Formo parte de un pequeño equipo que participa en una carrera por etapas muy larga que atraviesa La Santa. A la altura de la antigua Shadows paramos para comer. Nos tomamos nuestro tiempo, primer plato, segundo plato y postre, nos gusta comer bien y tranquilos. Pero eso es un error competitivo porque el resto de los equipos pican algo y salen corriendo casi sin despedirse. Cuando eso pasa pienso que da igual, que el tiempo que nosotros perdemos se compensará con el que ellos perderán en otro momento, como pasa en Fórmula 1 cuando todos los pilotos tienen que parar en algún momento para repostar o para cambiar las ruedas. Pero ni siquiera tengo muy claro cómo funciona la Fórmula 1 y comienzo a sospechar que nos estamos quedando atrás.
Cuando volvemos a la carrera me avanzo un poco a mi equipo, para inspeccionar, y me encuentro con unos que ya han finalizado la prueba, que termina con la construcción de un edificio que debe cumplir con las reglas expresadas en una gráfica que no acabo de comprender del todo. El edificio de este equipo es una pasada. Tiene tres torres cilíndricas y mide quince metros. Flipo de que lo hayan podido construir en el tiempo que hemos invertido nosotros para comer. ¿Lo traían ya prefabricado? Los tipos se toman ahora un café tranquilamente en una zona de descanso con su flamante gráfica enmarcada en la pared.
Entonces, como en un sueño, alguien me da la noticia de que Mi Protegida ha muerto. Todo se vuelve oscuro, lloro como si tuviese una catarata en los ojos y alguien me da un ramo de flores para que lo abrace con todas mis fuerzas hasta que las flores se deshacen en mis brazos.
Montserrat Caballé canta desde el lateral de la iglesia abarrotada. Me encuentro en el altar, de su lado. Caballé canta con un micro que falla de golpe y su voz se convierte en un grito desafinado como el de Sonia Gómez en el videoclip de Txalo.
El técnico de sonido se disculpa encogiendo los hombros desde la mesa de mezclas, en el lateral opuesto de la iglesia. Caballé le pide con la mano que suba el volumen para poder acabar con la canción.
Nos encontramos gente que hace mucho tiempo que no nos vemos. Me sorprendo cuando me doy cuenta que me siento sobre las rodillas y que, a mi lado, alguien adopta la misma posición. O al revés. ¿Nos imitamos?