UNA PEQUEÑA SALA AL FONDO
Y ya llevamos una semana de ensayos, que no se ha pasado ni rápida ni lenta, sino en su tiempo justo. Qué suerte, pocas cosas pasan a la velocidad adecuada.
El primer día volvemos a poner a las actrices una enfrente de la otra, y la sensación que da es que los personajes ya estaban dentro de ellas deseando salir, durante todo este tiempo. Y lo hacen. Ya lo sabíamos, pero se nos confirma que no empezamos de cero. La madre y la hija ya existen [quién sabe desde cuándo], y es un placer volver a encontrarse con ellas, como con dos viejas amigas.
Como ya dejaba ver Adrià en su anterior post, llevamos mucho tiempo trabajando en esta historia, y el proceso ha sido más bien atropellado. Pero después de esta semana ya apetece verlo de otra manera: está siendo simplemente un proceso largo, un proceso de esos que se cocinan a fuego lento, como los cocidos, que ha ido cogiendo sabor y densidad, que no se ha hecho y ni se está haciendo a la ligera.
En esta primera semana ya casi hemos montado la primera parte y vemos perfilarse el carácter de la obra. ¡Y nos gusta lo que vemos! Hemos puesto a las actrices a jugar, disfrutando de esas impros en las que ambas se dejan la piel y que siempre han acompañado y enriquecido nuestro proceso. Y por supuesto, hemos entrado de cabeza en el texto, exprimiéndolo y probado de mil maneras todo lo que éste nos puede ofrecer.
Es la tercera vez que los pasos del Col·lectiu La Santa retumban por los enormes y vacíos pasillos de la Fabra i Coats. Para nuestra compañía ya es un sitio familiar, aunque no niego que al principio cuesta un poco acostumbrarse con lo enorme, lo vacío y los fantasmas (los nuestros!).
Pero ahora ya se han ido, y sí, nos apetece decir que entre los pasillos grandes y fríos de la antigua fábrica hay una pequeña sala que está al rojo vivo, que ahora mismo es un hervidero de ideas, de ganas y de fuerza, y donde está al fin cobrando forma la historia que os queremos contar.
Laura Mihon, ayudante de dramaturgia y dirección.