AHÍ ESTÁ presenta Sujeto visible + sujeto invisible (2014) de Masu Fajardo (Tenerife, 1978) el domingo 12 en el Laboratorio 987 del MUSAC. Esta es la más reciente de las piezas que veremos este próximo fin de semana. La pieza que finaliza este recorrido cronológico es una pieza que, cuando la vimos hace sólo unos meses, aún no estaba acabada. Se presentó como un trabajo en proceso, algo inacabado que no se ha detenido todavía, que aún fluye como esperamos que siga fluyendo por muchos años la actividad de todos estos creadores que nos acompañarán en León y la de muchos otros como ellos que siguen al pie del cañón por todo el Estado español. Aunque mucha de la geografía española quedará sin cubrir con las ocho piezas que podremos ver estos días, nos parecía importante que las Islas Canarias estuviesen representadas, por la cantidad de creadores que allí han surgido y por lo especialmente aislados que están. En el texto que presentamos a continuación Cris Blanco, compañera de generación de Masu Fajardo, nos introduce en esta pieza, en el trabajo de Masu y nos habla sobre la vida en la Periferia.
Cuando conocí a Masu Fajardo estaba ensayando para el Festival Sismo en pelotas y con tacones en medio de una nave del Matadero de Madrid. A mí se me quedó grabada esta imagen, no solo porque a veces me impresiono con imágenes como si fuera una señora tipo Doña Croqueta (que también) sino porque tengo una especie de fetichismo pero al revés con el desnudo de mujer + tacones en escena. Algunos que me conocen lo saben, no se por qué es, creo que me recuerda a los 90 pero mal, o porque en la escuela de teatro (también en los 90) proponíamos hacer todos los ejercicios en pelotas, y si podía ser con tacones mejor, y creo que lo tengo asociado a los ejercicios cutres y muy apasionados que hacíamos en esa época.
El caso es que, que Masu entrara así en mi retina y en mi vida, no le daba muchos puntos conmigo a la hora de mirar su trabajo. Sin embargo, después de los años, aquí me tienes, escribiendo sobre “Sujeto visible + sujeto invisible”, un trabajo que me estimuló tanto que me han dado ganas de escribir sobre él y compartirlo con el mundo.
Hay que decir que Masu no va desnuda y con tacones en este trabajo, pero creo que aunque lo fuera ¡me conquistaría igual! porque tiene muchos elementos que valoro y que dan gustirrinín en un trabajo artístico, como el juego con la convención teatral, la mezcla de realidad y ficción -de personajes, narrador e intérprete- la relación con la magia y las cosas imposibles, la reflexión sobre el presente…
Masu parte en este trabajo del típico amigo invisible de los niños y lo usa como excusa para hacer visible el cuerpo y lo exterior al cuerpo usando todo el rato el cuerpo. Ella lo define mejor: “El cuerpo ocupado en un continuo se moviliza y se descubre a sí mismo desde la acción como creador de su propia materia de trabajo y se convierte en el formulador de su propia historia de representación en tiempo presente”.
Para mí el trabajo sigue en la línea de intentar hacer visible lo invisible, que es en lo que lleva Masu mucho tiempo.
Solo hay que mirar los títulos de muchas de sus piezas: “Simulación de Vacío”, del que ella escribe en su blog: “tiene que ver con darse un tiempo para nada”, “with-out-you”, “Microficciones: cómo desaparecer en escena”.
Sus trabajos giran alrededor de lo invisible, la nada, desaparecer…
Yo lo relaciono -dejadme irme un poco lejos- con la invisibilidad de vivir en “la Periferia”, como llaman, tanto Masu como Gregorio Viera o Raquel Ponce, a vivir en sus islas Canarias natales, a volver a vivir allí tras pasar muchos años fuera, en Madrid en el caso de Raquel y Grego y en Barcelona en el de Masu.
Creo que sí hay algo de desaparecer, de apartarse del foco, de aislarse, que, entre la falta de apoyo a lo que hacemos y lo caro que es entrar y salir de las islas, es el más difícil todavía. Hay algo de salirte de la carrera aunque sigas corriendo por el lateral. Pero esta gente sigue corriendo, Ahí están y algunos desde hace muchos años: yo conocí a Grego y Raquel en el 97 en Madrid, yo empezaba a estudiar teatro en La cuarta pared, y ellos eran los mayores. Yo pillé la Cuarta cuando pasaban cosas, Rodrigo García presentaba sus obras allí, la Ribot ensayaba allí y organizaba con Blanca Calvo, y seguro que más gente, Uvi-la inesperada y el festival Desviaciones, estaban Ana Buitrago, Olga mesa, Lengua Blanca… y Raquel y Grego presentando piezas que yo tuve la suerte de ver. Después vinieron los años de sequía, sin festivales donde mostrar, sin hueco a las nuevas generaciones y mucha gente que mola se volvió a sus ciudades de origen.
Aunque me voy por los cerros lo de vivir en la periferia afecta al trabajo de estos hacedores. Me contaba Masu que durante el proceso de esta pieza le habían hecho de ojo externo su madre y su sobrina. A mí me parece que han sido muy buenos ojos externos, y que siempre trae cosas buenas hacer de las limitaciones ventajas (esto sin que lo oigan las Margaret Thatcher de turno, que se lo llevan a su terreno). Creo que es diferente la presión a la hora de crear cuando no estás en el ojo del huracán y eso es muy bueno. Eso ha permitido, por ejemplo, que Masu presente un trabajo “en proceso”, sin grandes pretensiones, y la no pretensión de hacer un trabajo terminado y perfecto y redondo hace que se deje unos flecos a la vista que son de lo más interesante. Es en esos flecos donde se cruzan la realidad y la ficción, donde aparece la consciencia de la ficción: el cuerpo visible y el invisible que nos enseña Masu son conscientes de la ficción y del espectador, y de estar haciendo. Y el error o la posibilidad se introducen como parte de la coreografía, donde vemos a la vez al intérprete, al narrador, los personajes y todas las combinaciones y posibilidades entre ellos.
Decía que se crea con menos presión. También creo que cuesta más (y esto lo dicen también ellos) ponerse a trabajar, en un lugar con poco contexto, con ese sol y ese mar, encerrarte en un estudio todo el día a trabajar y luego compartirlo con muy poca gente, o gente de fuera de la profesión, hace que parezcas (todavía más) un loco que se encierra a idear una máquina super compleja que no sirve para nada.
Pero también hace que simplifiques tu trabajo (en el mejor sentido de la palabra) y que te centres en transmitir lo que quieres de verdad, y que la gente se entere, y que así tu pieza pueda ser bien acogida tanto por niños como por filósofos. Eso le pasa a la pieza de Masu, que se presentó en La Poderosa en Barcelona en un contexto de filosofía, Barcelona Pensa, con muy buena acogida y charla post-pieza muy interesante, y otro día se presentó para toda la familia, y sin cambiar nada la pieza funcionó igual de bien. A los filósofos les dio para hablar del cuerpo y su hacer, del concepto de mirar, del afuera, del presente, de lo invisible, del significado… Y a los niños para ver lo invisible, para viajar entre dimensiones y seguramente reflexionar en lo mismo que los filósofos pero en secreto.
A mí me dio para pensar en la figura del narrador del que no te puedes fiar, una figura que me interesa desde hace mucho y que aparece para mi alegría en algunas series que he visto últimamente como recoge este artículo del diario.es.
También me dio para pensar en lo que me gustan las piezas que me hacen entrar bien en la convención. El “vale que” de cuando éramos pequeños sigue estando en el top ten de mi lista cuando voy a ver algo.
Y también pensé en la magia, en cómo Masu hace aparecer algo invisible solo con su cuerpo “haciendo” en escena.
Os dejo con un video de una vida anterior de Masu que he encontrado en youtube.