
el Barri Gòtic, con sus calles de siempre, l’Eixample, Gràcia.
Las recorremos muchas veces con los cuerpos pintados de blanco,
y lo decimos abiertamente porque de todas formas nadie nos cree.
Nadie cree que exista un lugar llamado Avinguda Diagonal
que sirva para luchar contra la muerte.

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Un amigo argentino me dice grandes cosas:

«creo Emi q tenes q verle el lado bueno a esas cosas…. creo q podes escribir cosas muy buenas para la juventud q busca a gritos oxigeno en un mundo q se qeda sin esperanzas…
Configurate como un soldado de la luz, si qieres llamarle ataqes a lo q te pasa, son ataqes q debes enfrentar con todo tu yo, pero no tienes q olvidad q Dios esta de tu lado y todo su poder esta a tu disposicion….Pidele q te enseñe a rezar…simplemente eso, y q tu vida sea una oracion constante.»

De esto saco dos cosas: escribir tan cerca de mi yo, no debe hacerme olvidar la voluntad de encuentro con los demás. No de transmitir nada, ni de explicar nada, sino de que el texto pueda tener múltiples encuentros. Los otros jóvenes, sí, hacia ellos también va este abrazo. Y escribir con más luz… me apetece, lo intentaré.

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Más allá de la metáfora de los espejos,
donde nada crece desde el pie porque todo es pie,
no hay un héroe porno ni un recorte de uña
sino los tremendos cuerpos pintados de blanco
sobre los que descienden los tréboles gigantes.
Más allá de la metáfora de la muerte,
no hay dos lados cara a cara,
¡ni siquiera hay un diálogo infinito!
Bajo la orilla, y también bajo la luz,
no hay reflejo para el que se mira:
se duerme de pie, se reza abrazado a algo que desciende,
abrazado a un tacho de basura de la avenida,
que desciende con la lentitud de una hoja bajo el grifo.
Ni un momento me puedo besar en la boca,
ni un momento puedo mirar atrás para ver mi sombra.
Quién verá asomar mis manos sobre los tréboles gigantes
hasta que se pierdan los átomos en el viento o vacío:
nadie, ni mis manos pintadas de blanco.
El colgante con mi nombre que me envió mi madre
lo hundo en la tierra sabiendo que es estéril.
Hay cuatro mil post-adolescentes haciendo lo mismo
acostados contra la chapa del fondo del mundo,
porque si no abrazas un tacho de basura empiezas a flotar
cada vez más arriba, hacia las puertas generosas de los manicomios.
Los cuerpos blancos deambulan en las profundidades
recorriendo el esqueleto de dios o campo de amapolas.
Se acerca la parálisis como un olor al que lentamente te acostumbras,
como una noche que se suelta de las manos y no será terrible para nadie.

Comment posted by Freyo
at 9/26/2007 11:14:00 PM
Enférmate más seguido.
Te pones lúcido.
Salud!

Comment posted by Emiliano Pastor Steinmeyer
at 9/25/2007 12:23:00 PM
Gracias, Fede. Me generas muchas preguntas. Puede que el tacho de basura, tal como lo planteas, sea mi adolescencia… en esos residuos hay algo esencial que me convoca, pero puede que me pierda otras cosas, claro…
Yo no sé si revolviendo en ese tacho puedo crear un refugio, un entorno afable… suena muy tentador, y quizá lo logre, pero no te lo aseguro, porque antes que eso está la sinceridad, mi búsqueda personal de las zonas de belleza, y yo no sé exactamente cómo van a ser esas zonas, qué grado de horror va a tener esa belleza, qué grado de luz va a tener ese horror – mi horror y mi luz, ¿qué relación tienen? En ese momento todavía estoy buscando esas cosas, me estoy reconociendo… De todas formas, ¡sigue insistíéndome porque es maravilloso!

Comment posted by Federico Aguilar
at 9/25/2007 10:38:00 AM
Creo encontrarme en la chapa del fondo del mundo tambien, pero creo que es alli donde se produce el dialogo infinito y no con el esqueleto de Dios si no con su presencia viva, pues tocando fondo es donde nos encontramos con nuestra mas profundo realidad…Quiza ese tacho de basura que uno se aferra sean los desechos de una vieja realidad que no hace falta ya aferrarce, no creo que sea el loquero donde desenboquen los que no se aferran a los desechos de una realidad pasada si no un entorno que esta en nosotros crearlo, en parte somos los arquitectos de ese refugio que todavia no existe…Todo el que se va por un momento tiene la necesidad de encontrarce con un entorno afable, pues entonces que esperamos para crearlo.

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Viernes otra vez – me hecho el pelo para atrás – todo bien – vamos allá – hola, he acudido, ¡mi cuerpo a la vista! – y vuelve a empezar el movimiento – britney spears es la musa esta vez – ella es más amable con nosotros, no le gusta levantarnos de la tierra, o en todo caso no demasiado, simplemente nos da lo que queremos – lo que sabemos de antemano que queremos, nos lo da britney spears.
La primera noche de la primavera está de incógnito entre nosotros, antes de las 6:00 AM voy a descubrir quién es – los rapaditos suben al escenario, empieza su show alucinante – el láser rosa va de la esquina sobre las chicas a mi frente, de la esquina a mi frente: me puse a propósito y aquí me quedo, esperando – esperando de espaldas al show – ven, pienso, ven – empiezo a imaginarme el aspecto del muchacho que busco – su religión corporal, los agujeros de sus piercings, creo que me hago un idea – si contengo la energía la irradiaré mejor y vendrá hacia mí – pero tengo toda la noche, son sólo las 2:30 AM, si es que mi reloj sigue funcionando – de espaldas al show hago rotar mi cabeza y en cada posición soy un peinado diferente – de cool paso a dark, de dark a preintelectual, de preintelectual paso a pijo de pedralbes – practico mejor: de pijo de pedralbes paso a Stephen Dédalus, de ahí paso a Lara Croft, de ahí a zombie – aún puedo hacerlo mejor, con el láser en mi frente me vuelvo viejo, tallo de hierba, antártida, y de pronto: ¡zas! – lo soy todo junto en un mismo movimiento. 5:40 AM y ni una gota de sudor, en el aire sí, pero no en mi cuerpo – estoy hablando con dos chicos después de besarnos, estamos aquí, en medio de la multitud – ellos vuelven a bailar cuando llega el remix esperado: poco a poco los que estaban fuera se unen al baile – al principio los movimientos son apresurados, pero poco a poco el salto de la gente se va acompasando y se vuelve único – lo que quiero decir con esto es que todos están saltando menos yo – yo en el centro de la sala, con el retumbar del terremoto en mi pecho, pero sin despegar los pies del suelo – abrazado por los demás o la muerte o el árbol quieto – y bueno, mientras empiezo a salir del lugar, pidiendo permiso, me pregunto por qué no me acuesto con cualquiera, y quizá la única certeza en la que creo ahora mismo es que britney nos ve a todos desde el cielo y sabe que nos clava tenedores en los pliegues de los cuerpos.

*

Hoy el plan es ir al Passeig Marítim con la cámara de vídeo.
Ya somos tres, estamos esperando delante del Hospital del Mar,
donde por cierto nunca vamos a entrar, ni siquiera para acompañar a nuestros viejos.
Hay que estar de cara al límite que se forma entre el cemento y la arena
y no importa si la arena se hunde enseguida en el agua,
sólo somos cinco o seis, en todo caso no más de siete.
Llevamos botellas de agua en las mochilas para ahogar a los turistas,
salvo a los japoneses, porque un día vamos a ir a Tokio.
Siete vidas bellas contra mil millones de granos de arena,
adelante.
Primeros hundimientos en nuestra historia, intuiciones de felicidad
y Calipos en dos o tres manos, la cámara de vídeo, ninguna toalla,
lo suficiente para tener la sensación de que tenemos enemigos,
para meter las manos en esta arena que tanto se vende en las agencias de todo el mundo
y decir: esto soy yo, este es mi trance, mi orgullo, mi réquiem y mi sueño.
Esto soy yo, digo, este es mi trance, mi orgullo, mi réquiem y mi sueño,
lo digo de espaldas al Hopital, ya de espaldas también al cemento, de cara al límite que se forma entre la arena y el agua
y doy un paso y lo digo al límite que se forma entre el agua y el fin del mundo,
porque estoy aquí para esto, para contar los corazones que se me caen rodando del pecho.
Mis amigos ya han espantado a unos cuantos idiotas.
Esto marcha.
Más adelante hablaré de la atlántida.

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Bueno, hoy he hecho esto, como siempre escuchando música. Quisiera probar la escritura automática, pero nunca lo logro. Intenté tener en cuenta un comentario que me dejó Adriana, sobre reducir el conocimiento de sí mismo que tiene el Emi que aparece en la obra, o sea, que no sepa tanto de él mismo como yo.

¡Concierto! ¡Concierto!
Los otros se apiñan, eso es un hecho, lo estoy viendo con los ojos.
Mi cuerpo ha venido en tren hasta aquí.
Mi cuerpo está viendo cantar a la Amanda.
Eso también son hechos.
Parece que las cosas en realidad están claras.
O más o menos claras. Los demás parecen comportarse así.
Los demás parecen comportarse bien.
Vamos a comportarnos bien.
Solamente tendría que bajar un poco el volumen de todo esto, no sé, para estar más tranquilo.
Ay, no digas tonterías: el volumen lo manipulan los técnicos, no yo.
Yo no manipulo el volumen, yo recibo el volumen y bailo según el volumen.
Bueno, no bailo: hago como si supiera bailar muy bien y justamente hoy no me apeteciera.
Algo parecido a mover los brazos, cierta rotación de los codos que observo en los demás.
La música es sabia, la música dice la verdad, el volumen es necesario.
Soy yo el que no entiende.
Pero en alguna parte nace el arcoiris, ¿verdad?
¿En el ojo?
No, no, basta: ¡soy feliz!
Toda esta gente idiota no puede darse vuelta el corazón.
A ellos la sangre les pasa por dentro.
Yo en realidad tengo que hacer un plano de las próximas horas.
Saber si me voy a ir corriendo, si van a llamar a mis padres porque he desaparecido, y todo eso, o si sigo moviendo los codos.
Ni siquiera sé si tengo codos, pero los muevo.
El ojo es un ojo, idiota, no cabe un arcoiris.
El corazón es un corazón, idiota, necesita estar oculto.
Ser otro, ¡ya!
Lobotomía, ¡ya!
Ibai, ¿me aguantas la mochila?
…el autobús…
…me voy…
…fosforescente su cuerpo desciende sobre el mío…
…¡la única violeta del mundo que no se marchita tenía que ser la mía!…
Basta, ¡que no se divierta nadie! ¡Que no se divierta nadie, nadie!
Angustia para todos y olas de frío a través de los altavoces.
Frío y angustia y plaza y la camiseta de un chico que nunca estará vestido ante mis ojos.
Dónde está mi gato, dónde está el escondite caliente de sus patas.
Yo no puedo pensar en otra cosa que en enterrarme en mantas o toallas, mantas o toallas o almohadones de sofá, o mantas, mantas con un hueco para respirar entre las manos.
Si alguien me quiere clavar una espada encontrará sábanas azules, mantas de lana y tres almohadones de sofá.
Si uno de estos jóvenes me quiere clavar una espada encontrará sólo mantas, esas mantas amarillas y azules que ponen a la salida del Institut del Teatre en noviembre, ¡no divertiros más, por favor! ¡Ya se han divertido todos mucho!
Mantas no: no, no.
Quiero edredones.
Quiero edredones, impermeables, papel de aluminio con un hueco para respirar hecho con los brazos, cortinas de ducha, carteles de cine, plateas de teatro, un pétalo.
Estoy en un concierto
estoy
en
un
concierto
soy
joven
tengo
que
disimular.
La música es sabia, la música dice la verdad, el volumen es necesario.
Parece que también a los diecisiete años hay que vivir.
Dentro de tres años estaré en un sofá escuchado el CD de este concierto.
Bueno, no más tonterías, yo soy una persona normal.
Jajajajajaja. ¡Ja!
Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos.
Ay.

A dormir.
Cuando uno está cansado duerme, ¿no?
Lo hace todo el mundo, ¿no?
Entonces qué pasa.
A dormir, ¡si yo suelo soñar con angelitos, que no tienen sexo y no me pueden hacer mal!
No os preocupéis.
Sólo acercadme las mantas, el papel de aluminio, las cortinas de ducha y el pétalo.
Bueno, un pétalo cualquiera.

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