EN BUSCA DEL ESBOZO DE LA ESTRUCTURA
¿Qué tengo que hacer ahora? Si quiero crear un devenir debo dividir la noche de la violeta en partes. No sé si me interesa dividirlo así. En cualquier caso no veo en este momento otro procedimiento. Las partes podrían ser, por ejemplo (desordenadamente): antártida / cuarto de baño del bocatta o del ático / caída por la escalera / descenso de guillem sobre el cuerpo de adriana (a esto lo llamaremos «incidente») / llanto de ella en el sofá / desayuno al amanecer / ataque / proyección de la película porno gay casera (pequeño autorretrato azul) / dormir / el encierro de ellos dos en una habitación. El orden podría ser:
proyección: primer acto / representación profética de lo que va a pasar
incidente
ataque 1: cuarto de baño – yo
ataque 2: escaleras = huye por la ciudad – yo
antártida
desayuno
Así, el yo aparece cuando nace mi adolescencia, es decir, después del incidente. El acto fundacional de mi adolescencia es la noche de la violeta
por lo tanto mi yo es una consecuencia del incidente, es donde se destapa la esencia, así que la parte del incidente no estará escrita en primera persona.
Pero qué pasa en la antártida… el yo tiene que haber llegado a su máxima profundización, entonces se pone en crisis. La antártida no es exaltadora del yo, eso es barcelona. Quizá estoy tratando de justificar que me doy cuenta de que la obra es narcisita y que yo mismo critico eso desde el texto. Tal vez la antártida sea el mundo, y lanzar esta obra al mundo sea suficiente para que ese yo entre en crisis. No necesito crear el espacio de la antártida dentro de la obra porque ese yo ya se congelará en el mundo, en el papel, en el espectador durante o después de la función. Así que por ahora no, no hay antártida, no de esta manera.
Y por qué una representación de lo que va a pasar en forma de peli porno. ¿Sólo porque fue así, porque esa noche vimos pequeño autorretrato azul, y porque queda bien el desdoblamiento de teatro dentro del teatro? No. Así que no hay representación, no de esta manera.
Empezar directamente con el incidente, que ya se representa a sí mismo y eso basta. Y luego entra el yo y viene toda la obra.
La obra puede ser entonces:
sólo el incidente
el incidente y uno o más ataques patológicos del yo
el incidente, uno o más ataques, y el desayuno de la mañana siguiente
lo primero sería ahora lo más difícil con el material que tengo
lo segundo sería lo más fácil
lo tercero sería lo más clásico (introducción, nudo, desenlace)
Impulso impulso impulso. Qué me dice la intuición… (me pongo música)
La intuición me dice… «que empiece con el incidente… que siga con varios ataques… que haya una antártida… y que nadie desayune nunca… la antártida enfría el ataque y lo petrifica… pero también ve barcelona desde la galaxia Andrómeda donde el yo es puesto en crisis, y tiene que haber una respuesta a eso, no un desayuno sino más bien una comida de mediodía con stephen dédalus. La esencia de mi adolescencia es también eso: vuelca hacia la luz, lo siento, ¡no soy alejandra pizarnik, recuerda! Soy emiliano pastor, y como al mediodía con stephen dédalus. Y dialogamos. No dialogamos al final de mi obra y al final de su novela, no: dialogamos en medio de la guerra, en el bar junto a la playa de san sebastián en barcelona.
No es en ningún caso una conclusión sobre lo que ha pasado, estamo los dos en plena esencia adolescente.»
Mmm… parece que me intuición dice cosas algo caprichosas. Vamos a pensarlo. Porque se entiende que él sustituye a guillem… Y la argumentación de que no haya antártida porque el mundo cumplirá esa función me convence más. Dijimos que el recorte es la noche de la violeta, y me he ido más allá. De acto fundacional he pasado a charla con personaje de ficción, no puedo incluir todo en la obra. Lo que me falta es un recorte conceptual más afilado.
Qué es la noche de la violeta.
Es el acto fundacional de la adolescencia.
Ok. La consagración de la primavera. Entonces no hay charla con dédalus. Hay el incidente, y muchas cosas después: hay ataque, hay recuerdos del estanque, y hay entusiasmo también – no soy alejandra pizarnik, no soy emilio garcía wehbi. O sea, 1 – incidente, 2 – ataque, 3 – y finalmente…
Hay desayuno
que no es el final de la adolescencia, sino el principio
y el sol revienta.