Ha sido inevitable adelantarnos con la imaginación. La incómoda pero necesaria pregunta acerca de lo que iba a suceder en septiembre en el Centro José Guerrero, nos ha empujado a inventar imágenes de lo posible. Por supuesto, estas imágenes son, en muchas ocasiones, imposibles, contradictorias o simplemente absurdas. Sin embargo, revelan un errar que finalmente tiene tanto que ver con la equivocación como con el lugar desde el que partimos ahora.
15/06/2017
“Todo está presidido por la imagen arquitectónica del ascenso, una imagen que me hace intuir una narración, no sé cual. Pero solo hay un recorrido en cuanto al camino del espectador. ¿Podríamos convertirlo en descenso? Por más que intento imaginarlo, pienso que es imposible un descenso en esa arquitectura.
De repente pienso ¿de quién es ese ascenso? ¿del espectador? ¿del relato? ¿nuestro, de los bailantes? la única respuesta es DEL BAILARíN, de ese bailarín de Lepecki, ese bailarín que andamos buscando. Y me aparece una certeza: el bailarín en torno al que se construye la movida es toda la peña que está en ese espacio del Guerrero. Y me doy cuenta de que me gustaría que construyéramos una ascensión en la que se interpele al BAILARíN común y corriente,( eso que hemos hecho en los bailares). Pero que esta vez se le interpele sobre la libertad de SU cuerpo, y sobre la responsabilidad POLíTICA de esta”
“…imagino un tercer piso (el final de nuestro ascenso) como una mezcla entre el paraíso del Dante y el Heartbeat de Dora García, un espacio en el que nadie podría sustraerse de la necesidad (ne-cessum) de BAILAR.”
16/06/2017
“ (Pienso en) la necesidad de la SIMULTANEIDAD de las cosas para que no nos relacionemos dentro de ese espacio con el foco o con el centro de un modo focalizado, dirigido, de mando, si no que sea un despliegue de espacios posibles, de relaciones posibles, PARA QUE CADA CUAL ESTABLEZCA SU PROPIA COREOGRAFÍA/ITINERARIO… ya sea desde algo más individual o disgregado (por parte de los que vengan) o desde algo puntualmente más grupal. Pero hay algo que me pone en ese abrir las puertas para permitir circular y no hacerlo sólo arquitectónicamente, sino abrir las puertas de nuestras acciones… dejar que los sonidos invadan con sus resonancias unos espacios que no son visibles, que el posible uso de los cascos se cruce por momentos con palabras leídas, audibles por todos, con voces Monteverdianas que provienen de la planta baja, con música de garaje… o lo que sea
Quizás ese grupal se aúne con ese ascenso vertical hacia la joya de la corona (la última planta del Centro José Guerrero), y ese espacio superior pueda ser una sala de baile para todos los bailantes, para cualquier bailarín, para cualquier cuerpo… pero me mola que sea el espacio abierto el que invite a ello, no la convocatoria de un acto al unísono.”
(…)
“Una última cosa que me surgió tras el encuentro de junio, es la importancia de convertir rápidamente ese espacio en CASA. Creo que todos los días cuando abramos a la gente hay que conseguir, o al menos intentar conseguir, esa casa para todos, esa libertad de estar, con un respeto y una escucha, pero apropiándonos todos de ello. Vamos lo que hacemos siempre en los bailares, pero pensarlo también como elemento esencial en relación a este contexto. Es decir que sea un espacio al que se pueda acudir a estar, no sólo a ver. Y esto igual también se relaciona con la idea de que los que vengan puedan relacionarse con el espacio de más maneras a parte de las acciones o los estares que nosotros abramos. Bueno, que tampoco sé cómo se cristaliza eso si con una biblioteca y un sofá cómodo, con un cubo lleno de cervezas, un mantel para picknics dispuesto con viandas al lado, un espacio para seleccionar visionados, un lugar en el que poner música, un colchón en el que siestear o… Creo que esto está relacionado con preguntarnos también cómo queremos usar el tiempo y el espacio durante la semana de encuentro si mantenemos las puestas abiertas o no, pero ese CASA me parece algo importante aquí aún a riesgo de que se vuelva algo instalativo.”
03/08/2017
“Ya lo sabéis pero ahora insisto: creo que todo el reto es hacerle el amor a esos espacios. Me descubro imaginando escenas en las que hay bailarines haciendo cosas por el espacio mientras los espectadores pasan y miran….Y ME ODIO A MI MISMO POR IMAGINAR ESAS COSAS!!!! Jajajajajajaj Creo que este no es el plan. El centro estará vacío, es decir, la arquitectura va estar desnuda de su función, brillando por sí misma, sin cosas por medio. El centro, se hará más edificio que nunca y hay que aprovechar que estará libre de sus obligaciones expositivas y de la visualidad propia. Esta visualidad tiene que ver con pasar, una mirada que pasa y que se para muy poco. Pues bien, creo que ya que está vacío, podemos travestir el edificio y ponerlo a funcionar como un teatro en su totalidad. La visualidad no es la del paseante sino la del TEATRO. Se trata de requerir la atención absoluta de los espectadores, como en el teatro. Si pensamos el edificio como una yuxtaposición de espacios teatrales, de lugares para pararse, de tiempos que empiezan y acaban, entonces podemos hacer que la arquitectura aparezca de otra manera que no es solo como medio para colgar obras. Si le metemos tiempo y lógica teatral a la experiencia del espacio creo que pueden aparecer cosas molonas. ¿Y el baile? ¿Dónde nos dejamos el baile? Pues yo diría que el baile es lo que tiene que hacer que aparezca, en el sentido más teatral, la arquitectura.”
04/08/2017
“En mi intuición un elemento muy importante es la posibilidad de la simultaneidad y coexistencia de actos y tiempos que no sean paritarios y que permitan la descentralización del foco, o que lleven a itinerarios y estancias(como permanencias) diversas, que no sean homogéneas para todos (público, transeúntes, actuantes, participantes), con la posibilidad de que existan actos que no tengan principio o fin y con que existan otros que sí, que funcionen así, pero que lo hagan desde un planteamiento y estructura(situación) que lo que facilite sea que unos asistan y participen y otros no, permitiendo que esa experiencia que se va construyendo entre todos no sea homogénea, no sea un unísono de todos a una, sino posibles itinerarios singulares que se cruzan y rozan con momentos plurales organizados desde un dispositivo que permita la libertad de elección en ellos (es decir, que uno pueda decidir perderse algo y permanecer en otra cosa, más allá de los tiempos estipulados o normativizados por nosotros… permitirnos liberar esos límites, pensar en eso y en ese espacio de diálogo entre la ausencia y el exceso, entre la visibilidad y el murmullo, entre el habitar y el gobernar) .”
04/08/2017
“Empecé ese párrafo hablando de acumulación y querría retomar esa idea. Por ejemplo las dos temporalidades que tan bien exponéis, la teatral y la expositiva, quizá deban de dejarse acumular y proponer como si una no supusiera (al menos por ahora) la imposibilidad de la otra, como si fueran marcos que aún no saben lo que van a definir. Es un primer ejemplo. Pienso que este acumular y convivir de tres cabezas pacá pallá, igual parece un lio, pero creo que cierta confusión o pérdida es necesaria, cierta no identificación también para que llegue el momento en el que nos identifiquemos como “proyecto” “colectivo” “organismo” y no como Jaime Ana Elena.”
05/08/2017
“En cuanto al CÓMO os confieso que pensar varias cosas a la vez ocurriendo en el Guerrero me da mucho mieditorrrrrrr. Os lo planteo así, como miedo mío NO como duda acerca de la posibilidad de lo simultáneo y lo demasiado diverso. Intentando responder al COMO, mi primer impulso es ir hacia lo pequeño, lo poco, lo mínimo. Imaginé algo así como una serie sucesiva de acciones pequeñas pero contundentes que permitieran abrir campos de resonancia, espacios de reverberación. Imaginé un tiempo lento, mucho silencio. un único tiempo compartido, un único recorrido. Así que, en este estado imaginatorio, pensar en lo múltiple, simultáneo, profuso, los varios focos…me cago en las bragas mogollón!!!! “
07/08/2017
“Bueno, amigas, este rollo para deciros que, evidentemente, el edificio del Guerrero es sobre todo un juego complejo de luces en el que se combina lo que se ve, lo que no se ve, lo que se quiere mostrar y lo que aparece. Muros, planos, fugas, recorridos….todo está en función de la luz. Imagino el centro vacío, sin nada que mostrar más allá de sí mismo, nada más allá que su cuerpo transformándose por acción de la luz. Zonas que duermen, zonas que se van a dormir, zonas que se despiertan… Bueno, pues esa imagen.”
22/08/2017
“Pienso en el Guerrero. En tanto centro de arte, su misión es mostrar cosas, es decir, colocarlas en el lugar de lo visible-posible-conocido-autorizado-controlado. Si esto es así, ¿cómo podríamos generar espacios de oscuridad, lugares no regidos por la visión convencional? ¿cómo puede la coreografía escaparse de lo visible propio del museo? Ver…pero ¿ver qué?¿ver cómo?
Se me ocurre que estas preguntas también pueden lanzarse al edificio: ¿dónde la arquitectura se escapa de la visión convencional?¿dónde el edificio nos libera de la imagen óptica y permite una libertad de movimiento no sometida a ningún control? Pienso en las cámaras de vigilancia, en lo que se escapa a su mirada…y a la presencia del tesoro de los cuadros de Guerrero como justificación última de los sistemas de seguridad? ¿Cuadros que generan circuitos de vigilancia óptica?”