Son las cinco de la tarde y llevo casi todo el día enfrente del ordenador. Esto debe de sonar extraño, cuando mi misión aquí es hablar de una coreógrafo emergente. Además de coreógrafo, Aimar se gana la vida como intérprete, administrador y manager de sus propias producciones independientes (cuando existe la posibilidad de encontrar una residencia las cuales, con frecuencia tan sólo consisten en un espacio físico de trabajo y la posibilidad de mostrar tu trabajo a la audiencia local) y bailarín (cuando la mente y tecleo dejan, por un momento, el portátil o no) y el cuerpo se mueve entre Amsterdam y Barcelona, sitios desde los que frecuentemente, Aimar sitúa su ruta de navegación.
Aimar Pérez Galí pertenece a esa generación de coreógrafos que dejaron de mover su cuerpo a diario por falta de dinero, a parte de falta de interés en la oferta pedagógica. Y empezó a moverse por su cuenta, dejando el entrenamiento técnico que tantos años tardó en aprender. Más tarde empieza un nuevo proceso de aprendizaje e incorporación subjetivas: Su cuerpo conectado virtualmente a través de internet, se dobla delante del ordenador, olvidando la colocación postural aprendida en los 4 años de educación superior, pero aumentando, sin embargo, otra consciencia de movimiento, con el que desea entonces practicar, inventar y experimentar. La nueva teoría aprendida se in-corpo-ra y nuevas metodologías aparecen en su caja de herramientas. Este proceso da lugar a proyectos actuales como “Navigating Possibilities” y el “Pedagogical Research Project” (performativo uno, y pedagógico el otro) en los que investiga la transferencia de conocimiento con formatos de juego, proponiendo la dualidad ‘playing to learn/learning to play’ (jugando para aprender/aprendiendo para jugar).
Imagino a Aimar sentado en su escritorio (su casa-oficina?), y entiendo que su trabajo y, producción del mismo son, en su mayor parte, inmateriales. Los medios de producción que utiliza (teléfono, ordenador, cámara, libros) y sus horas de trabajo, están determinadas mayormente por él mismo (lo cual, con seguridad, no significa que trabaje tan sólo unas cuantas horas!). La clase de actividad de la que hablo y en la que el trabajo de Aimar se contextualiza y produce, se identifica como producción Post-Fordista. El medio de producción post-fordista es el resultado de una economía capitalista, en la que el artista y trabajador, en este caso, no tiene un lugar ni modelo fijo de trabajo, condición que produce un tipo de personalidad flexible, casi virtuosa, la cual se identifica con modelos complejos de producción y colaboración (en el caso de Aimar, una actividad versátil y frenética) que conectan diferentes discursos, y en los que el “artista” adquiere múltiples roles. En este contexto, el trabajo de Aimar Pérez Galí oscila entre diversas fuerzas laborales a través de las cuales, él es objeto y sujeto de las condiciones de producción, que elige como medios para producir conocimiento y ponerlo en circulación. Aimar dice – a mi entender, el arte es lo que nos propone una manera diferente de pensar, reflexionar, y questionar los patrones aprendidos. El arte propone, no impone, sugiere otra posibilidad. Lo interesante es que el cambio viene dado por la economía, o mejor dicho, la falta de ella. Y esta falta nos lleva a pensar y re-pensar nuestras estrategias de actuación en el campo de la danza, al cuál pertenecemos, o insistimos en pertenecer.
El interés de Aimar, dentro de las diferentes áreas en las que desarrolla, su trabajo, es un intento de ampliar sus propios márgenes de actuación. Continuar perteneciendo al campo danzístico, no es quizá ya la cuestión en el escenario post-fordista, pero sí –y a mi entender eso es lo que el trabajo de Aimar propone- intervenir en él y exponerlo creativa y activamente. Condición limitadora en principio (considerando el panorama incierto de apoyo a las artes escénicas contemporáneas en este pais) que hacen, sin embargo, de Aimar un artista singular (y emergente), y que a la vez, supone la consecuencia del entendimiento del coreógrafo, en su condición flexible y virtuosa, de sus propias afecciones y atracciones con las que incrementa su propio potencial de acción, así mismo el de su práctica coreográfica. Bien sea, a través del medio coreográfico, el interpretativo o el pedagógico, su objetivo es ser capaz de navegar así, entre la resistencia y la defección, en un territorio incierto y a veces vago, de acuerdo con sus propias (in) capacidades y deseos, posicionándoles, moviéndose estratégicamente con juegos, maniobras, reglas, espontaneidad y complicidad con su propia historia y su condición de navegante de posibilidades, que cuestionen qué y cómo hacer AHORA.
paz rojo
Coreógrafa independiente. Miembro fundador de la plataforma LISA www.associationlisa.com
Publicado en Artributos #2.
Más información sobre los proyectos de Aimar Pérez Galí en:
Proyecto de Investigación Pedagógica
Pandora – juego pedagógica de la danza
suena muy interesting! ganas de conocerte un poco mejor……..no he tenido el gusto todvia.
un saludo