Que la música se despliega en el tiempo es evidente. Sin embargo, ¿en qué sentido sería intemporal? Hemos esperado mucho este concierto. Ahora estamos en la sala, quedan pocos minutos, los músicos afinan sus instrumentos, y pienso aún en el trabajo que he dejado para venir aquí; me preparo para retomarlo dentro de poco. Luego, el silencio. La batuta del director se levanta. La primera nota pasa como una onda sobre el agua o en el fondo del alma. El tiempo ha desaparecido. Otro tiempo, completamente distinto, acaba de nacer.
La música se despliega y repliega en un mismo movimiento. Sin que comprendamos cómo, es a la vez sucesiva y simultánea. Sus notas y sus ritmos se suceden u desvanecen, se suceden desvaneciéndose, pero, al mismo tiempo, no se desvanecen, sino que cada uno implica los procedentes y los siguientes, y les debe el tener un sentido. No se conservan en una memoria, que sería el espacio filmado de su sucesión: no, constituyen un todo donde el ciemnzo y el final no son esenciales, sino más bien molestos. Tiene que existir un comienzo y un final (pero sólo como concesión a la vida porque, en el tiempo del después, será necesario encontrar el tiempo del antes, el tiempo de las tareas interrumpidas). “El tiempo del concierto”, que nos llevamos a casa, ya no tiene una extensión. Hay una parte de ese tiempo en mí que me hace vivir como jamás he vivido.
(…) este presente vivido en la música, este presente que permite a la melodía tener un espesor –que no es, pues, el presente puntual de la decisión absoluta del que habla Kierkegaard-, este presente que misteriosamente dura, sin anular el contraste entre pasado y futuro, es lo que más se parece, en el vivir humano, a una miniatura de eternidad.
Extracto de La contradicción en la música (1985)
Puede suceder cualquier cosa: la música interpretada y escuchada nunca podrá desparecer del pasado. Nada podrá impedir que haya sido tocada y que vosotros la hayáis escuchado. Incluso si un día la tierra se enfría demasiado o se calienta en exceso, o si los hombres desaparecen, el tiempo de la música vivida persistirá en el pasado. Aun desaparecido, sin dejar huellas, seguirá, de modo misterioso, adornando humanamente el universo
(o ¡Que nos quiten lo bailao!) Extracto de Música y tiempo vivido (1981)
No tengo yo capacidad para analizar los textos ni su rigor, pero tienen, los artículos de los que están extraídos, una naturaleza teatral (el de arriba es una conferencia pronunciada en el Festival de Salzburgo) que, unido al asunto, los hace deliciosos. Del segundo me gusta especialmente ese deseo de dotar de autonomía incluso temporal/física a aquello que proviene de lo efímero, negando así su condición efímera, pues siempre queda, «de modo misterioso»…
Ruben