Mar Medina sobre -La muerte térmica del universo- de Ariadna Rodriguez, ESTRENO 14 a 17 julio

Ariadna Rodriguez ESTRENA «La muerte térmica del universo» en Antic Teatre  jueves 14, viernes 15, sábado 16 de Julio a las 21h i domingo 17 de Julio a las 20h dentro de Grec 2016 Festival de Barcelona
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Gracias a Mar Medina por este texto:

Como la naturaleza del tiempo es esencialmente mental la mayoría de las culturas recurren a metáforas de tipo espacial para poder expresarlo. El tiempo es entonces movimiento en el espacio. Vamos a hacer el ejercicio mental de situarnos en el espacio para relacionarnos con el tiempo. Pongamos que el tiempo discurre desde un punto frente a nosotros, nos atraviesa y se aleja a nuestra espalda. En estas latitudes desde las que escribo, 41º23’20»N, nos geolocalizamos ante la temporalidad de espaldas al pasado, sintiendo que estamos en el presente y pensando que lo que tenemos por delante es el futuro. Eso hace al futuro visible. Pero eso no es así de ningún modo. Si fuese así las consultas del tarot no existirían y nunca nada saldría mal porque podríamos evitarlo o, al menos, protegernos un poco mejor ante la inminencia de cualquier choque. Que se intuya el futuro no quiere decir, ni mucho menos, que se vea en primer plano. Podemos estar de acuerdo entonces en que hablar así del tiempo es una invención, un posicionamiento para tratar de entender.

Para la cultura aymara, 15°48’0″S, el tiempo también es movimiento pero la importancia que esta cultura confiere a la vista pone en juego un parámetro más. Nayra es la palabra aymara que designa al pasado y también al ojo, a la vista o a lo que está al frente. Está claro que el pasado puede verse porque ya ha sido visto, así que quien habla está siempre de cara al pasado y de espaldas al futuro. Futuro, detrás y espalda son qhipa. Y uru es día. Si las juntamos tenemos qhipüru, que significa mañana, y se refiere, literalmente, a los días que están atrás, a nuestras espaldas. Me parece que la construcción espacio-temporal-visual de esta lengua refleja mejor las investigaciones que ocuparán a Ariadna Rodriguez, a su equipo y a todas las que asistamos a La muerte térmica del universo los próximos días 14, 15, 16 y 17 de julio en Antic Teatre. Porque el futuro no podemos verlo pero sí podemos imaginárnoslo.

Si el futuro no está a la vista, la planificación pierde parte de su importancia a favor de otras dinámicas. No he visto el trabajo de Ariadna porque todavía no ha sido, pero he quedado con ella para imaginármelo. Nos hemos puesto a mirar el pasado que teníamos delante y hemos detectado los futuribles potenciales de algunos de sus elementos. Y nos hemos encontrado con que La muerte térmica del universo es el futurible de La entropía está de moda, su trabajo anterior. Hemos imaginado todo al máximo hasta que nos ha entrado calor. Ambas somos zurdas. Se nos pone el pasado a la derecha de la izquierda y el futuro a la izquierda de la izquierda. Creo que ese es el motivo de mi recurrente confusión con el moving backward y el forward. Mis amigos me decían “tira la cinta hacia atrás”, y yo la llevaba hacia el final y no hacia el principio como ellos esperaban. Si desplazas al humano del centro de la experiencia pasa eso. El hacia atrás de la cinta no lo es en referencia a lo que ha sido oído si no en referencia a la materialidad de la cinta en sí. La razón por la que difieren ambas ideas de “tirar la cinta hacia atrás” reside en que la mitad de la gente se coloca a si misma como punto de referencia y la otra mitad coloca ahí al cassette. Así la cinta magnética mueve, como si de una cinta transportadora se tratase, los sonidos, y los que se oirían más tarde vienen detrás de los que se oirían antes. Los oiga alguien o no eso es así. Los oiga alguien o no están grabados en la cinta. Y así forward podría también indicar en ese caso adelante y confundir el principio con el final. Y el final es el principio del trabajo que Ariadna pone en marcha. Voy a tratar de describir lo que hemos imaginado de delante hacia atrás, conjugando en futuro. Todo lo que está pasando en este texto está pasando y pasará. ¿Qué ocurre cuando la entropía no para de crecer? Pues que llega un momento en el que la presión y la temperatura se equilibran y cuando eso pasa se produce la muerte térmica del universo. Las condiciones para que la entropía sea máxima son las siguientes, con relación al experimento que nos ocupa y estas cuatro categorías terrestres:

Mineral*
La primera cristalización del trabajo será esta pieza, pero tiene muchos futuribles en relación a lo mineral. Con Proyecto Algo va a ser otra cosa después de su paso por Antic Teatre. El espacio físico del teatro es una condición que la va a hacer visible y que también la va a propulsar hacia una instalación en un espacio expositivo ciertamente peculiar la próxima semana. Los materiales volverán a utilizarse, lo que ocurrirá durante estos cuatro días será reciclado y tendrá una vida extensa. La pieza moverá muchos materiales. Habrá bastantes cosas que se tocarán y otras que se romperán. Que la forma fuese otra sería muy fácil. Podría ser, por ejemplo, una publicación, pero en Antic Teatre será la creación de un agujero negro que se alimentará de masa matérica nuclear, de comportamiento similar a la materia de las estrellas, y ese agujero negro funcionará como motor reciclador de esa energía degradada. Energía que ya no sirve pero que allí dentro se convertirá en otra cosa. La entrada al nuevo universo irá precedida de una celebración que a su vez será precedida por una preparación. Nos situará en el previo a la creación de un nuevo universo.

Animal**
Se propone el encuentro como metodología. Habrá un grupo de humanos, el equipo, que activará la muerte térmica del universo en el encuentro con el grupo que conformarán las personas que acudirán a Antic Teatre. El equipo será el que proporcione las condiciones materiales para que el encuentro se dé, y los futuribles puedan materializarse de manera visible, pero nadie sabe realmente lo que va a pasar. En relación con esto Ariadna querría sacarse del medio en este trabajo, como yo ante la cinta de cassette, y asumir una práctica teatral que no radique en las decisiones propias si no en la interacción. Desplazar al humano para poner en el centro lo que se da entre humanos. Para ello ha recurrido a la llamada inteligencia de enjambre. La inteligencia de enjambre es esa inteligencia propia de las abejas, hormigas o luciérnagas que la inteligencia artificial ha denominado para estudiar el comportamiento colectivo de los sistemas descentralizados y autoorganizados y desarrollar aplicaciones para la robótica. Habrá un encuentro que a Ariadna le encantaría poder observar. Me dice: “me imagino mucho que somos un terrario de hormigas y que a la vez podemos observarnos desde fuera ahí dentro”. En el encuentro, la información atravesará la pieza de manera totalmente horizontal, porque una unidad traspasará la información a otra sin que nadie dirija el intercambio. Van a ir pasando cosas y habrá ciertas bacterias intermedias que harán que la transmisión funcione. Como en la fermentación. Lo que sea no existirá hasta que nos encontremos y todo esto empieze a pasar. Como lo común no será la disciplina si no el campo de interés, ir a ver este trabajo, la diversidad de reacción de las que acudamos será lo que creará la pieza cada uno de los días. Como en un humedal. Seremos a modo de fauna silvestre de los humedales, una de las más ricas y variadas de los ecosistemas del planeta. Seremos ricas y variadas juntas. Como no es posible hacerlo de manera no colectiva la puesta en escena tendrá nada de cuarta pared y mucho de 360 grados.

Artificial***
La muerte térmica del universo es una construcción totalmente artificial y será una escenificación de algo algebraico y, por tanto, tan abstracto, que solamente podremos abordar mediante la ficción en una recreación de algo imaginado. La artificialidad es un interés principal y la pieza se construirá sobre mentiras y falsa tradiciones modernas similares a las de los sombreros mexicano-catalanes de la Rambla de las flores. Hay un interés por activar algo desde ciertas relaciones que existen en nuestras cabezas. Desde esas relaciones construidas que asumimos, a menudo socialmente, como reales pero que son falsas. Que son mentira pero, en cambio, crean conexiones que son verdaderas sobre hechos que no tienen relación alguna entre si fuera del marco de nuestro pensamiento. Acontecerán así durante estos encuentros reconstrucciones artificiales de hechos totalmente falsos y nos dedicaremos a fabricar con los residuos de estas creencias excedentes energéticos. Lo que se verá será un futuro con un futuro dentro. Un futuro que va a manifestarse en un espacio en negro, entre esa cosa que se ha acabado y lo que está por llegar. Habrá un aire acondicionado que será muy importante y un deshidratador que conservará las propiedades de los alimentos en un proceso de secado a 40 grados centígrados. Todas las condiciones serán artificiales. Ariadna quiere escenificar esto para adquirir y practicar el derecho a inventarse un futuro. Y también quiere ofrecerlo para que nos los inventemos juntas, en una práctica que generará una construcción que imaginará a su vez un conocimiento. El conocimiento también se imagina. La imaginación también crea conocimiento y genera parte del saber. A través de la artificialidad quizás podrá leerse el material conceptual, quizás podamos abrirnos a la activación de la información que ya tenemos. Proponer una construcción hiperartificial para que se den las condiciones que hagan que ocurra algo de manera espontánea es el plan, que ocurra en una hiperconstrucción no de los acontecimientos si no de los dispositivos.

Vegetal****
Los efectos colaterales de la pieza podrían describirse como germinados. Ariadna hace todo esto para aprender y hay algo muy interesante entre los germinados y el proceso de aprendizaje. Los germinados, me explica, tienen otras cualidades que no poseen las semillas. Las semillas adquieren ciertas propiedades en el proceso de germinado que no tenían antes de germinar. Se me ocurre que es lo que ella espera hacer convocando toda esa artificialidad, hacerla germinar. Los materiales sin estar en relación no tienen ningún tipo de sentido pero los vamos a poner relación y vamos a hacer un germinado. Y todos ellos tendrán al final del proceso múltiples propiedades que no podíamos intuir al principio. Algo puede ser poco en sí mismo pero si lo relacionas con otro elemento puede apropiarse de sus propiedades y empezar a ser. Como las semillas en el agua. Y quizás nos van a alimentar más siendo de este modo. Y si hemos decidido activamente poner la semilla en un terreno húmedo, ¿En qué momento lo manipulado o procesado artificialmente se asimila a lo natural? ¿En qué momento un sistema de pensamiento abstracto genera conocimiento real del medio? ¿Cómo se integra algo que esté el tiempo suficiente entre nosotros o entre cualquier otro agente? Ayer en la playa un niño enseñaba a su madre un trozo de cristal verde pulido por el agua. Ante su fascinación, la madre le explicaba que no era una piedra preciosa, que era un trozo de botella tirada al mar que había vuelto a la orilla transformado en lo que a él le parecía una joya. A mí también me lo parecía. Es que lo era. Esos trozos de cristal me parecían joyas y me lo siguen pareciendo. Me he ido a lo mineral desde lo artificial. Vuelvo. Vamos a observar como germinan ideas durante 50 minutos. Vamos a hacerlas preciosas y vamos a dejar que el aire haga después con ellas su proceso de combustión. Y vamos a verlo.

Hay un nuevo mundo que nos llama.

*, **, ***, ****: estas categorías surgieron a raíz de una partida de SUSANA, un juego desarrollado inicialmente por Aimar Pérez Galí, Clara Tena, Carme Torrent y Mar Medina en residencia en el Centre Choreographique National Rubaix Nord-Pas de Callais (Francia). Actualmente es una metodología residente en Graner, centre de creació del cos i el moviment.

ariadna