La verdad es que presentar esto con dos míseros párrafos quizá sea un poco radical. Pero puede que también sea lo más coherente con el espíritu de ese Ahí está que le da título. Incluso puede que sea hasta higiénico dejarse de discursos e ir al grano para comunicar simplemente un par de ideas y un poco de información práctica. Los juicios de valor no nos corresponden a nosotros sino, en todo caso (y si insisten en ejercer ese derecho) a quien se acerque al MUSAC de León este fin de semana, a quien siga las intervenciones por streaming o a quien nos haya acompañado hasta aquí en la lectura de las entrevistas y textos que hemos ido preparando para este blog con la ayuda de tres desinteresados colegas y de quienes van a actuar ante el público de León. Es imposible controlar cómo se recibe la información. Surgen los equívocos, los malentendidos, las interpretaciones que no tienen nada que ver con la supuesta intención original. Aceptémoslo. Le llaman ciclo, festival, retrospectiva, aniversario, muestra, genealogía… Llamadlo como queráis, no dejará de ser lo que sea cuando tenga lugar. Pero nos llegan mensajes de gente que nos pide que nos expliquemos más. Una cosa no quita la otra. Está bien, vamos a hacerlo. Pero mejor ahora, al final, cuando esto ya está a punto de comenzar (y de acabar).
Ahí está nace de una historia de carambolas. Un miembro del equipo del MUSAC nos invita informalmente a que hagamos una propuesta para presentar un par de trabajos nuestros que se conecten de alguna manera con León y nos pide que, a su vez, comisariemos dos o tres propuestas de creadores de artes en vivo para que nos acompañen. ¿Artistas al mismo tiempo que comisarios? No lo acabamos de ver claro. Pero que de lo que se trata es de celebrar los 10 años del MUSAC. ¡Ah, los 10 años del MUSAC! Haber empezado por ahí (quizá empezaron por ahí pero puede ser que no lo pillásemos a la primera). Recogemos la desacostumbrada invitación (no solemos recibir ninguna y eso hace que aún la valoremos más) y presentamos una primera propuesta que se parece bastante a esos dos míseros párrafos con los que definitivamente presentamos esto porque ahí está casi todo lo que tenemos que decir. Nuestra primera idea es la de llevar al MUSAC 10 piezas de creadores de artes en vivo del Estado español que no se hayan visto nunca en León (ni en muchos otros puntos de la geografía española). Una pieza por cada año. Presentamos la propuesta al director del MUSAC, que es quien decide. El director se interesa por la idea pero no quedamos con él hasta dos meses después. Seguramente con muy bien criterio, no dice ni pío sobre lo de la presentación de nuestros trabajos, sólo habla de la selección de piezas de los últimos 10 años que decimos que podríamos hacer. Que decimos que podríamos hacer, porque sólo le hemos presentado algunos ejemplos. Nos parece muy bien. Nos dice que la idea le parece interesante pero que sólo hay presupuesto para 8 piezas, nos sugiere que no incluyamos a gente que ya ha sido invitada otras veces al MUSAC (en los ejemplos iniciales habíamos incluido a alguno) y nos comunica que la política que siguen es que, gastos de producción a parte, el caché para cada pieza es siempre el mismo independientemente de la gente que intervenga (sólo se muestra dispuesto a hacer una excepción si llegase a ser necesario). El presupuesto del que habla es tan mínimo, bastante por debajo del caché habitual (tanto para creadores como para los comisarios) que nos hace pensar que, si esto tira adelante, sólo podemos pensar en piezas que se ajusten muy bien a las condiciones técnicas del MUSAC, de muy pequeño formato y de creadores que, además, tengan muchas ganas de participar en esto. Le damos nuestra opinión, muy crítica, sobre esa política presupuestaria. Nos escucha pero el equipo del MUSAC tiene sus razones y el MUSAC no va a cambiar su política por nuestra opinión. Así son las cosas. Lo tomas o lo dejas. A pesar de todo la oportunidad nos parece valiosa. Decidimos intentarlo.
Nos ponemos manos a la obra. Intentamos confeccionar en un tiempo récord una programación posible sin perder de vista en ningún momento el espíritu que intentamos reflejar en esos dos párrafos de presentación. Ahí está toda una generación que hemos visto crecer durante estos diez años en el ámbito de lo que algunos llaman artes en vivo, a quien los escenarios no prestan la suficiente atención y que, en cambio, tienen ahora la oportunidad de estar en lugares como el MUSAC, que sí que parece mostrarles algo más de interés (aunque observamos que el reciente interés por las artes en vivo en los museos y centros de arte genera, al mismo tiempo, expectación y cierta controversia). Optamos porque las piezas propuestas provengan de gente menor de 40-41-42. Gente que no sean los típicos de este tipo de saraos, para ser coherentes con el espíritu de la propuesta. Los que en estos 10 años hemos visto aparecer. Estamos a punto de desviarnos varias veces pero conseguimos mantener el rumbo, a veces por los pelos, y por alguna causa justificada, pero intentando no traicionar el espíritu de la propuesta. Intentamos que el máximo de años estuviesen representados con solo 8 piezas (el máximo que nos permitieron). Observamos que hay años en las que se encuentra una cosecha abundante de piezas interesantes y, en cambio, otros de bastante sequía. Tenían que ser piezas que encajasen en las condiciones del museo (ni demasiadas luces ni escenografías, en algunos casos con público paseando por el museo durante las actuaciones…). No fue fácil encajar todo esto. No sólo tiramos de lo que habíamos visto, investigamos. Pero hasta en los archivos se observan los años de sequía. En la programación sólo hay una pieza que no vimos en su día, pero no era tan importante eso. Lo importante era centrar el foco en creadores como Schlegel (el jugador de básket que se convirtió en la imagen de Ahí está). Conocemos a bastantes, en el Estado español, que se merecen más atención y no la han tenido. Además, con el caché disponible, tenían que ser solos, salvo alguna excepción. Intentamos guardar un equilibrio geográfico teniendo en cuenta el lugar de nacimiento, que es el que nunca cambia. Al final fueron Asturias, Barcelona, Chile, Donostia, Madrid, Suiza/Ontinyent, Tenerife (peleamos por lo de Tenerife pero Canarias tenía que estar) y Valencia. Este listado es lo máximo de equilibrado que hemos podido conseguir, teniendo en cuenta el equilibrio de años y todo lo demás. Aún y así, que quede claro que esto no es la lista de lo mejor que se ha visto en los últimos 10 años. No pretendemos eso. Mentiríamos. Falta mucha otra gente, de muchos otros sitios (Galicia, Murcia, Andalucía,…), gente que no podía venir porque el presupuesto no daba para más, porque se han retirado, porque ya no trabajan juntos, porque están embarazadas, porque han emigrado, porque sólo podíamos traer a 8…
Lo de Mike Schlegel como imagen del cartel es una metáfora de todos estos que ahí están pero a quienes creemos que quizá no se les ha prestado la suficiente atención. Schlegel jugó en León (Thompson, el de la izquierda del cartel, años después, también). Dicen de él que era un gran jugador, elegante, talentoso, generoso con el equipo, un falso tres adelantado a su tiempo (algo raro en la época en la que él jugaba, ahora completamente normalizado, ¿les suena?), pero lo ningunearon en el draft (el ranking de nuevos jugadores que decide cada año si se incorporan o no a la NBA) y en España nunca tuvo la suficiente atención a pesar de unas estadísticas propias de Magic Johnson. En los cuartos de final de la Copa del Rey robó el balón y metió un triple en el último segundo que le hubiese dado al León una victoria bella e histórica sobre el Madrid, por un punto, pero el árbitro lo anuló (muchos creen que injustamente). En León se le quería, entre otras cosas, por eso. Mike Schlegel murió de un cáncer fulminante con cuarenta y cinco años, en mitad de la década que conmemoramos. Nos parece un símbolo. Buscábamos una imagen que un leonés pudiese reconocer y que apelase a todo esto sobre lo que queremos llamar la atención. Y que no fuese un tipo bailando o la imaginería de la performance habitual, porque estamos hablando de gente que trae consigo nuevas maneras de entender las cosas. Y, buscando, descubrimos a Schlegel y su interesantísima historia. Cualquier día el baloncesto será considerado un arte vivo. Es poco ortodoxo ahora pero a los de las artes en vivo históricamente también les ha pasado algo así y mira. Quizá cuando deje de ser una competición.
La imagen del cartel es también la imagen del cuerpo de dos tipos que miran, de dos artistas que a su vez son espectadores. Sospechamos que esta generación de creadores ha crecido mirando con curiosidad, quizás incluso divertidos y a ratos excitados, lo que hacían sus colegas. Seguramente se han alimentado unos de otros. De alguna manera han jugado todos en este extraño equipo de las artes en vivo.
Por último, Ahí está tiene que ver con dejar a un lado los juicios de valor. Es una interpretación (que no tiene por qué ser la buena, si es que existe) de la respuesta de Valcárcel Medina cuando le preguntaban su opinión sobre una pieza en el bar de un desaparecido festival de artes en vivo (otro más de los que hemos visto desaparecer en estos diez años). Una postura muy cageana. Discutible, como todas, pero que abre la mente hacia otras maneras de entender el arte, la creación, que, creemos, son más que nunca necesarias en este momento de cambio (esperamos). Ya ni siquiera se trata de si son buenos o no, de si son los mejores ni nada por el estilo, sino que estos ocho y muchos otros más como ellos (que no caben por razones presupuestarias y otras que ya hemos ido desgranando) ahí están. Esta realidad existe aunque algunos insistan en ocultarla. Y mejor no esperar a que estén muertos como Schlegel para prestarles un poquito de atención. A ellos, a los que vinieron antes que ellos y a los que ya vienen apretando desde abajo (porque no aprenden, oiga, no aprenden, que con esta actitud no se va a ningún lado). Miren al gran Nate Davis, tres veces máximo anotador de la Liga ACB, a quien muchos comparan con Michael Jordan antes de que Jordan fuese Jordan, de quien aún se estudia su estilo de tiro en algunas escuelas de baloncesto, compañero de Mike Schlegel en los tiempos en los que jugaron juntos en Ferrol, trabajando ahora como chico para todo, a sus 60 años, en una empresa de informática en la que nadie sabe de su pasado y en la que un día sus compañeros se preguntan por qué los de la televisión española vienen a buscar al tipo que limpia las mesas para entrevistarle y grabar un documental, antes de llevárselo a Ferrol para rendirle un multitudinario homenaje en un pabellón abarrotado de gente que, después de 30 años, aún le recuerda con enorme cariño porque, para ellos, haber tenido la suerte de verle jugar fue una de las mayores alegrías de las que pudieron gozar durante aquellos duros años. Da que pensar.
Agradecemos mucho esta invitación del MUSAC y os invitamos a celebrar juntos en León estos diez años de vida y de creación. Celebrémoslo con todas nuestras fuerzas antes de que, para muchos, sea demasiado tarde. Ahí está.
Rubén Ramos Nogueira y Marc Caellas