Abro los ojos. Me despierto. Estoy en la oficina. Estamos de cierre. El lunes sale el próximo número de la revista. Richarte está sentado delante del ordenador. Se da cuenta de que me estoy despertando. ¿Qué tal, bello durmiente? Bien. No me extraña, llevas dos días durmiendo. Te dormiste el sábado por la noche y hoy es lunes. Hemos acabado el número sin ti. No había manera de despertarte, lo hemos intentado todo. Imposible, no puede ser. Y mientras digo eso echo mano de mi móvil para consultar la fecha pero Richarte quiere impedirlo avanzando hacia mí. Me escapo caminando hacia atrás sin darle en ningún momento la espalda para no perderle de vista. Está nervioso, no quiere que mire la hora. ¿Qué está pasando? ¿Por qué me engañan?
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