Llevo un porro recién liado en los labios. Giro una esquina y paso entre dos guardias urbanos. Cuando me doy cuenta de la situación y de que, además, llevo una china en el bolsillo, me pongo a correr. Error porque eso levanta las sospechas de los urbanos, que se ponen a correr detrás de mí para detenerme.
Veo a Pepe Sucre encerrado en un buc de vidrio tocando la guitarra y cantando.