André Carreira. La participación a partir de la falta
Ante las dificultades de encontrar sentidos y potencia en la idea de participación, aparece una inevitable sensación de desasosiego entre los artistas que apuestan por la posibilidad del cambio. Ni qué hablar de los sinceros militantes que confían en la transformación de la sociedad como resultado de la acción colectiva consciente. La pobreza de los encuentros y la desconfianza en la posibilidad de una participación efectiva de la gente, parece poner por tierra las iniciativas políticas y artísticas basadas en la participación convertidas apenas en representaciones de participación.
La desconfianza persistente corroe la posibilidad de una participación efectiva, y sobre todo que tal participación cumpla un rol transformador. Considerando este contexto, habría que pensar si la participación efectiva no sería posible sólo cuando se percibe una falta o una amenaza. En este caso la participación sería poco probable como parte de un proyecto racional resultado de la buena voluntad.
Podríamos pensar el hambre como motor de comportamientos que movilizan la participación colectiva. La hipótesis sería la génesis de la participación a partir de la coincidencia de necesidades individuales que llevan a dinámicas de lo colectivo.
El juego de la falta. Una escena experimental en el contexto del propio evento de artistas e investigadores. ¿Podemos efectivamente participar de una experiencia sin dejar que las representaciones de nuestros lugares predominen en el juego social que nos reúne? ¿Cómo movilizar energías?