Joao Fiadeiro y Paula Caspao están sentados en primera fila, junto al público. Comienza la proyección de unos textos, situaciones del pasado en el barrio de gracia, La Caldera, momentos, accidentes, memoria. Después J.F cruza el escenario, sale, y entra con una planta que coloca tumbada en el escenario. Se proyecta un texto a modo de conversación. La conversación trata el tema de la apertura planteado alrededor de la pregunta qué podemos esperar de esto?, podemos esperar algo?.
La conversación imaginaria describe la escena con insistencia, la planta en medio, qué es eso que ha pasado?, por qué está así caída?. Después entra la voz de Paula, que comienza a imaginar algunas situaciones posibles siempre acerca de la colocación de la planta. Y así la pieza continúa. Se colocan mas plantas y otros muebles en escena y se especula.
El espectador se ve empujado a pensar no acerca de lo que ve, sino de lo que lee y escucha, porque lo que el espectador ve ya está siendo pensado por el texto proyectado y por Paula. Así que yo pensaba por ejemplo qué tiene que ver la apertura en el presente de la que trata la primera conversación con las hipótesis sobre el pasado o el futuro de lo que se nos presenta. También pensaba si J.F piensa que la acción normal de un público ante lo que ve es la de preguntarse ese tipo de cosas.
Más tarde me digo, OK, voy a preguntarme lo que ellos se preguntan. Entonces veo que J.F quiere justificar la presencia de los objetos en el espacio a través de nosotros, de lo que nosotros pensemos o imaginemos. (La idea de que uno sólo existe en el mirar de los otros). Pero J.F prescinde del uno, porque lo funde, pretende incitarnos a pensar sobre algo que se me da según yo lo imagine, pero también nos dice que no hay nada que ver, que lo que uno vea será porque uno lo imagina. No hay perspectiva, no hay realidad, no hay cuerpo, pero sin esto, tampoco hay nada que ver, o que pensar. Dice JF que “me interesa crear un objeto hecho a partir del punto de vista del espectador para que se pueda proyectar en mí. O sea trabajar desde su expectativa, y por el camino, afirmar que solo existo en su mirar”. Pero no hay nada que yo como espectador pueda proyectar en él, porque no hay objeto que proyectar. Es como conectar una video cámara a un proyector e intentar recoger con la cámara la imagen que se proyecta. Es un espejo de mil demonios, proyección al infinito, interferencia, autoanulación en el instante.
Para J.F “afirmar que solo existo en su mirar” deviene “afirmar que solo existo en sus hipótesis”, pues a lo que se incita es a una especulación mental acerca del pasado y del futuro, en lugar de permitirnos mirar en el presente. Afirmar que solo existo en sus hipótesis deviene en afirmar que no existo.
En la última parte de la pieza, no hay texto ni voz de Paula. JF ha colocado los objetos según una disposición de sala de estar. Están las plantas, hay también una lámpara, una televisión, y un sofá en el que él está sentado con la mirada baja, siempre quieto. La televisión está encendida y va pasando de color a color, muy vivos muy intensos, de ella salen sonidos extraños. Luego hay un estruendo que dura cierto tiempo. La televisión está en rojo, y la cara de Joao se ilumina también en rojo. Me acuerdo de los cuadros de Francis Bacon.