Bueno, ya de pleno en el monólogo. El monólogo son cuatro ataques fundamentales, cuatro partes: el ataque en la discoteca, el ataque en la antártida, el ataque en el cuarto de baño, y el ataque durante el paseo. Son cuatro consecuencias de la acción-detonante, como un vidrio partido en cuatro. Todos empiezan en esa acción doliente y acaban en el diálogo, de manera que entre ellos no tienen una relación de causa-consecuencia (esto me hace un poco de ruido, estoy acostumbrado a que todo avance, a que en el devenir temporal cada sección transforme todo lo que viene después, y no solo acumule… en este caso es más bien una acumulación, una repetición de ataques, una insistencia). Son cuatro representaciones de un ataque de adolescencia, y al mismo tiempo cuatro consecuencias directas de la noche de la violeta.
Las características formales de cada parte son por ahora las siguientes, con ejemplos:
ATAQUE DISCOTECA:
no siento mis pies y bailo y bailo
y todo lo que he dicho está en la cabeza de alguien – más luces
¿hola? – cómo se llama – un ¿qué?
- El ataque es el más común, el que tiende hacia la DESESPERACIÓN de la adolescencia.
- No demasiada solemnidad.
- El texto tiene un pulso acelerado.
- Hay muchos interloctures que no aparecen pero que claramente interrumpen y el adolescente responde.
ATAQUE PASEO:
¿Me compro un helado? No, no, dios mío, ¿me compro un helado?
Saco mi monedero – bueno, en realidad nunca he tenido monedero
Saco mis monedas del bolsillo
- Tiende hacia la HERMOSURA de la adolescencia.
- Nada de nada de solemnidad (dentro de mis posibilidades).
- El texto tiene un pulso normal, el médico diría «muy bien, señora, siga así».
- El lenguaje es oral, cotidiano.
- Es el adolescente grabándose a sí mismo en su recorrido a pie por la ciudad esa noche (baja por la diagonal, paseo de grácia, hasta la casa de Guillem – probablemente, cuando vuelva a Barcelona, me grabe a mí mismo en ese mismo recorrido.
ATAQUE CUARTO DE BAÑO:
yo blanco – un poco más – …muy blanco
- Tiende hacia el MISTICISMO de la adolescencia.
- Es más solemne.
- El pulso es el más lento de todos – está tirado contra una esquina del cuatro de baño.
- Éxtasis de luz.
- El lenguaje tiende hacia la exactitud.
ATAQUE ANTÁRTIDA:
Yo fui Emi El idiota del restaurante Fue fácil
- Tiende hacia el FRÍO y el SILENCIO de la adolescencia.
- Es terriblemente solemne, ¡uf!
- Es un salto al después: el glaciar ha barrido Barcelona y sólo queda una antártida.
Algunas cosas generales para las cuatro partes del monólogo y supongo que para toda la obra en general: la acción será acotada y diferenciada del discurso, como en el teatro convencional, de forma económica. Los interlocutores serán Guillem y Adriana, el primero como objeto deseado por el adolescente y la segunda como el resto del mundo o fuerza entre el adolescente y Guillem. Tener ojo con poner demasiada autoconsciencia en el personaje, que la información se de a público sin que la sepa el personaje, pero a través de él. No habrá una metateatralidad especial, no viene al caso.