en peligro la cultura de base

El pasado 6 de marzo la presencia de la Policia en el‘Café Beluga’ de Valladolid ponía fin a un espectáculo teatral. No era un caso aislado. En febrero, el grupo Cañoneros tenía que acabar su concierto antes de tiempo en el bar ‘Tío Molonio’y el ‘Café Teatro’ suspendía su programación musical después de 13 años con música en directo.

Estaba claro, los propietarios tenían miedo a las multas que van desde los 600 euros hasta los 30.000. Los hosteleros pedían la modificación de la Ley de Espectáculos Públicos de la Junta de Castilla y  León del año 2006. Otros veían esa modificación como una utopía díficil de hacer realidad.  El sector considera queel problema de esta norma es que está pensada para grandes montajes sin tener en cuenta otro tipo de eventos realizados para pequeños aforos. Algunos dicen que es ya una ley obsoleta.

El Ayuntamiento ya ha anunciado que la Policia hará un inventario de los locales de la ciudad y sus «respectivas» licencias. Según el alcalde, Franciso Javier de la Riva, el incremento de número de inspecciones se debe al aumento de las llamadas de los vecinos que se quejan del ruido.

Lo que está claro es que a partir de ahora las actuaciones teatrales o monólogos realizados en bares no podrán superar los decibelios permitidos y  tampoco podrán vender entradas para esos espectáculos sino quieren enfrentarse al pago de una sanción económica.

En cuanto a conciertos en directo, los bares deberán estar debidamente insonorizados y contar conuna licencia especial. El Consistorio agilizará sus trámites para aquellos que soliciten dicho permiso.

Este jueves, la Concejala de cultura se reunía con la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería para informarles de esta agilización de papeleo. Mercedes Cantalapiedra se citaba sólo con los hosteleros. Algo que no sentaba muy bien a La plataforma por el Arte Vivo que quedaba fuera de este encuentro.

Una enrevesada trama con variados puntos de vista. El ayuntamiento exije que se cumpla la ley,los hosteleros piensan que hay que modificar la norma y la gran damnificada es la más indefensa: la cultura.  Una cultura de base, una cultura de pequeños locales. Y es que antes de poder actuar en un gran recinto todo artista ha tenido que pasar antes por un pequeño bar donde poder mostrar y demostrar ‘su arte’. Una capacidad artística novel buscada por muchos amantes a las artes escénicas y a la música.

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Desde el pasado mes de febrero, varios locales vallisoletanos vienen sufriendo diversas redadas policiales que impiden la realización de conciertos o actividades culturales porque carecen de la correspondiente licencia. Los colectivos implicados buscan una solución que pase por la reforma de la Ley de espectáculos públicos.

 Diversos colectivos de Valladolid han expresado su malestar ante esta situación, ya que en muchas ocasiones estos bares servían como lugar de difusión de sus actividades.

 Es el caso del Colectivo Rémora, una iniciativa que busca fomentar conciertos, pequeñas obras de teatro o cualquier actividad cultural que surja en Valladolid y que tiene su sede en el Café Beluga. El 6 de marzo tuvo que suspender una actuación teatral cuando un agente de la policía entró en el local para comunicarles que no tenían permiso para la actuación.

Según afirman en un comunicado  “Tras cinco años de una intensa y variada programación cultural, dos de los cuales en su espacio artístico el Café Beluga de Valladolid, el Colectivo Rémora se ha visto obligado a suspender toda su actividad” .

A partir de este momento, se pone en marcha una campaña de movilización que pasa por una recogida de firmas que pide la modificación de dicha ley y la difusión de mensajes y noticias a través de las redes sociales.

Además, se crea la Plataforma por el Arte en Vivo para defender la cultura de base y que reúne a “músicos, hosteleros y gente del arte en general”.

Desde  Rémora, explican que es difícil dar cabida a estos eventos culturales en Valladolid, “en primer lugar porque no hay espacios, ni particulares ni públicos, para hacer cultura de una manera libremente accesible. Las salas municipales tienen restricciones de horarios, hay que presentar proyectos y piden requisitos lógicos, pero que dificultan la creación. Y en cuanto a los privados, simplemente no existen: los únicos lugares «expositivos» son los pequeños cafés y bares y están en una situación complicada debido a que no se les reconoce su función cultural de interés público.”

Lo que piden es tener permiso legal para poder ofrecer este tipo de eventos, poder seguir promocionando su actividad pero con una ley mejor adaptada.

“En general es una ley pensada para grandes espacios y eventos. No reconoce que haya colectivos culturales que, por la necesidad, tengan que recurrir a la barra de un café para financiar su actividad, igual que sucede en el resto de Europa. La cultura no es tratada como tal sino como ocio, entretenimiento, evasión y recreo. Los requisitos puestos para acceder a una licencia son absurdos (accesibilidad minusválidos, camerinos junto al escenario, baños para artistas, etc., etc.) y solo los puede cumplir un local enorme.”

UNA LEY PARA TODOS

La Ley de espectáculos distingue tres tipos de locales: bar con ambientación musical, café teatro y sala de fiestas. En Valladolid, solo dos locales tienen licencia de sala de fiestas; además, no se puede tener más de una a la vez. Es por esto que lo que se plantea ahora es una alternativa, que se otorguen permisos especiales para actividades determinadas. Además, se unen otros problemas, como la elevada cifra de las multas o de los seguros que requieren este tipo de salas, lo que ha hecho que muchas se echen para atrás y suspendan su actividad por el momento.

Según Rémora “las licencias son de la prehistoria. Si uno tiene licencia de una cosa solo puede hacer esa cosa; si puedes hacer  teatro, no puedes conciertos… Y, encima, no son compatibles, o sea, que no puedes tener varias a la vez a no ser que tengas mil metros cuadrados y diferencies y separes cada uno de los espacios con su respectiva licencia (…), no se contempla la figura de centro cultural.”

Hay ciudades donde se ha llegado a acuerdos con los ayuntamientosy, por eso, ahora suenan como sitios atractivos de España: Vitoria y Granada son dos ejemplos, donde había muchas restricciones hasta que tras la presión social y cultural, se sentaron a hablar y se llegó a un acuerdo de buena voluntad”, comentan.

No obstante, reconocen que “nuestra relación con el Ayuntamiento siempre ha sido buena. Hemos realizado varios proyectos en los que ha colaborado facilitando su elaboración o prestando infraestructura, como laFiesta de la Música, organizada por nosotros y otros colectivos cada 21 de junio desde hace cinco años, o Espacios Difusos, intervenciones artísticas en lugares abandonados. Creemos que la institución somos todos, que el ayuntamiento es nuestra casa y la tuya y que, por tanto, pedirle tal o cual cosa debe ser algo normal”, pero que, sin embargo, les gustaría recibir apoyo “no solo una vez al año” y que reconociese la labor de los pequeños locales en la ciudad.

Es por eso que ellos también aportan iniciativas para facilitar el entendimiento con las instituciones, como la propuesta de norma que están elaborando para negociar. “queremos contribuir a la solución, que se nos tome en cuenta. Y por eso, somos constructivos. Si esta propuesta no se escuchase, entonces pasaríamos a promover el cambio de la ley regional, para lo cual se necesitan 21.000 firmas y un proyecto de ley, siempre y cuando los  procuradores de las Cortes te aceptasen a trámite tu petición de cambio de ley.”

De momento, desde el colectivo siguen con la campaña a favor de la “cultura de base” y se mantienen a la espera de poder llegar a una solución positiva para todas las partes. “Hemos recibido apoyos de muchos espacios culturales del resto de España, de artistas, promotoras de música, locales pequeños, etc. Todo el mundo está sorprendido y apenado porque Valladolid, desde hace unos cinco o seis años, empezaba a sonar otra vez como un lugar cultural interesante, atractivo, y esta persecución ha supuesto paralizar todo este fermento.”