Con poquitas horas de sueño y un viajaco a las espaldas, no es fácil cambiar de continente y de lengua e intentar dar un taller de una cosa tan difícil de explicar como las máscaras digitales. Pero estamos tan felices de estar aquí por fin y de comprobar que milagros como la existencia de un lugar llamado Ker Thiossane en Dakar es posible, que no se puede llegar al primer día de taller sin la mejor de la sonrisas.
Pese a lo duro de los principios (unos muy serios con sus cuadernos de apuntes, otros con su propio jet lag y por tanto con pocas ganas de movimiento) según avanzaban las horas los cuerpos se han relajado, el entendimiento mutuo se he hecho paso más allá del francés y del inglés y tras la comida tod@s junt@s las horas han volado y las ideas han ido surgiendo. Para cerrar la jornada, concierto y actuación de teatro foro. No se puede pedir más en el primer día.
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