Eran tres los géneros y estaban así constituidos por esta razón: porque el macho fue en un principio descendiente del sol; la hembra, de la tierra; y el que participaba de ambos sexos (andrógino), de la luna, ya que la luna participa también de uno y otro astro. Y circulares precisamente eran su forma y su movimiento, por semejanza con sus progenitores. Eran, pues, seres terribles por su vigor y su fuerza.
[El banquete. PLATÓN]
El desfigurado ser andrógino explota, su vigor contagia el espacio. La catarsis se produce. Próximamente llegará el caos. El movimiento se presenta mitigado por la energía. Aleccionado.
Ritual de lo íntimo.
…respiración…
Lo cómico se erige como herramienta de interacción, los espectadores entran en la partitura, las fronteras se rompen estableciendose diálogos absurdos. Los objetos toman presencia interpretativa. En determinados instantes nuestras observaciones se tornan interiores, introspectivas, para decretar estados de ánimo o momentos de la consciencia. En algunas de esas circunstancias podemos llegar a pensar que nuestra soledad como individuo es manifiesta.
Lo extravagante. Una máquina de coser adquiere vida, la razón pierde su posición.
Murugarren transita por sucesos autobiográficos, donde las cosas nos cuentan historias, transforman la escena. El ser, es ahora creador, vuelve a la vigorosidad. La arrogancia creativa, el objeto lo toma, le da poder. Pierde toda consciencia lógica. El crear lo devora.
Bodegón excremental.
La poética del desecho adquiere tintes sagrados, los objetos situados en el centro de la escena componen un altar desolador, el macho travestido pulula a su alrededor.
La escena regresa a lo tragicómico.
jose j*TORRES