Viernes 18 de junio. Madrid con más frío del previsto. Nos juntamos en la parte de arriba de la Praga para conversar con Lidia Hurtado y Oihana Altube sobre su experiencia en el CRUSH. Esta entrevista está completamente impregnada por la música de Nacho Bilbao que, en la parte de abajo, compartía una primera versión de su nueva pieza. Si fuera en audio podríais escuchar su guitarra, su voz y la risa que nos entraba cuando en lo silencios a alguna se le oía más de lo esperado. Eso es también La Praga.
¿Recordáis donde estabais antes del empezar el CRUSH?
Lidia: yo estaba esperando a que me llamasen de las oposiciones de bibliotecas, así que me pasaba el día durmiendo, comiendo y escribiendo. Estaba esperando que me llamasen y esperando que no me llamasen nunca porque me encontraba mega a gusto.
Paula: ¿Te llamaron?
Lidia: Sí, estoy en el Ministerio de Cultura. Estoy contenta, llevando a escritores organizando cosas… estaría bien que me llevaran a mi pero por lo visto no se puede, una vez que trabajas ahí ya no te pueden llamar.
Oihana: Me encanta, acabo de mirarlo en el google. Creo que no estaba haciendo nada. Estaba dando alguna clase (una a la semana, que a veces cancelaba por falta de aforo). Creo que estaba en un momento un poco inquieta con el CRUSH, con un taller al que me habían invitado de Mover Madrid con Paz Rojo y Lucas Condró sobre danza y escritura. Nos preguntamos cómo gestionar la relación entre escribir y moverse, aunque luego resultó más bien un taller donde compartir tus propios curros de movimiento.
¿Te sorprendió entonces que en el CRUSH te emparejaran con una escritora?
Oihana: Sí. De hecho, luego no quería escribir. Ha sido muy clara la relación tan rara que tengo ahora con la escritura. Lo que hace algunos años era una relación más orgánica ahora me toca un poco más la moral. Pero creo que es porque algo está cambiando en mi modo de usar el lenguaje.
¿Qué os hizo decir que sí a participar en el CRUSH?
Oihana: La sensación de intimidad, de que fuese lo que fuese iba a pasar algo. Era enfrentarme a un marco bastante nuevo, tener que compartirme… yo no soy alguien que me comparta mucho. Si me llaman me lo pongo como ejercicio, pero no me es fácil. También que fuera un espacio pequeñito, muy cercano, fuera de las expectativas de unos marcos a los que estoy más acostumbrada. Me refiero a marcos artísticos que, aunque son peores, me dan más seguridad: dentro de este festival o de este sito.. eso da seguridad porque tiene un lenguaje, una forma de usar tu cuerpo, que ya te sabes.
También dije mucho que sí por vosotras, por ganas de cercanía con vosotras. Quería empezar a generar relación con gente que me da muy buen rollo y que por los marcos a los que estoy acostumbrada igual es más difícil personalizar tanto.
Lidia: A mi me pareció bien. Hubo una parte de fiarme de Marta. Aunque nos conocemos desde hace mucho no habíamos mantenido el contacto y al llamarme para esto fue decir a todo que si. También es que yo trabajo siempre sola y a veces pierdes el sentido, no sabes si tiene alguna importancia y además son proyectos muy largos y echas de menos compartir.
Me apetecía que fuera alguien de danza. Yo he bailado también un poquito y me parecía que como la escritura y la danza pertenecen a sitios tan distintos todo lo que pasara entre medias iba a ser interesante.
¿Habéis bailado?
Oihana: Un poquillo, pero no tanto.
Lidia: Tampoco hemos escrito.
Oihana: No, fue muy curioso
Lidia: Tampoco fue una decisión que tomásemos conscientemente.
Oihana: Lo que hemos hecho es rajar, contarnos la vida usando fotos.
Lidia: Yo estaba atascada con lo que estaba escribiendo y había sacado fotos familiares. Leí a Oihana un texto que había escrito sobre una foto de mi abuelo para enseñarle un poco lo que hacía yo. Estaba trabajando escribiendo sobre las fotos. A partir de ahí ella trajo también sus fotos.
Oihana: Para mi fue un reto porque mi trabajo respecto a mi memoria no la hago a través de fotos u objetos. Los tiro.
Lidia: A veces me decía: “mi madre me dio su vestido de novia” y cuando le pedía si lo podía traer me soltaba “ah, no no, lo he tirado”.
¿Dónde reside para ti la memoria si no es en esa acumulación de objetos?
Oihana: Ni si quiera diría que en el cuerpo. Diría que en lo que pasa moviendo el cuerpo. Y también en el cuerpo, ¿eh? Es una sensación de conocer de verdad. Pero también lo que pasa en un medio, moviendo, por eso creo que no soy tan de objetos. Sí cuando interveníamos los objetos. Cuando cojo la foto y le hago algo entonces sí aparece otra cosa pero no en la foto en sí.
Lidia: A mi en principio lo que me interesaba de las fotos es el hecho de estar viendo ahí cosas que no estaban exactamente en las fotos. Me interesaba más la historia que yo me había contado sobre ella. Uno va buscando cierta confirmación de la historia, de la verdad, y las fotos no te lo pueden dar nunca porque no son la realidad de lo que pasó aunque tu te empeñes en verlo. Es más interesante lo que te estás empeñando en ver que lo que hay en la foto. De ahí salió la intervención.
Oihana: Yo no tengo muy claro si creo en la memoria como algo separable de los deseos. Y al revés también por supuesto. Me pregunto qué estoy buscando en la memoria. Qué deseo, qué rechazo, qué puedo con ello, qué quiero con ello.
Lidia: Yo me fío muy poco de la memoria. Las narraciones que los demás han hecho sobre lo sucedido se superpone con tu memoria y en esa separación uno acude a las fotografías, en esa necesidad de resolver quién tiene razón. Pero eso no existe. En la práctica que hicimos observamos cómo cambia un recuerdo en el momento en que se lo cuentas a otra persona. Entonces pasa a ser una historia y necesariamente deja de ser el recuerdo que era.
En esa búsqueda os habéis sentido más cómodas con la oralidad, ¿no?
Oihana: Ha sido super oral, si. Es verdad que yo en la oralidad no me siento muy cómoda. Siento que soy alguien que me trabo mucho, que hago muchos silencios… pero sí me sentí cómoda con Lidia. Lo voy narrando como brrrrrrr… que siempre hago ruidos… No me sentí responsable de mi propia narración. Sentía que el diálogo era algo que íbamos haciendo. No sería capaz de hacer una narración lineal del tipo “yo, cuando era pequeña…”.
Lida: Eso del CRUSH molaba. Yo le estaba contando cosas a Oihana que ella no tenía forma de contrastar. No conoce a nadie de mi entorno. Es la libertad absoluta de contar tu lado de la historia. No me tengo que contener. Si quiero decirle, no es el caso, que mi hermana es una hija de puta ella me va a decir que sí.
Oihana: Para mi ha sido un temón el tema de la moral. Ser justo con la historia o no. ¿Cómo nombrar la propia experiencia sin temer a la moral? Hay unas presiones con respecto a la familia, el amor, el agradecimiento, la verdad… creo que eso es también lo que me pasa con los objetos, que me es más fácil desprenderme que de lo psico- somático que emana de las fotos.
La práctica que compartisteis en la apertura estaba impregnada de esa connotación afectiva. Pusisteis en el circulo donde todas las personas invitadas depositamos nuestras fotos familiares un lugar para las “de mal rollo”, otro para las de “buen rollo” como protectoras. ¿Por qué era importante para vosotras esa decisión?
Lidia: En la narración nos sentimos un poco desbordadas por el mal rollo, las cosas difíciles. Entonces nos preguntamos: de todo eso, ¿con qué te quedas? ¿a qué te agarras?. Eso funciona como barrera de contención. Lo de poner esas en la parte de fuera del círculo fue completamente intuitivo.
Esther: Bueno, el círculo siempre es protector. Es fuerte que se ha repetido muchísimo en el CRUSH.
¿Cómo ha sido tener unas celestinas?
Lidia: El juego era un poco confianza ciega. Nosotras les íbamos contando y todo les parecía bien.
Oihana: Yo creo que nos ayudó. Hubo un momento donde dudábamos y ahí la validación de Marta y Esther nos dio el impulso para seguir.
Lida: También fue super importante en el momento de la apertura. Nosotras estábamos ahí metidísimas y nos preguntábamos qué íbamos a mostrar. Ellas nos dijeron que pensásemos otras opciones de cómo invitar a la gente.
Oihana: Es verdad. Nos ayudaron muchísimo con eso. Nos dieron la idea de compartir la práctica de cómo nos habíamos ido contando las cosas en vez de mostrar algo y las dos nos miramos como…. “hostia… tate, pues eso”.
Lidia: Si si, llegamos al domingo además con la cabeza tan frita que necesitábamos unas vacaciones del crush.
Oihana: Si, yo acabé agotada…
Esther: ¿y por qué esto? ¿Es por abrir muchos melones o por ser muchos días o..?
Oihana: Si, creo que porque abrimos muchos melones, por todo lo que contenían las fotos.
Lidia: El proceso de intervención de las fotos no fue en absoluto neutro. Yo toqué algunas cosas por las que me fui jodida a casa a echarme una siestecita y a ver la tele. Una sentía que se estaba jugando cosas a varios niveles. Además Marta y Esther me invitaron a hacerme su práctica de La máquina de desconocer y eso también fue fuerte.
¿Puedes contarnos un poco en qué consiste La maquina de desconocer de Marta Echaves y Esther Rodríguez- Barbero? Lo pongo con esta formulación para que sea sencillo para quien lee hacer el seguimiento de una de las prácticas que salieron del primer CRUSH.
Lidia: Consiste en una cita en la que tu haces una pregunta y ellas funcionan como un detector de posibles respuestas en la que no se te contesta a nada. Marta trabaja con las palabras y Esther trabaja con el cuerpo. Me movieron cosas ahí que iban en la misma línea de lo que estábamos trabajando nosotras.
Esther: ¿Te llegaron respuestas?
Lidia: Fue curioso eso porque el día que lo hice entendí cosas, pero fue como tres días mas tarde que estaba en mi casa lavando los platos e hice “¡PLIN!” y entendí perfectamente lo que había sucedido.
¿Vosotras diríais que es una experiencia profesional, el CRUSH? ¿Lo pondríais en vuestro CV?
Oihana: Yo lo acabo de poner.
Lidia: Yo también. Estoy segura de que ha servido para mi trabajo a muchos niveles. Todo lo que hicimos me ayudó a pensar en lo que estaba escribiendo. El trabajo continúa a día de hoy y en parte de lo que estoy escribiendo va a aparecer La Praga. He puesto una línea de presente que, para mi, empieza cuando hicimos el CRUSH. También es una forma de pensar mi propio trabajo. Yo en general trabajo siempre desde las imágenes, por eso he escrito más poesía, y esas imágenes a veces saltan del texto a otros lugares. Me llevo la idea de poder hacer otras cosas, otras prácticas, para relacionarme con las imágenes. Me atreví a hacer eso porque estaba Oihana, pero ahora igual me atrevo a hacer otras cosas con más personas. Yo normalmente escribo mil horas sentada delante de mi ordenador sin mucho más misterio.
Oihana: Yo tengo claro que es profesional. Tiene valor, es curro y no se me ha hecho muy diferente a cuando curro para una coreógrafa o en mis trabajos. Tiene que ver con la intensidad que supone. A mi me ha modificado el cuerpo. Me ha ayudado un montón a sentir que puedo más cosas de las que pensaba aunque sean difíciles. Como alguien que se dedica a la práctica artística y al cuerpo puedo más cosas de las que me digo. No solo puedo bailar, sino más cosas. Mi bailar y yo podemos abrirnos a otras prácticas.
Lidia: Igual por eso ni bailamos ni escribimos.
Oihana: Fue muy potente. Me puedo mezclar más con la gente, puedo estar menos asustada de mi identidad como bailarina. Las cosas se informan más de lo que pensaban. Cosas como tomar decisiones sobre cómo compartir algo tan íntimo como lo que estaba pasando, atravesar el susto y hacerlo, no lo he vivido muy diferente a cuando mostré en DT no se qué, por ejemplo.
Esther: ¿Por qué te ha venido a ti esa pregunta, Paula?
Paula: Por la puesta en valor de este tipo de espacios. Pensaba cómo narramos estas experiencias desde un leguaje muy afectivo y lo interesante que sería poder elaborar el calado, el impacto, más allá de este encuentro. Entender si son necesarios para una práctica profesional.
Lidia: Es que la práctica artística viene mucho del trabajo personal, no se puede dar una cosa sin la otra.
Paula: Sí, pero son espacios “forzados”. No es sólo lo que se alimenta la práctica artística de lo que vivas o hagas con tu familia, amigos, entornos, etc. Ese forzamiento me parece interesante para agitar el contexto de gremio o de escenas y por eso la pregunta.
Lida: Oihana y yo nos hemos hecho esa pregunta. Estoy aquí, me han invitado, ¿qué valor tiene lo que estamos haciendo?
Esther: Claro. Te lo preguntaba por ahondar justo en eso, en el tener que responder a la expectativa que se tiene.
Oihana: A ver, yo que soy un poco sociata. Entiendo la pregunta porque hay un dinero público puesto aquí… es una pregunta delicada sobre el arte. Nosotras lo hablábamos: “Hostia, nos están pagando por esto.. ¿qué opinas?, tal” y para mi tiene mucho valor el compartirlo con la gente. Creo que esa apertura de repente fue genial. Sentí que a la gente le pasaron cosas que me sorprendieron y que no contaba con ellas. En ese momento me convencí de que estaba super bien invertido. Hemos hecho algo público. Es importante. Con eso no quiero decir que siempre tenga que ser público pero sí tuve la sensación de que le habían pasado cosas. Luego me encontré a personas que me comentaron que habían seguido revisando fotos o.. Raúl mismamente después de esa práctica estuvo hablando con su madre.
Lidia: Para mi fue muy sorprendente también. No tenía mucha seguridad y luego fue super fácil. Todo el mundo entro súper bien y me sorprendimos nosotras porque estábamos muy cómodas.
Paula: ¿Por qué estabais cómodas?
Lidia: No lo se muy bien, lo he pensado mucho estos días. Porque además yo no suelo estar bien cuando toca hacer algo de cara al público. ¡Creo que tenía que ver con que la cosa iba casi sola!
Oihana: Yo pienso mucho en La Praga. Para esa comodidad ayuda mogollón que no sea una institución. Abres la puerta y está la calle, Marta estaba fumando un piti mientras nosotras hacíamos.. eso le quita peso y lo hace más accesible. Nuevamente poniéndome un poco sociata creo que son muy importantes estos espacios.
Esther. Yo creo que la apertura es súper importante para que no se quede en la pregunta de si es o no profesional. Hay que encontrar una manera de que pueda ser compartido. Siempre hay una manera y para mi ahí está el quid de la cuestión. La precaución siempre ha sido mostrar sin añadir una presión que dificulte el curro.
Oihana: Pero es super importante. Aunque haya cierta presión, porque da mucha información sobre el curro.
Esther: Siempre abrir te saca de tu ensimismamiento.
Pues cerramos aquí. Vamos a disfrutar del Domingo. Muchas gracias, aquí tenéis vuestra casa.