Ética del trolleo (II)

Sigue el pensamiento en voz alta sobre la Ética del trolleo, el pateo, el manoseo, balbuceo, rebuzno y rebozado de esas ideas.

Donatella Versace (arriba) - Marina Abramovic (abajo)

Donatella Versace (arriba) – Marina Abramovic (abajo)

Alguien cuelga en su muro de facebook este poema del libro “Mañana sin amo” de Juako Escaso:

<<71.
Ante la escasez de pasto las ovejas
cruzaron la autovía para comer la hierba
crecida en la mediana

y cuestionaron sin saberlo
la legitimidad de los coches>>.

Unas preguntas sobre el trolleo a partir del poema:
¿Será que la práctica del trolleo exige siempre la inocencia-implicación-ignorancia de la oveja?
¿Cómo podemos actuar desde ese estado pero forzando la maquinaria?
¿Cómo transformar esas categorías sin trollear desde el afuera?
¿Cómo asumir que no existe ese afuera y ejercer por tanto el adentro como habitar subversivo?

El trolleo sería una práctica del adentro, un goce del adentro, un exceso de goce del adentro y un desgaste del adentro: asumir el adentro como estado placentero e incómodo, como territorio versátil del penetrador penetrado, como terreno de acción.

Mesa Lack efecto abedul. Ikea.

Mesa Lack efecto abedul. Ikea.

La atención estará, por tanto, en cómo nos relacionamos con las herramientas y ya no en qué es lo que esconden estas herramientas. La atención está en qué hago con mi mesa Lack efecto abedul y no en la mesa Lack efecto abedul en sí. La atención estaría (supongo) en el de qué me abrigan mis pantalones de Zara y dónde más que en los pantalones de Zara en sí.

O tal vez la atención deba centrarse en ambas sin perder el adentro.

Marina Abramovic (izquierda) abraza a Lady Gaga (derecha)

Marina Abramovic (izquierda) abraza a Lady Gaga (derecha)

Se identifica el gesto del trolleo, por tanto, con la teatralidad que desvela las estructuras de las representaciones a través del mal uso, del manoseo de las disposiciones y de su desgaste o agotamiento. La especificidad de este gesto implica que las acciones se producen desde adentro, desde la cercanía de las disposiciones y dispositivos. Asumimos que las transformaciones deben producirse desde adentro en el momento en que comprendemos que las representaciones son inevitables.

El troll se empeña en manosear esas representaciones por inercia, puro vicio o empeño investigador.

El gesto de manoseo es tan intenso y constante que los dispositivos no son capaces de controlarlo o esquivarlo porque forma parte de las instrucciones que el cognitariado seguimos de forma inconsciente.

No podemos no estar dentro y empapados de la música pop, de la televisión, de internet, de las normas de la academia o del snobismo del arte. Podemos esquivar alguna de ellas o intentarlo, pero no todas.

Asumiendo que estamos dentro del dispositivo (de alguno de ellos) podremos abrazarnos y sobar alguna de sus disposiciones hasta agotar sus formas y dejar que empiecen a traslucir sus fuerzas.

Donatella Versace (izquierda) abraza a Lady Gaga (derecha)

Donatella Versace (izquierda) es abrazada por Lady Gaga (derecha)

La ética del trolleo exige a su vez un combate contra aquellos que luchan por creer que están afuera.

La ética del trollo exige también, o sobre todo, pensar en el otro y la otra, en lo otro, en la segunda persona y la tercera persona (y todas las del plural).

Primerísimo primer plano de meme de troll.

Primerísimo primer plano de meme de troll

El tiempo en las artes escénicas hace inevitable el adentro, por eso el trolleo aquí es tan intenso cuando sucede y tan ofensivo cuando se le niega. En las artes escénicas el troll pone la cara y el cuerpo en presente en la relación con quien se acerca. Podríamos pensar en la figura del antitroll (supongo que hay que encontrar un término más bonito y ocurrente del tipo “winner”, etc.) como aquella persona relacionada con las artes escénicas que se dedica a chulear herramientas, contenidos y modos (chuleo, como aquello que Suely Rolnik contaba de la estrategia del sistema de apoderamiento de transformaciones de la Contracultura de los 60-70), negar los compromisos iniciales de su trabajo (noséquéeseso) o ausentarse de la relación con los espectadores por diferentes motivos y de diferentes formas pero manteniéndose en la escena.

Otra actividad del antitroll (o winner) sería la de asumir su afuera y desde ahí desarrollar un trabajo artístico de pedagogía al tonto (al otro).

Imagen de un "Winner" extraída de Google Images

Imagen de un “Winner” extraída de Google Images

Podríamos pensar seriamente (y lo digo intentando no ser capcioso porque de otro modo no sería pensar sino chismorrear y bromear) en la transformación de la Marina Abramovic política a la Marina Abramovic comercial; de la Anne Teresa De Keersmaeker investigadora del movimiento a la Anne Teresa De Keersmaeker coreógrafa de H&M; de la Angélica Liddell disidente a la Angélica Liddell marca España; del Jerome Bell de las rupturas al Jerome Bell del negocio.

O en nosotras mismas también…