Quiero hacer un nuevo texto para la escena. Quiero trabajar con las palabras como si fueran particulas a-significantes (no lo son, ¿verdad?) como por ejemplo notas musicales o manchas de color (lo son, ¿verdad?). Para ello trabajaré en uno o varios idiomas que yo no entienda en absoluto, por ejemplo árabe, checo o coreano. Cuando la obra esté acabada, o lo esté por lo menos alguna de sus secciones, la traduciré al castellano con un traductor que ya me he descargado de internet y del que ignoro su grado de torpeza, pero imagino que será enorme.
Mi fuente principal es el trabajo de John Cage, o mejor dicho lo que John Cage dice acerca de su trabajo en el libro «Silencio». Supongo que hay algo de envidia por mi parte hacia la danza o la música, que trabajan liberadas del peso del significado y encuentran su esencia en territorios que, así de sopetón, podrían parecer más «espirituales» como le parecían a Kandinsky. Pero no es solamente una cuestión de mayor pureza y libertad en estas formas sin contenido. Es que quizá el caosmos funciona así, prefiriendo no ser pensado sino simplemente realizarse. Entonces, abandonar por completo (por completo, ¿verdad?) el yo creador puede ser una manera de ser atravesado por el caosmos como un vendaval.
La quietud absoluta es el reverso inexistente de la danza. Vayamos hacia la quietud del creador, creamos que es posible inventar mecanismos para que éste opere lo menos posible sobre el resultado: mecanismos de azar sobre un material que no comprende porque no sabe qué significa ni una sola palabra ni tampoco cómo se pronuncia.
La quietud del creador, pero con la música ni con la danza, sino con la partitura de algo a realizar (algo que… bueno, sí… si estamos serios llamémoslo teatro), un «texto para hacer algo». Quiero ser atravesado por un vendaval que deje huellas, para que alguien haga algo con esas huellas.
Sin embargo, cuando traduzca el texto al castellano, cada palabra cobrará sentido. Volverá a ser para mí lo que no era para mí: una partícula significante. Entonces, ¿por qué no trabajo directamente con palabras que no existan, que sean sólo ruido para todos? Porque entonces, podría directamente no trabajar con palabras, cogería un silbato y me pondría a hacer ritmos, por ejemplo. Y no es lo que quiero. Quiero llevar a la escritura dramática, que hasta donde yo sé se basa en palabras (aunque bah, menuda chorrada), a un terreno que dicen que le es impropio. Entonces necesito conservar las palabras del original, serán quienes harán turismo en el nuevo ámbito.
¿Experimento experimentado a principios del veinte? Puede ser, sí.
Pero la búsqueda formal me resulta muy necesaria, y en la actual crisis y hundimiento de la dramaturgia textual respecto a la dramaturgia escénica, creo que hay que probar (si hace falta insistiendo) nuevas formalidades que lleven a nuevas funcionalidades.
La comunicación con un supuesto contenido será necesariamente fallida. La comunicación con el caosmos será directa y difícil, para los que quieran «hacer algo».