Palabras y bailes

Un diálogo a cuatro voces a cerca de cómo utilizar los pensamientos de otros antes de bailar.

JCS

Los textos son un material precioso. Pero tienen el peligro de llevar a cierta parálisis si no se les pone las carnes. Creo que ahora toca hacer cierto trabajo de profanación, es decir, de acercarnos como salvajes a la voz de las autoridades. Como ignorantes que, de principio, no saben qué hacer con eso.

El objeto, por decirlo así, a lo que está dedicado el proyecto no es al estudio…

Bailar es desaparecer. Es decir algo que nos obliga a estar donde estamos y en el momento que estamos. Un aquí y ahora radical. Los textos son maravillosos…qué os voy a decir yo!! Pero su tiempo es distinto al del bailar. Al leer utilizamos una consciencia que vive del pasado, de la memoria, de lo aprendido, de lo ya sabido. Leemos porque hemos aprendido a leer, es decir, porque hacemos uso de una técnica que ya sabemos. Además, lo escrito, está escrito por alguien que lo hizo en otro tiempo y en otro lugar del que estamos.

Material libre para uso descontrolado…PLEASE!

Vuelvo a lo de antes. Bailar, bailar, bailar para luego leer…y luego seguir bailando!!!! Los textos son música: escuchar los textos como quien escucha la música!! Y dejarse llevar…!!! jajajaj

EC

Hacer de ese material de pensamiento una resonancia o una inspiración y no un credo o una herramienta (en el sentido en el que esta palabra se usa últimamente) tiene su complejidad y hay que buscar un camino para que las cosas que nos han ayudado a salir de nuestro monólogo y a pensar y a bailar desde otras cabezas y otros cuerpos estén al ladito nuestro.

Pero ¿Qué es Bailar, ¿es eso lo que queréis? Yo también quiero bailar, pero como bailarina sé que para convocar al baile (ese acto flipante) hay que darle a un montón de cosas: pensamiento, imaginación, abandono, en el orden que queramos pero hay que darle, y creo que ese darle está en la esencia de nuestro Bailar.

Recuerdo ese momento en el que todo el teatro escuchó sudando y resoplando el texto sobre la intimidad de Jose Luis Pardo, o el Eclesiastés (hay tiempo para llorar y tiempo para bailar)  a ritmo de vals y pienso que el ahora radical del bailar no está separado de los ahoras radicales en los que se pensaron esos textos y que esa es quizá una de las  señas de identidad de nuestro proyecto.

AB

Este debate entre el baile y el texto, entre unos tiempos y otros me ha recordado la cita de Bergson en La imagen mariposa del Hubberman (pg 16).

“Toda la tradición metafísica occidental había privilegiado la permanencia de las formas fijas, fácilmente concebibles como ideal, a costa de las formas móviles, tan difíciles de comprender a causa de su duración concreta, de sus cambios. de sus anacronismos, de sus metamorfosis: «Así, la metafísica acabó buscando la realidad de las cosas más allá del tiempo, más allá de lo que se mueve y cambia, más allá, en fin, de lo que nuestros sentidos y nuestra conciencia perciben. De ese modo, no podía ser más que una disposición más o menos artificial de conceptos, una construcción hipotética. Pretendía ir más allá de la experiencia, pero, en verdad, no hacía sino sustituir a la experiencia cambiante y plena, susceptible de una creciente profundización, colmada de revelaciones, por un extracto detenido, seco, vacío, por un sistema de ideas generales abstractas, sacadas de esa misma experiencia o, peor, de sus capas más superficiales. Sería como si, disertando sobre el envoltorio del que surgirá la mariposa,  pretendiéramos que la mariposa en vuelo, tornadiza, viva, encontrase su razón de ser y su finitud en la inmutabilidad de aquella membrana. Bien al contrario, arranquemos la envoltura. Despertemos a la crisálida. Restituyamos el movimiento a su movilidad, su fluidez al cambio, al tiempo su duración».

MJP

Os envio una pequeña contribución, un poema de un libro que estoy leyendo de Transtromer, que no se si tiene mucho que ver, pero que me ha gustado:

De Marzo del 79

Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje,

parto hacia la isla cubierta de nieve.

Lo salvaje no tiene palabras.

Las paginas no escritas se ensanchan en todas direcciones.

Me encuentro con huellas de pezuñas de corzo en la nieve.

Lenguaje pero no palabras.