He visto tu rostro repetirse en cada ciudad como una voz que trata de recordar en la antesala del teatro. Hay luces y oscuros. Sigues viva en otro cuerpo.

Mi barrio tiene ramas, es alto y mis vecinos son gorriones. Quedan restos de otro siglo, las casas, el sudor en las paredes. Mi barrio es una montaña, un silencio después de la lluvia.

Hay vencejos y un azul antiguo. Llueve calor el día pregunta por mi. No tardaré en firmar el cielo en su cuerpo y arder (¿por qué no?) tranquilo en el aire.

Los silencios que me das son los de un bosque sin animales. Grita cuerpo tiembla corazón humedezco mis manos en el río.

Veo líneas rectas. Hay sueño, velocidad y una misma hora en sus miradas.