Compro verdura en una tienda. El tendero me aconseja sobre ciertas variedades que conozco poco.
En casa, me duermo en el sofá y llega la novia de I-Ching. Me aparta y se acurruca abrazándose a una muñeca que me recuerda a Mi Protegida.
Yo escribo con un boli líneas y líneas sobre un banco de madera.
Aparece Ferdinand acompañado de una enana rubia. Sólo tiene una cabeza, de tamaño natural, sobre unos pies. La miro y la saludo con total naturalidad. Supongo que debe ser su novia.