Que gusto da ver a seres vivos que brotan
Me invitan a un concierto. Me invitan a una casa. Me invitan a sentarme en un sofá. Solo he venido yo. No, en realidad no estoy solo. Están las plantas, que no lo parece pero están. Una mesa repleta de seres vivos que respiran a su modo a la entrada de la casa y en otra habitación y en un rincón del salón y pienso nada más cruzar el umbral de la puerta que gusto da ver a seres vivos que brotan.
Entonces, te cuento, que me invitan a sentarme en el sofá. Es el tercer día de “El Concierto Expandido” de Poderío Vital y Poderío Vital son Itxaso y Oscar. Y allí están ellos dos, minutos antes de empezar, desplazándose, colocando un objeto al lado de otro, instalando, rectificando otra vez la posición, así está mejor, anotando en la libreta, respirando… y en un momento, inesperado, los tengo delante de mi observándome, uno al lado del otro, sonriendo, esperando a que les mire, porque lo que quieren es saludarme, saludarme mientras me miran a la cara, sin dejar de sonreír y entones, es ahora, cuando empieza el tercer día del concierto.
Poderío Vital hace canciones, ese es su modo de expresión, ese es su modo de estar con la gente, de hablar a la gente y cantan porque quien canta su mal espanta, porque es un ejercicio de soltar, de para fuera, es placentero, físico y ensanchador. Y la expansión no es gratuita porque, pienso, que utilizan la canción como un trampolín, una manera como otra para construir modos de entenderse con el mundo sin olvidar al observador como un compañero de viaje.
Mientras trato de contarte esto, lo que pasó en el tercer día, se me viene continuamente la palabra “suavidad”, como algo que se instaló y se generó durante las dos horas que duró la experiencia. Y no hablo de la suavidad como una forma de estar o un instrumento para dar placer, que también, pero no. Me viene continuamente la palabra “suavidad” porque me hicieron reír, vibrar, provocar, alterar, reflexionar e incluso gritar con suavidad. Unos consiguen lo mismo mediante bonitas luces, conceptos ingeniosos, construcciones nihilistas o cuerpos virtuosos, pero ellos no. Ellos tienen la suavidad, la mirada horizontal y el estar, en el sentido de vivir ocupando lucidamente el espacio y el tiempo, sin el carácter estrella que envuelve al ídolo. Y con suavidad y a través de sus canciones y la forma de vivirlas, consiguen colocar delante de mi un espejo en el que me reflejo, pero no un espejo cóncavo que deforma el héroe, sino un espejo real, que a veces puede dar hostias, hostias suaves, pero hostias al fin y al cabo. Porque de eso también tiene la vida. Y es ahí lo que más me atrae de ellos porque invitan a instalarse y a extenderse. Invitan a celebrar la vida, a estar en ella, sin negar las putadas, las mierdas que hacen que todo esto sea un poco más difícil, pero dejando sus cuerpos, sus voces y sus palabras como ejemplo de resistencia y esfuerzo a imaginar posibles y llevarlos a cabo.
Pero, como te digo, empieza el concierto y me preguntan por dónde quieres que continuemos y a mi, que estas cosas me suelen dar un poco de vergüenza les invito que sean ellos y que tal vez, en algún momento, pueda interferir. Pero ese momento no se hace esperar ya que después de la primera canción nos encontramos los tres en una conversación que ha surgido de forma natural, suave insisto, y que, de alguna manera, coloca la experiencia, el encuentro, en un lugar mucho más rico. Y no creo que sea por la cercanía física o el entorno casero. Creo que son ellos los que se ofrecen para que esto ocurra. Son ellos que quieren estar contigo, verte y que les veas. Son ellos los que quieren vibrar, gritar, callarse y vivir desde el cuerpo contigo. Y lo hacen muy fácil.
Y después de esa primera canción llega la segunda y de ahí otros temas atraviesan las paredes y cuando las paredes son atravesadas vuelven a cantar, pero también se detienen, me enseñan algo ¿has visto este vídeo? me preguntan algo ¿conoces la teoría de la generación espontánea? y ahí que estamos los tres escrutando, tal vez oliendo, y en ese ir de un sitio que enlaza con otro surge la siguiente canción. Hasta que, no recuerdo cuando, todo se pone en pausa de manera natural,otra vez, fácil, hasta esperar que al día siguiente se reanude justo por donde se ha dejado.
De esto, en realidad, no puedo hablar mucho más.
No puedo hacer una narración concreta de lo que ocurrió. Como siempre me pasa cuando intento hablar de algo que he visto o experimentado, que me gusta y me parece importante que la gente lo vea, digo, cuanto intento ser certero al hablar de ello nunca lo consigo porque pienso que estoy traicionando algo. No tengo la agilidad que se necesita para hablar de las cosas. Pienso que lo único que puedo hacer de verdad es vivirlas e invitar a que el resto lo haga.
Si que puedo decir que el concierto continua, que estarán todos los días del mes y que yo mismo les he invitado a estar un día juntos. También te digo que tu les puedes invitar, que están ahí, intentando inmiscuirse en la ciudad, como pueden, deseando interferir y que les interfieras, atentos a lo que sucede día a día.
Decirte también que luego, después del concierto, la vida continuó con otras cosas, caminé, hablé, vi una película, llegué tarde a casa y me metí en la cama.
Decirte que todavía, en el sueño, había algo que retumbaba, algo que temblaba.
De esas cosas que se quedan latiendo después de una buena experiencia.
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