DADME EL “TIEMPO RYAN GOSLING”
DADME EL “TIEMPORYAN GOSLING”
Lo de hacer teatro es de masoquistas. Y de inconformistas. Si encontrase alguna otra profesión que me llenase igual que el teatro, no lo dudaría ni un momento. Lo dejaría todo por ella y seguramente viviría más tranquilla. Y me imagino en un quiosco de periódicos, saludando a los compradores matutinos y dando rienda suelta a todo el registro de conversaciones clásicas, que estimo, deben darse en los quioscos de periódicos: “Parece que ya se ha acabado el verano”, “¿Le pongo la Penthouse, como cada semana?” o “A estos políticos habría que meterles fuego”. O me veo tras el mostrador de una tienda de delicatesen, pequeñita, hinchándome a foiè y buen vino – que para eso la tienda sería mía -. Y haría un comercio elitista-revolucionario, que es lo que hacen todas las grandes marcas: Robar a los ricos para quedárselo ellos.
Pero no, yo sigo Haciendo Teatro. Y digo esto y no “en la interpretación”, porque en general, la mayoría de los actores que actuamos en teatro, acabamos Haciendo Teatro. Y no me refiero a fingir o a actuar mal. Sino a todas esos otros quehaceres necesarios de los que alguien tiene que ocuparse para sacar su proyecto adelante. Y en este epígrafe caben muchísimos verbos: producir, reciclar, pedir, robar, comunicar, rogar, construir, descargar y cargar, iluminar, escribir, invitar, distribuir, justificar (sobre todo subvenciones. Los más jóvenes del lugar puede que desconozcáis el término), presentar la declaración trimestral…escribir…dirigir…actuar…
Todo este jaleo para poder Actuar.
Y en esta vorágine un día te plantas en una sala extraña, anormalmente vacía. Y te das cuenta que, ¡coño! Han empezado los ensayos. Y entonces es cuando yo me enfado con este lío que es Hacer Teatro y reclamo el Tiempo Ryan Gosling. Ese tiempo en que Ryan, se podía dedicar a aprender mecánica para arreglar el coche que conducía en Drive. O cuando se fue a vivir 3 meses con Michelle Williams sólo para crear entre los dos, esa relación de pareja de Blue Valentine. Y yo, el tiempo Ryan Gosling me lo he pasado en modo multitask.
Por suerte, no somos acaparadores y poco a poco tenemos más colaboradores que nos ayudan y sacan adelante este lío en el que Col·lectiu La Santa nos hemos metido. Y en una de estas, la productora me dice “No sé cómo puedes ser creativa en estos momentos” y yo le digo que lo que no sé es como soy capaz de no explicarles a todos los asegurados que llaman al servicio de atención al cliente que me da de comer, como nos va el Verkami. O lo bien que salió el ensayo de ayer. O que parece que al final tendremos fecha de estreno.
Y es en ese momento en que me doy cuenta que soy una quejica, embustera y masoquista. Que en el fondo no concibo el proceso de creación de “La Infanta Terrible” de otro modo. Que vivo feliz guerreando por sacar adelante estos proyectos. Que no es sólo amor al arte, es necesidad. Y recuerdo porqué decimos que La Santa es Teatro en Guerra.
Sí, queridas amigas…esto es la guerra y la batalla final se jugará ante el público. Así que… ¡Va por ustedes!
Olé. Tu voz cada día más directa, potente y certera, actriz. Suma y sigue. <3