MATERIALES PARA LA ARQUITECTURA DE PALABRAS SOBRE EL SONIDO.
(como partículas girando en torno a un núcleo invisible).
- Las cosas que escribo no son ortodoxas. Tampoco vengo aquí a hablar de mi libro, pero lo que escribo siempre habla de mi (desde mí) : escrito con el cuerpo, es una acción, un movimiento.
- Lo que pienso queda ninguneado. Lo que pienso es un lugar al que el cuerpo acude a repostar para gestar o encontrar la palabra.
- Muchas veces no hay más que decir.
- Aquella cosa del coro griego.
Eso de ‘quien mucho abarca poco aprieta’ resuena en mí ante trabajos tan elaborados como esta simbiosis BRADIEN / Escoffet, propuestas que hacen que me diga que me gustan demasiadas cosas. Quiero destruir esa aportación del refranero. Me pregunto quién no abarca mucho en estos tiempos globalizados y también hasta qué punto es necesario apretar lo abarcado cuando probablemente estamos necesitados de una laxitud, una relajación donde fluir para encontrarnos.
Entrar en la sala genera nerviosismo más que expectativas, al ver los instrumentos callados, todo en su sitio esperando ser. Aunque la música es indisociable de la escena, éste es el primer concierto programado en el LEAL.LAV. Pero incluso esta forma de concierto, como mis palabras, no es la más ortodoxa.
A fuerza de ser intérprete he montado mis propias piezas escénicas casi olvidando que me mis primeras veces en un escenario fueron con gurpos de metal, noise-rock y electrónica. Esa fuerza de lo musical tanto tiempo apartada quiso materializarse en algo que intuitivamente llamé perfopoesía y que actualmente ha tomado forma de dúo bajo el nombre de ‘Hernández&Fernández’ en una de tantas intentonas de aunar textualidad, corporalidad y sonoridad, de modo que esta autocita era ineludible. Pero mencionar mis orígenes no es gratuito, que no he venido a hablar de mi libro.
Pienso en el estreno el año pasado de ‘Destino Intercambiador’ nuestra primera pieza, en la colaboración entre Javier Cuevas y Sonia Gómez en esa obra de transmisiones que es ‘Bailarina Lírica’, donde la Bailarina de Sonia es tomada por Javi para hacer un concierto escénico. La misma idea aunque con un concepto completamente diferente está en ‘La Banda del Fin del Mundo’ de Los Corderos. Y es que parece que se está haciendo presente en la investigación de muchos artistas esta tendencia a abrir el flujo de lo musical para que entre en escena y lo revuelva todo, como también ocurre en las cosas que inventa Amalia Fernández, por citar solo un caso más de especial aprecio.
Tengo mucha suerte de hacer lo que hago, esta actividad floreciente, no siempre fácil, sí ilusionante desde el LEAL.LAV. Comenté al propio grupo cómo a veces la propia confluencia de estilos y géneros de la propuesta se hace extensible al modo de difundirla, lo que permite ver cómo el público, que se hace uno en la sala, es múltiple y diverso antes de ser congregado. Pensar en tanats mentes y cuerpos inquietos dedicados a la experimentación sonora y de vídeo, a la producción literaria y a tantas cosas en los círculos interseccionados del festival Keroxen, el Equipo Para, el festival NumaCircuit, la asociación Solar, por citar algunos, me hizo ver reflejada esa eterna contradicción: la convivencia de una mezcla de estilos y un inevitable gusto por algo que torpemente llamamos multidisciplinaridad. Y me hizo reconocer de nuevo que este sitio pequeño en las antípodas de las grandes ciudades funciona gracias a la gente como una especie de gran ciudad en miniatura donde, como en tierra fértil, tienden a germinar semillas de todo tipo.
Lástima que a veces no se cultiven, que no siempre se de con quien sepa gestionar su cultura, que a la hora de cultivar aplique faraónicos y anticuados criterios de Monsanto a lo que cualquiera sabe que debe ser cuidado de manera ecológica.
BRADIEN + ESCOFFET.
Versar sobre las bondades de la mezcla en este largo previo se me antoja necesario también para poder decir una frase que sería horrible de escuchar sin haberla armonizado, como una nota muy desafinada. ‘Nos sentimos modernos’. Esa es la frase que puede ser tan snob o cursi pero que bien entonada puede ser hasta esperanzadora. No hablaré de la dilatada y variada relación con las letras de Eduard Escoffet. Google hace maravillas y es genial descubrir por uno mismo. Sí de la sensación de hermanamiento, de ese ‘están hechos unos para otros’ al verlos en acción y sentir esa cosa inefable ante los componentes del grupo y su poeta moviéndose o no moviéndose, generando sonidos como un solo cuerpo.
Amparados todo el tiempo por un trabajo de vídeo minimalista, el grupo de multiinstrumentistas va generando ambientes para presentarlos la selección de textos que Eduard trae entre manos. Su voz, sólida y rotunda, es el cuerpo de aire que el poema habita efímeramente ante nosotros. Pero también es un señuelo que lleva a otro lugar. Una palabra es una fuente sonora, y si no es octavada por el propio poeta entonces viaja por cables hasta los dispositivos de los músicos para entrar en bucles o fragmentarse hasta el ruido y reconvertida, pasar a ser un elemento más del cuerpo musical. Como las líneas de luz proyectadas al fondo, algo nos habla de estructuras mínimas capaces de romperse solo para encontrar nuevas formas de convivencia entre partes. Uno va entrando poco a poco en la musicalidad, preguntándose a veces cómo se conforma este monstruo, cuándo el texto sugirió la ambientación o hasta qué punto la música tuvo sed de poema.
Y para terminar, volvemos al principio de las confluencias y las mezclas de estilos. Que en acompañar a Eduard y nutrirse de él Bradien encuentra y hace una música a la que cualquier comentario queda estrecho. Sorprende la irreverencia que hace saltar de uno a otro estilo según el tema, su sencillez, que produce una apertura con la que incluir instrumentos y sonoridades impensables. Ahora el pequeño metalófono, luego la calidez del fliscornio que coquetea con su propio ruido, incluso un pequeño solo de radiocassette, o los momentos donde la percusión aparece y junto a líneas de bajo muy repetitivas nos hacen entrar en pasajes de un dub inclasificable, ideal para sostener y bailar con la rítmica que la palabra trae consigo. Pero hay más. y es que todos estos dispositivos y esta presentación, con vídeo y electrónica, podían hacernos pensar de entrada que escucharíamos algo menos orgánico, más sintético, incluso ruidista. Es verdad que hubo guiños a todo eso. Pero Bradien y Escoffet hacen canciones. Canciones pervertidas de su estructura, troceadas y reensambladas, pero canciones. ¿Y qué si no es el poema? Y por eso hablo de que nos sentimos modernos. Y por eso hablo de confluencias. Literatura y electrónica, canción y ruido juegan y bailan juntas, se mezclan sin miedos, como deberían mezclarse nuestros pensamientos estanco para que igualmente nos mezcláramos nosotros.
BRADIEN+Eduard Escoffet/ LEAL.LAV La Laguna from //soluciones dramáticas// on Vimeo.
Hemos tenido la suerte de vivir este concierto con ellos, que cuentan que es la primera vez que presentan este disco fuera de Cataluña. Para celebrarlo nos dejan el regalo inolvidable de hacer como despedida ‘Poema idealista’, un texto inesperado de Felipe Boso, poeta de Palencia con P, y que es de esas cosas que uno nunca olvidará. Qué bonito cuando se accede a algo que aparte de disfrutarse a uno lo traspasa como referente.
¡Ah, por cierto! Al principio dije no se qué del coro griego y ¿cómo olvidarlo? Nos sentimos modernos porque se nos ha regalado un concierto cuidado y coherente dentro de su variedad de formas usando los nuevos medios. Pero si se mira despacio lo que encontramos no es sino otra vez el principio de todo (salvo la danza). La palabra puesta en el aire impulsada por la música. Algo que estaba en todo aquello de siglos atrás y que llamamos prototeatral, anterior a la necesidad de un corifeo, de la representación de discusiones dialécticas. Un arte escénico de campo, sólo de campo.
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Las imágenes, magníficas como siempre, del fotógrafo de la casa, Javier Pino.
El vídeo registrado por el móvil de Javi Cuevas, que no puede evitar estar en todo.