Aimar Pérez Galí ha escrito un texto sobre mi trabajo en el primer número del fanzine OJO del Graner.
Para mi es un honor.
Yo soy de las que tiendo a olvidar el trabajo hecho, a no darle importancia, a recordar a fuego algo dañino que me dijeron sobre mi trabajo hace años y olvidar los aplausos largos y los elogios, a pensar que a la gente lo que hago no le debe interesar un pepino y que en general lo que me ocupa es algo completamente inútil para este mundo.
Este texto disminuye un poco esas sensaciones.
No solo le agradezco a Aimar que lo escribiera sino las conversaciones que tuvimos sobre mi trabajo antes de hacerlo.
Hablarle de mis piezas a través de sus preguntas y de los elementos y herramientas que él encontraba en ellas me ha servido muchísimo. Explicar qué había hecho, por qué, de dónde partía y qué exactamente me interesaba en cada proyecto me ha hecho entender mejor mi curro y tener una visión global de él.
También me reconforta mucho ver que alguien escarba en capas profundas y en la base del trabajo encuentra cosas que le interesan. Y me hace ver que a mi también me siguen interesando. Todavía.
Me ha hecho pensar que no todo el mundo me ve como una «vendedora de crecepelo» (aunque también se agradece que los que te ven asi escriban sobre el trabajo.)
Aquí el número entero del fanzine .
aquí el texto de Aimar:
Cristina Blanco: jugando con la ficción.
Cuando vamos al teatro, o al cine, firmamos un contrato con la ficción. Conocemos la convención teatral, que nos ofrece en un espacio y un tiempo concreto la posibilidad de repensar o reinventar la realidad. Comprando la entrada que nos da acceso a ver el trabajo de tal o cual artista damos el consentimiento para que se nos mienta. Tenemos que aceptar dicho contrato con la mentira para mantener nuestra relación con la realidad, pero en el marco temporal que dure la acción teatral queremos que nos mientan lo mejor posible, queremos creer que esa ficción es real.
Cristina Blanco, artista madrileña afincada en Barcelona, conoce muy bien ese contrato así como las convenciones teatrales puesto que es en ese margen donde instituye su práctica artística. Cristina construye ficciones subrayando las convenciones de las artes escénicas y utilizando sus refinadísimas dotes interpretativas para poner al público en constante estado de duda. Su estrategia es hablar siempre desde la naturalidad, una subjetividad real, incluyendo sus nervios, aceptando los fallos técnicos que puedan haber, mostrando su curiosidad abiertamente. Esa estrategia hace que el espectador empatice inmediatamente con la artista, creyendo todo lo que nos cuenta, y es en ese instante cuando ella utiliza las convenciones y juega con ellas, y con nosotros, claro. Cristina se propone entender el funcionamiento o mecanismo del acto escénico, ese contrato con la mentira, ese hacer creer, y para ello utiliza diferentes estrategias formales y estilísticas y diferentes géneros.
En su primer trabajo cUADRADO_fLECHA_pERSONA qUE cORRE (2004), galardonado con el 3r premio Jardin d’Europe en Impulstanz 2008, proponía redescubrir los signos y códigos sociales «universales». En este trabajo de investigación semiótica se pone en un papel clownesco para repensar las convenciones de las señales que están insertadas en un espacio como puede ser un sala. La señal de exit-salida, la del extintor, de la alarma, una puerta, se convierten en dibujos que Cristina intenta entender, dando la oportunidad de repensar el significado supuestamente universal de dichos signos.
Resignificar los objetos, signos o códigos ha sido el punto de mira del trabajo de muchos artistas, especialmente en la danza conceptual con coreógrafos como Jérôme Bel, Xavier Le Roy, Cuqui Jerez, Grand Magazin o Juan Domínguez.
Es precisamente con Cuqui Jerez, con quien desarrolla una larga colaboración en trabajos como The Croquis: Reloaded (2009) y The Neverstarting Story (2008) – un proyecto colectivo con Amaia Urra, María Jerez y Cuqui Jerez – donde Cristina investiga más a fondo esta relación semiótica y lingüística. Dentro del proyecto colectivo The Neverstarting Story se crearon piezas tan fantásticas como The Movie, The Set-up, y The Rehearsal. La performatividad del lenguaje se convierte en una herramienta esencial para el trabajo de estas cuatro artistas. Si podemos hacer cosas con palabras, como diría el filósofo J. L. Austin, ellas utilizan precisamente ese potencial para inventar ficciones. Juegan con el teatro haciendo teatro, jugando con sus propias convenciones y subrayando el principio de la ficción, de la mentira, de la creencia, del contrato. El giro interesante es precisamente que no sólo dan visibilidad al mecanismo teatral, gesto recurrente en muchos artistas escénicos contemporáneos, sino que más bien juegan con el mismo mecanismo, y es ese juego perverso lo que cautiva al espectador; porque el espectador ha firmado el contrato, quiere ser mentido, no que le cuenten cómo se miente.
En 2010 empieza un nuevo proceso de investigación alrededor de la ciencia ficción, o la ficción de la ciencia, donde pretende entender las leyes científicas haciendo un ejercicio de traducción de esos principios a la realidad del teatro. El proceso va generando espacios de visibilidad donde muestra sus avances investigativos: abre un blog; forma el grupo de música The Elements, componiendo canciones a teorías científicas, como la fabulosa Canción del Caos; crea Teletransportación, un recorrido por los bosques de Pontós (Gerona) para el festival MAPA, y Le Parc Parallèle, otro recorrido para el festival francés Dedans Dehors; y finalmente el trabajo escénico que aglutina todas sus investigaciones: ciencia_ficción. En este último, Cristina nos hace un recorrido por su investigación hasta el momento de la actuación, y comparte con el público los materiales que ha ido encontrando y desarrollando en ese intento de llevar las leyes de la ciencia al espacio teatral, el espacio hegemónico de la ficción. Con este trabajo, que la mantiene ocupada durante dos años largos, ya vemos como Cristina se sirve de los géneros que el material le pide, abriendo el campo de acción, en lugar de cerrarlo al teatro, para el cuál ha sido inicialmente entrenada.
Paralelamente a ese trabajo escénico que ha desarrollado estos últimos años y movida por esa ambición de no encerrarse en un único género, Cristina Blanco, actriz de formación, ha colaborado en cine, protagonizando el corto Ahora no puedo de Roser Aguilar, con la que se ha llevado una larga lista de premios a mejor actriz.
El agitador Vórtex es el nuevo proyecto con el que Cristina Blanco se ha embarcado ahora. Partiendo del deseo de trabajar con distintos géneros (cine, ópera, teatro, musical, etc.) está investigando las convenciones de cada uno para poder cuestionar sus normas y mezclarlos de la manera más sorprendente. Un collage en vivo de géneros que dialogan entre sí, rompiendo con los códigos que los conforman, cuestionándose la naturaleza de los mismos y jugando a cambiar sus normas. ¿Por qué asociamos una orquesta sinfónica con tonalidades disonantes a una película de miedo? ¿Qué ocurre si en los créditos de una película de James Bond suena música tradicional con gaitas gallegas? ¿Cómo cohabitan E.T. y un obispo en el Far West? ¿O una sevillana con un ninja en una nave espacial?
Podríamos afirmar que en este último trabajo esta artista polifacética aglutina todos los géneros que le fascinan para pasarlos por la trituradora, el agitador Vórtex, y crear así un nuevo género.
Estaremos atentos a lo que pueda surgir de esa máquina agitadora de géneros. Si algo está claro, después de repasar la trayectoria de Cristina Blanco, es precisamente que no es una artista convencional sino más bien una artista que en la convención encuentra su fuente de inspiración.
Pregunta al lector:
Estamos bombardeados constantemente por la ficción, en la televisión, en el cine, el teatro, y disfrutamos de estos momentos donde la realidad es alterada, pero ¿por qué nos interesa tanto la ficción?
Referencias bibliográficas:
En relación a la ficción:
Exploradores del abismo, Enrique Vila-Matas, Editorial Anagrama, 2009
El Aleph, Jorge Luis Borge, Editorial DeBolsillo, 2011
En relación a la performatividad del lenguaje:
Cómo hacer cosas con palabras, John L. Austin, Ediciones Paidós Ibérica, 1990
En relación a los géneros:
Community, una serie de televisión norte-americana dirigida por Dan Harmon, estrenada en 2009 en NBC.