Corro por la playa hawaiana bordeando el agua.
Una amiga me da un beso en los labios. Pretende algo más que amistad, lo sé, pero a mí me resulta incómodo.
Desde el jardín que está delante de la casa de El Paraíso vemos al Creador haciendo arreglos en el patio que da entrada a la casa. Nos saluda y nos explica toda una historia que ha tenido con el padre de La Creadora, a la que todos intentamos sacarle hierro.
Entro al lavabo del recinto donde residimos mi amiga y yo y un montón de gente más que nos acompaña. Una chica y tres tíos entran detrás mío y permanecen dentro, charlando mientras yo intento mear, aunque no lo consigo porque me siento observado. Uno de ellos por fin se da cuenta y se van para dejarme solo. La taza del water tiene una de esas protecciones higiénicas. A mí me sigue costando mear porque estoy un poco excitado aún.