«Esto va a estar bonito», el podcast que se lee / #1.17 Preudi Orfici

ESTO VA A ESTAR BONITO es el programa de tutorización y acompañamiento de estudiantes de Practicum de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna en colaboración con LEAL.LAV. Un proyecto dirigido y coordinado por Adán Hernández que cristaliza, entre otras acciones, en este PODCAST que se lee, generado a partir del acercamiento de los estudiantes a los artistas y sus trabajos a través de la investigación, la toma de contacto con sus prácticas y el análisis de sus trabajos.

Los estudiantes que han realizado este podcast son Nativel Arvelo y Héctor León.

Puedes ver / leer / escucharlo y descargarlo haciendo click aquí.

Dedicamos el primer ESTO VA A ESTAR BONITO a:
PRELUDI ORFICI, de Marco Antonio Regueiro.

INSTRUCCIONES:

Esto es un programa de radio escrito. Cada vez que encuentres un audio:

1) Para y escucha o
2) Escucha mientras lees.

La auténtica ficción / Parallax, Silvia Zayas / LEAL.LAV

Me encanta el momento  de antes de entrar en el teatro, la polisemia de una expresión tan sencilla como entrar en el teatro. En esa sucesión de acciones previas entre encuentros y saludos se hacen y deshacen expectativas, nos preparamos (pero, ¿es preciso prepararse, pre-pararse?) para lo que le espera dentro. Como buena experiencia teatral, Parallax comulga de este principio. El pasado 7 de abril las personas acudieron curiosas por lo que Silvia Zayas traería al LEAL.LAV, y solamente el acceso a la sala hizo parte del tipo de juego que nos iba a proponer. Había gente acostumbrada a nuestra sala de cámara en lo alto del teatro. También quien acudía por primera vez al LAV. Unas y otras personas se sorprendieron al ver que el montaje se desarrollaría en la sala principal del teatro, que la propia Silvia esperaba por ellas sobre el escenario.

Arriba, de espaldas al patio de butacas, las gradas colocadas casi en V, dando forma a un trapecio escénico, con dos líneas divergentes contrarias a las convenciones de perspectiva. Entre ambas, Silvia, saludándonos, como la capitana de una embarcación recreativa a su tripulación justo antes de zarpar en una travesía sideral, a los mandos de una compleja mesa de control llena de lucecillas, mandos, pantallas, ruedas, palancas y muchos botoncitos que daban ganas de apretar, a ver qué pasa: la cabina del subnarino o nave espacial que atrae más la vista de los viajeros que el resto de la escena, completamente vacía. Como no sabemos dónde vamos (no vemos ni pensamos ningún horizonte) simplemente miramos el volante y el acelerador.

Me recreo en esto. En todo lo que no es aún la pieza. Porque ya es la pieza. Siempre hay una tensión o una excitación en el antes de. O una relajación y un dejarse ir. Algo. Pero en ciertos trabajos que están finamente tramados, finamente trenzados poéticamente, donde los muy diversos elementos que los componen (incluso invisibles o casi imperceptibles) responden o vibran en armonía con un principio básico fundamental que hace de tónica a partir de la que lo demás danza y se coloca para formar un acorde, ahí, suele pasar que todo lo que no es aún la pieza tenga cierta densidad, cierta calidad que no esta hecha solo de nervios o expectativas, sino que, como veíamos, hace juego con el juego propuesto. Y subir a escena y buscar un sitio y mirar los mandos de la almirante Zayas, antes de, resulta preñado de un sentido que se traduce en silencio.

La artista enciende una luz. Apaga. Enciende otra. Apaga. Enciende las dos. Apaga. Luego una parpadea a la derecha. Sale humo mientras. Enciende varias luces cruzadas en el aire. El humo y los colores se llenan. Este paupérrimo análisis serviría para figurarnos una parte mínima de Parallax. Pero no dice mucho, ¿verdad? Pues volvamos atrás. Repitamos. Imaginemos que el primer foco muestra a María Turra, locutora de radio activista por la independencia de Guinea-Bissau y Cabo Verde. El segundo, a João Carvalheiro, tío de Silvia, joven soldado portugués en la guerra que la locutora combatía desde su emisora. Los dos focos que se encienden a la vez son el puente de Farim. La luz que parpadea, la voz de María, a partir de una grabación original doblada en directo por Silvia al micrófono. Y el humo cruzado por luces, lo que sea que deja atrás el audio de un helicóptero que escuchamos elevarse. Solo que bajo esos focos «no hay nada». Por eso, aunque todo esto estuvo (al igual que un filtro casero hecho con un caleidoscopio acoplado a una linterna, un concierto de piano barroco interpretado por Silvia a la mesa de luz o incluso la banda sonora de Misión Imposible con láseres rojos atravesando el humo), nada de esto es Parallax.

Parallax es todo eso ocurriendo en paralelo a un documental sobre esta historia bélica colonial a la que le da soporte. Y más, porque en su trabajo Silvia Zayas recurre a veces a tópicos del cine documental. Pero al «negar» la imagen (figurativa) parece que vemos un documental con la pantalla apagada, lo que nos hace ver también nuestra predisposición para juzgar la imagen como real cuando se nos dice qué mirar o cómo hacerlo.

Parallax es también popurrí discreto de géneros. Y juego de distanciamientos. Establece un código inicial, como este texto, para romperlo y dar paso a otro que también rompe. Y seguimos con la mirada, el oído y la atención la danza que luz y audio dibujan en torno a… ¿A qué?
A veces a un ambiente de guerra por el que nos lleva de la mano a una sensación. Pero ahí se disuelve despacio hasta que algo ha desaparecido. Nos deja en el vacío. Y en el vacío del universo Parallax, tres luces que se encienden y una que cruza pueden ser soldados que escuchan la emisora de Turra, un haz verde en diagonal, una selva espesa, un cenital rojo, una explosión, incluso tres focos naranja pueden ser… ¡focos naranja! Luz que baila con nuestra disposición y juega con los restos de nuestra infancia colonizada, entre el cuentacuentos y la instalación, entre Kandinsky y el rigor documental. Parallax es teatro vaciado incapaz de desaparecer, espacio para una representación liberadora que Silvia eleva sobre la fantasía del cimiento de nuestras retinas para que se derrumbe sobre la realidad de nuestras conciencias. No como los puentes de Calatrava, que son de mentira, sino como el de Farim, el más real de los puentes.

He dicho mucho ya de la experiencia de Parallax, algo que por estos lares no olvidaremos. Sin embargo me quedo con la sensación de necesitar decir mucho más. Y es que hay un después de y un durante que tampoco son la pieza pero que son también parte de su trabajo y tiene que ver con toda la luz que maneja Silvia a su paso, no solo en escena. En primer lugar, tras la foto del puente sobre el río Kwai, me apetece mencionar la lección de cine (y de estética) que uno se lleva si se acerca al entramado del trabajo de Silvia, entendiendo ese entramado como la pieza en sí, sus motivaciones y entresijos, la propia Silvia, su sensibilidad, intereses y motivaciones, sus referentes y su modo de funcionar igual con respecto a Parallax que para hablar de música, de pelis pero también de política o de educación. Y sobre todo, hacerlo con la risa de por medio en todo momento. Una lección que Silvia no la da. Uno la toma. Ella ni se entera. En torno suyo todo es muy fácil, y las conversaciones salen, se alargan y retuercen hasta el punto que su visita hubirera sido corta aún de haber durado unas semanas. Y como por un lado estoy hablando de ese feeling indisociable del trabajo que todo el que se acercó a ella sintió (qué gusto, trabajar así, necesito afrontar mi trabajo desde ese punto de nuevo, me digo), pues añado imágenes.

 

Solo decir que son unas pocas de las cientos que vinieron en conversaciones con alguna cervecilla compartida hablando entre otras cosas de teatro de los objetos, de cierta arcaicidad buena en la escena, la insistencia de
cierto mainstream artístico de buscar una estética de lo actual que nadie sabe cual es pero de la que es preciso participar… eso frente a la necesidad que la escena pueda tener de que alguien trabaje con lo clásico para recuperarlo hoy. Y pensar en los albores del cine, o en la narración oral como sistemas de comunicación tan complejos a través de la imagen (generada por luces o verbos) y a la vez obligatoriamente abstractos, por simplicidad de recursos o por falta de necesidad de ornato. Yo que se. Que queremos a Silvia cerca, porque todo esto se puede reflexionar por gusto sin ella, pero de eso también nos ha hecho conscientes. Ha sido un motor y una inyección de actividad.

Además, como estamos viendo, Silvia trabajó durante tres días con el CEIP Las Mercedes, compartiendo el taller Travelling, en el que una clase del cole, bastante chiflada, dispuesta y creativa, tomó la herramienta de cine en directo y las reglas del juego que Silvia les llevó para enseñarnos cómo hacer cine entre todxs combinando una narrativa a otra formada solo por imágenes fijas.
Y es que estos discursos son necesarios. Porque si cuando éramos pequeños soñábamos con máquinas con las que pudiéramos hacer de todo lo que soñáramos, pensando que llegarían en el futuro, las personitas que vienen tras nosotras y que son nativas tecnológicas tienen los recursos, pero colectivamente sus sueños parecen mermados, entre limitados y reprimidos por esa cosa que viene desde arriba. Y experiencias como estas son granos de arena en el desierto, pero son. Y quien la sepa usar o atesorar podrá abrir muchas puertas que normalmente se pide que no se atraviesen.

Por eso mucha gente puede quedar descolocada ante Parallax, que en el fondo es un juego tan sencillo, tan frágil y tan sutil, nada invasivo ni espectacular, algo que no ocurre, sino que está esperando que nuestra mirada lo suceda. Por eso quedarse descolocado es buena señal. Porque a falta de consumirla y practicarla se nos olvidan los efectos que tiene en el organismo la poesía. Y la poesía no se puede explicar. «Si me nombras, desaparezco». Y ahí perdura.

* * *

 Las fotos de Parallax salen de la mirada curiosa de nuestro querido Javi Pino. El resto, apropiaciones. Las del taller Travelling, cortesía del cole. El resto, apropiaciones de internet.

SEÑORAS/PRINCIPIANTES – Entrevista con Carlota Mantecón

Son las 13:30 pasadas del viernes 21 de abril y no he ido a comer, sigo en la sala de cámara del Teatro Leal de La Laguna porque hoy no es un viernes cualquiera. Mientras espero que Irene ZiREjA llegue a la sala donde se quedará ultimando detalles para la muestra en proceso de UnpACKAGING, trabajo que realiza en el LAV en mini-residencia 3’33, me encuentro con una versión muy sonriente de Carlota Mantecón. Y es que acabamos de despedir a un grupo tan grande como alegre de mujeres que rondan los 65 años tras la primera sesión de SEÑORAS / PRINCIPIANTES, el nuevo proyecto que la artista y compañera realiza en LEAL.LAV, y de eso vamos a hablar.

Carlota Mantecón

Aunque yo ya sepa un poco de dónde surge este proyecto y qué cosas previas tiene, Carlota…
Bueno, el origen de esta historia está en un señor al que le empecé a dar clase…

¡Ah! ¿Un señor solo?
Sí, un solo señor.

Pues entonces no lo sabía tan bien…
Le empecé a dar clases particulares de conciencia corporal hace cinco años, justo en el momento que había salido de una formación super académica en danza, en el London Contemporary Dance School. Tuve que adaptar toda esa forma de trabajar a una persona de 80 años que ni por asomo iba a poder… poner su cuerpo a disposición de la danza en esos términos. Eso a me hizo cuestionarme cosas y sobre todo volver a lo básico…

Perdona que te interrumpa… ¿Cómo es que le empezaste a dar clases a una persona sola?
Por una amiga mía que es masajista. A ella le di una clase de conciencia corporal y le ayudó a recolocar los hombros. Eso le afectó en la vista, el ánimo… Esta chica tenía un cliente al que dio masajes durante 7 años, y como es muy creativa, añadía a sus sesiones otros trabajos de cuerpo. Llegó un momento en el que se fue de la isla y me dijo: «eres la única persona que se me ocurre que puede seguir trabajando con él».

¿Era un señor mayor, o…?
Era del que hablábamos antes. Un señor de 80 años, exmilitar. Y nos fue muy bien. Le cambió el cuerpo, la actitud, la predisposición… Durante 4 años trabajamos una vez a la semana. Eso me animó a dar clases de cuerpo y movimiento, de danza para personas de otra edad, para «gente grande», que es muy bonita esa expresión. Empecé a trabajar con ellos, a darme cuenta de que el espíritu por el que se viene a clase es otro, que siguen siendo cuerpos que se pueden oxigenar, que se puede hacer un trabajo de higiene corporal interesante sin entrar en lenguajes tan concretos como una técnica de danza contemporánea o clásica… eso derivó en ganas de que se convirtiera en un proyecto artístico, de ir más allá de mover el cuerpo para entrar en otras cuestiones. Aunque el primero fue un hombre, me resultó llamativo que una vez más fueran las mujeres las que respondieran a este tipo de cosas. En los últimos 4 años las personas con la que he trabajado han sido principalmente mujeres. Eso me conectó con el deseo de hacerles un homenaje por y para ellas con el que entender de dónde vienen y a dónde vamos. Ellas como mujeres que pertenecen casi a otro siglo y yo como mujer que pertenezco a este momento. Ellas también, pero con todo ese bajage. Ahí el proyecto surge… desde esa… ¿sensación? Y ha ido gestándose a partir de lecturas, intuiciones…

Siguiendo el hilo, tras trabajar con aquel hombre, te animas a dar clases, se te apuntan mujeres, les das esas clases, digamos, sin una intención «dancística», es decir, sin intención creativa. Bueno, creativa sí, pero no artística. Sin pensar en una finalidad estética, en mostrar nada. Y ahí se da la paradoja de… ¡Hola! Estamos grabando una conversación…

(Irene, con el grupo de amigos que le ayudan y con su pequeñín acaban de entrar en la sala. Terminamos la conversación mientras se preparan).

Bueno, Carlota, la paradoja que parece darse es que estás trabajando toda esto al margen de lo artístico, pero luego se crea una rutina, en el mejor sentido, y la propia práctica pide esa otra parte. No hay una impostura para crear una obra, sino que la constancia de la práctica solidifica en eso.
Sí. Todo deriva en eso. Naturalmente se nota que hay algo más allá, tal vez por ser un grupo de personas concreto y las necesidades a las que se está atendiendo. Eso nos lleva a preguntarnos, «¿Y ahora, a dónde vamos… juntas… con todo esto?»

Entonces, entendiéndote bien, con esa experiencia y conciencia recogidas durante años tu propuesta en el LAV es plantear el proyecto desde este punto: la práctica tiene una deriva y una necesidad y el LAV puede ser un buen contexto para ella.
Sí. porque también es verdad que yo ya tenía el gusanito y no sabía cómo se iba a expresar. En clase empezaban a aparecer poco a poco necesidades de hacer otras cosas. Entonces hubo un trabajo que vi aquí que fue la cerilla que me prendió para… Hablo de lo que hizo Quim Bigas con los adolescentes…

(Quim Bigas tiene un proyecto de trabajo con adolescentes que deriva en una pieza escénica. Con jóvenes de su pueblo la presentó en el Antic Teatre, Barcelona, con el nombre de FESTUCS. En Tenerife, tras un mes de trabajo con alumnxs del IES LA LABORAL en mayo del año pasado creó el grupo CARNE FIESTA. La pieza que presentaron en el LAV se tituló Activaciones para un rugimiento silenciado).

Carne Fiesta

CARNE FIESTA en el LEAL.LAV. Foto: Javier Pino.

Para mí ese trabajo es importante. Forma un grupo de personas muy específico y atiende a cosas muy importantes en la sociedad, y de repente dije… «oye, esto lo tengo que hacer».

¿Cuánta gente se te ha apuntado en esta convocatoria?
33 mujeres.

¡Eso es mogollón!
¡Sí, es muchísimo!

 

¿Y cómo lo llevas?
Bueno, pues la verdad es que ha sido muy bonito descubrir que hay una necesidad real en el contexto de poner esto en marcha para este sector de «gente grande». Por esa misma sensación de necesidad a mi me apetece darles cabida en la medida que sea posible en el proyecto. Durante las doce sesiones voy a trabajar con 15 y las otras 17 serán invitadas a praticipar durante la última semana y media del proceso, porque se va a abrir un hueco para que ellas puedan estar.

Hoy ha sido el primer día. ¿Qué te has encontrado?
Pues a unas mujeres totalmente abiertas, dispuestas, con muchas ganas, llenas de implicación y de entusiasmo… ¡y estoy realmente facinada! Y con muchas ganas de ver qué nos pasa en esto.

¿No ha habido resistencias, miedos de antemano, prejuicios…?
Nada. Ninguna reticencia. Ningún prejuicio, cosa que me ha sorprendido bastante también, porque yo venía con la idea de que al igual la gente legaría a tomar una clase para ponerse en forma o para moverse un poco. Y cuando les he contado de qué trataba el proyecto PRINCIPANTES y por qué esa palabra, y desde ahí hacia a donde, ha sido todo…

¿Nos lo podrías contar?
A mi me parece una palabra muy bonita. Leí una vez en un libro sobre the beginner’s mind, la mente del principiante. Hablaba de ello como ese concepto en el que situarnos como practicantes de cualquier cosa y en cualquier situación, en este caso, desde el cuerpo. Hablaba de que la mente del principiante contiene una disposición a aprender en donde hay un espacio entre lo que todavía no conocemos y lo que vamos a aprender.

Acabas de hacerme pensar en Juan Domínguez…
¡Ya! Pues es un concepto que invita a que dejes a un lado todo lo aprendido hasta ahora para permitirte aprender lo que todavía no sabes que es aprendible. De ahí surge el nombre del proyecto. Ahora la intención es trabajar a partir del gesto de unos cuados del pintor Jacobus Vrel, del siglo de oro holandes. En sus pinturas solo aparecen mujeres. En esa época el mundo de los hombres podía ser el de fuera, pero las mujeres mandaban en su casa. Me llamó mucho la antención como sus cuadros son retratos de mujeres en donde el gesto está centrado en la mirada y las manos. Ese va a ser un primer foco de trabajo que tiene intenciones de derivar por otros sitios que no se si revelar todavía, una visión de la mujer más contemporánea con la que podemos levantar los brazos por encima de la cabeza y divertirnos.

Levantar los brazos por encima de la cabeza. Me quedo con eso. Me has hecho pensar también en el mimo clásico. Cuando estudias mimo te das cuenta que la mayoría de sus figuras están extraídas de la observación y la abstracción idealizada del trabajo manual, de la actividad física del obrero.
Pues aquí justo lo que hacemos es observar el gesto de las mujeres cuando no tenían ese espacio para ser libres fuera de casa, sino dentro.

Lo que voy a decir se podría malinterpretar fácilmente: no digo que sean gestos femeninos, sino que son gestos suyos. Sin identificar feminidad como identidad, pueden autorreividicarse dentro de su propio gesto…
Sí. Claro que históricamente son gestos femeninos. Pero lo de la identidad tampoco es la idea desde donde yo lo planteo.

Es como volver a lo cotidiano y reivindicar lo pequeño. ¡Déjame a mí que esto lo se hacer yo! Este es mi lugar y aquí soy yo quien dice cómo se hace.
Eso es. También les he pedido que piensen en todos esos gestos, no solo los de los cuadros. Al enseñarles las pinturas en seguida se sintieron reconocidas y me decían: «Bueno, pero es que nosotras nunca le hemos dado valor a eso». Y de repente es darle un gran valor a un gesto que han habitado durante tanto tiempo.

Esta mañana pasó algo bonito. Ellas reunidas en la entrada, con nervios y ganas, y comentando el jaleo que hacía un colegio que salía de ver a la orquesta sinfónica de la sala principal. Qué alegría da un teatro con tantos ruidos y tan diferentes. Tal vez estas actividades con «gente grande o pequeña» rompen la distancia que se imagina mucha gente que no se acerca al teatro.
Sí, todo esto contribuye a devolverle todo esto a quien le pertenece.

Para ver lo que sale del proceso SEÑORAS / PRINCIPIANTES aún quedan tres meses de trabajo. Mientras, Carlota, ¿dónde te veremos trabajar?
Casi me olvidaba. Por suerte voy a estrenar la primera parte del trabajo en el que he estado metida últimamente. Un solo que se titula 17 minutos entre Nadia y yo, dentro de las actividades organizadas para celebrar el Día Internacional de la Danza. Para mí es una ocasión especial porque en todo este tiempo no había vuelto a hacer un solo desde hace 7 años, que tal día como el 29 de abril presenté El corazón de Ofelia. Ahora siento que se cierra un ciclo presentando el mismo día. Pero no tiene nada que ver… Lo de ahora es un solo que tiene que ver con Nadia Comaneci, sobre su figura, sobre la gimnasia de antes y de ahora, cómo se trataban los cuerpos entonces y ahora… y bueno, es una primera aproximación.

Piensas en lo de Quim como la chispa que generó un incendio, aunque para que haya fuego tiene que haber mucho acumulado. Intuyo que el taller de dramaturgia que hicimos en el LAV con El Conde de Torrefiel también fue una chispa que hizo prender algo de todo esto…
Todo lo que ha pasado en el LAV desde que volví a la isla ha sido una acumulación de pinocha para guardar en casa a punta pala. ¡Tengo un bosque, un bosque entero en el salón y en los armarios. ¡Abres las puertas y sale pinocha!

¡Qué bonito! Entonces, peligro de incendio total.
Sin duda. Tendría que nombrar muchas cosas «que han hecho de pinocha», pero el taller de dramaturgia con El Conde fue algo necesario para la toma de decisiones cuando estás ahí afuera en el ejercicio de observación, y ha estado muy presente.

Ese taller, la visita de Quim, El Desentrerrador, de Societat Doctor Alonso, son experiencias que han creado cierta comunidad: de algún modo nos juntan pero no nos identifican de una manera cerrada…
Tampoco puedo dejar de nombrar mi última participación en el trabajo de Carmelo Salazar o el trabajo que en su momento hice con Masu Fajardo, todos han sido motores.

Y tal vez Dance Inter Faces, en ese sentido ha sido otra experiencia colectiva que nos une pero que no estratifica nada, no crea un contexto cerrado al que se pertenece o no, sino precísamente abre o intenta abrir los contextos…
En absoluto, todo lo contrario, eso es lo bonito y lo importante de este proceso, que respira el aire que respiramos todos.

Oficio y experimentación / Javier Vaquero / LEAL.LAV

Salgo de la isla con prisa, sin tiempo a asimilar que me dirijo a L’Estruch para encerrarme a trabajar en The Lieder, proyecto de Javier Cuevas y Sara Serrano donde estoy involucrado del que ya he hablado (y en más cosas que ya contaré). Sin tiempo de asimilar lo mucho que acaba de pasar en Tenerife, cosas que siento que quedan arraigadas tras de mi, que como semillas que germinan estarán echando raíces cuando vuelva. Otras que siento que invisibles persisten resonando en el cuerpo (lo noto en el avión, donde apunto algunas para hacer esta entrada antes de caer dormido en algún lugar sobre el mar, en medio de la nada). Antes de viajar escribí una nota para el periódico sobre la visita de Javier Vaquero al LEAL.LAV, muy cortita si se tiene en cuenta toda la actividad que supuso. Me apoyaré a ratos en ella para escribir esta otra cosa. Allí decía que…

…el paso de algunos artistas a veces produce algo que va más allá de lo previsible, más de lo que un programa contiene. Y que su visita fue intensa, reveladora y nutritiva.

‘Lo innombrable’ titula el taller que Javier compartió con nosotxs durante dos días en la Sala de Cámara del Teatro Leal. Un trabajo intensivo, agradable y revelador que sí, se hizo corto, porque lo era, pero que hubiera resultado corto también de extenderse una semana. Porque…

…el taller no toca directamente los materiales de la pieza, pero entra en el modo o uno de los modos de concebir el cuerpo en escena por parte de Javier, la relación de los cuerpos entre sí y en el espacio mediante principios básicos como copia, repetición, versión, apropiación o variación. Pero lo de básico lo digo yo, que no soy bailarín y puse el cuerpo en juego en eso. Y lo hago con la mejor intención. Que sin perder un ápice de finura y rigurosidad, Javier nos supo llevar jugando en un viaje grupal a la base de un sistema que tomando la copia a tiempo real de las formas producidas por los cuerpos de los demás, abre un universo de posibilidades para la entrada de formas de movimiento inusitadas en el propio cuerpo y en el cuerpo colectivo. Y al trabajar e insistir en ello, entreabrir al menos esa puertecita a lo innombrable, a algo ancestral o puro que el cuerpo conoce antes o más allá de que el intelecto consiga interpretarlo. Un espacio de conocimiento en movimiento del que quisimos más…

…que supuso una suerte de introducción mínima al trabajo con estas herramientas pero que una vez experimentado hace sentir las ganas de entrar de lleno en su universo. Ojalá (invoquemos desde aquí) podamos hacernos un curso entero de esto en lo que ya nos involucramos. Porque esta es una de las semillas que quedan agarradas a la tierra a las que me refería. Y es que la metáfora de la semilla viene muy bien: algo muy concentrado que contiene la potencia de una planta y sus frutos, si se la cuida. Al disponernos generosamente a compartir, quedan entre manos unas herramientas comunes, se aprende a usarlas y se aprende también que el modo enseñado ha sido solo uno de los posibles, un modo bueno para iniciarse e ideal para pervertirse, transformarse y reinventarse. Herramientas para el movimiento del cuerpo, para la danza, para el estar juntxs, para la observación del natural y su intervención, para la generación de imágenes, para obtener información de los otros cuerpos o poner el propio cuerpo en disposición de lo que esté pasando… Herramientas Creative Commons en sí mismas que no dan el alimento, sino posibilitan labrar la tierra.

La segunda de estas semillas cayó en la tierra fértil de nuestro querido Equipo Para, que tantas veces nos hace de casa para actividades paralelas. Esta vez fue…

…la presentación del libro ‘Cuerpos Achorados’. Me gusta pensar que achorado podría ser una versión autóctono latinoamericana de kinky, que yo uso mucho. De este modo, cuerpos achorados sería algo así como cuerpos akinkados, o también cuerpos atravesados, si lo pensamos en canario. Lo achorado es lo chungo, lo freak, lo gamberro, lo no catalogado, lo amenazante. Lo vamos aprendiendo reunidos en el Equipo Para, donde tenemos una conversación en la que Javier nos cuenta cosas como que ésta es una obra que recoge los comentarios posteriores a una serie de charlas sobre danza realizadas en Colombia, donde reside hace ya un tiempo. Charlas planteadas en un primer momento como algo natural, casi como algo lúdico y necesario en su entorno más cercano, por curiosidad y necesidad de compartir conocimientos…

Pero casi si querer cosecharon éxito, la gente quería más, salieron de la pequeña biblioteca donde nacieron, convirtiéndose en algo más grande de lo esperado. Ahí llegó el momento de trabajar para no perder la escencia fresca y un tanto punky, por contracultural, que las había caracterizado. Y así fue. Aún en el libro, donde cualquier texto tiene que enfrentarse a los estándares de la ortodoxia, al trato con la institución, a la burocracia, se mantiene por completo la sensación de texto instantáneo – que no poco elaborado – de apunte rápido, la inmediatez de mensaje recién enviado. Un texto que es un meta – meta – texto, pues habla de lo que se habló y a la vez que trata de los temas de las charlas parece contar en tiempo real cómo está siendo escrito. Sus capítulos…

…ahondan en la política en torno a la danza, y a la danza como acto político en sí, ofreciendo visiones y revisiones de los feminismos, la historia y su enfoque occidental – colonial – capitalista – heteropatriarcal… Un texto que baila (atención a su edición y el modo en el que las palabras y los párrafos se disponen para significarse) y que es como una perla: corto para una temática tan extensa, pero donde la organicidad de su composición, capa por capa, ha dado forma a ese preciado núcleo. Y atención personas interesadas en Tenerife, que En el propio Equipo Para pueden consultar un ejemplar y pedir información para conseguir uno propio. Yo tengo uno. Y es muy bonito:

Después de contar todo esto tan intenso casi se olvida que Javier estuvo con nosotros para hacer una pieza escénica. Y es que sobre ella se podrían escribir muchas cosas. Me da un poco de rabia haber sacrificado tanto espacio y estar tan ajustado para decir cosas sobre la pieza, pero por otro lado creo que está bien, que a veces tendemos a hablar más de «lo espectacular» que de «lo otro» y cada día compruebo más y más que lo escénico es una cosa transfronteriza, que ocurre también en los escenarios, pero muchísimo a sus alrededores y antes y después de ellos. Me quedo pensando que mientras uno se plantea todo esto, al final un señor pide un café y abre el periódico el martes en Tenerife: Deshaucios, deportes, sucesos y una foto y un texto sobre la obra que dice solo que en…

…’Danzas Primitivas’ se concentran años de trabajo de Javier. De juntura de experimentación y oficio. No se si se ve, pero se palpa. Su desnudez es total en su entrega. Su cuerpo, como en un antiguo ritual, va vestido con la pintura que señala las articulaciones de su cuerpo. Un cuerpo subrayado que se mueve ante nosotros. Se deja ver. Expande el tiempo o bien insiste en el movimiento hasta agotarse y encontrar en el exceso una pérdida de control desde donde mirarnos y e incluirnos.

También me planteo que esto puede ser muy insuficiente. Hasta qué punto seré clasista y hasta cual inútil al resumir tanto lo dicho sobre el trabajo de Javier para todos los públicos, ampliándolo sin embargo aquí, donde quienes leen ya saben más que yo de lo que escribo. Y pienso en qué más podría hacer alguien que pretende ser un pequeño Robin Hood que le devuelva la performance al pueblo. No se. Voy a poner unas fotos.

Por las cosas inesperadas de la vida veo a Javier hacer  su curro desde la mesa de sonido. Desde esa perspectiva rara y entre dentro y fuera de lo que veo, veo también al público mirar, y cómo mira. Cómo se relaciona una persona, escondida y arropada por el conjunto de los demás, con un cuerpo que de entrada, en un sacrificio sin dolor, se ofrece por completo, se deja mirar. Un movimiento ritualístico largo de recogimiento y posterior expansión llena el silencio que se hace denso en la sala, generado en conjunto. en el nos centramos para ir paseando los ojos por el claroscuro de la escultura que late ahí delante. Y es justo entonces cuando eso se rompe.

Cuando venimos a darnos cuenta, eso en lo que tanto nos costó entrar y donde empezábamos a acomodarnos ya no es sino parte del pasado. Una explosión de sonido (que sale de escena, pero también de debajo, de detrás de las butacas) nos sumerge por completo en un directo de Daft Punk, que evoluciona como la luz fucsia que nos ilumina para terminar en un delirio techno con el que el cuerpo de Javier baila para jugar a encontrar algunos límites, bordearlos, traspasarlos. El techno como música chamánica electrónica, como llamada a una danza libre y colectiva. Tal vez tan inundado de referencias que sin pensarlas, solo mirando, nuestros culos se menean en la silla y estamos volcados, inclinados hacia el linóleo, casi bailando con ese cuerpo en escena que vamos conociendo y poco a poco es nuestro, como si lo hubiésemos elegido entre todos, como si por un momento funcionara que nos representen.

No se si estoy diciendo gran cosa con este montón de sensaciones mal ordenadas. Se que no son todas, se puede seguir hablando más y mejor. Pero antes de despedirme diré que me llamó la atención un público en su mayoría muy atento y volcado en la propuesta, capaz de estremecerse un poco cuando Javier se descalza al final, a pesar de haber hecho todo el trabajo desnudo, como si al descalzarse la fragilidad de esa desnudez que ya era nuestra se volviera aún más vulnerable y quisiéramos cuidar un cuerpo que es parte nuestra.

Pienso que cuando alguien va a ver algo de danza diciéndose «yo de esto no entiendo nada, pero vamos a ver», encuentra cosas inusitadas, aunque acceda pretendiendo entender lo que ve. Tras todo el viaje recorrido junto a Javier Vaquero, ver otra versión de su entrega cantando a capella nos remató por completo. Y creo que aunque Danzas Primitivas «no cuenta nada», mucha gente salió de la sala con la sensación de haber entendido mucho, o de haberlo captado. De llevar algo atesorado, sin que importara ya si no hay nada que entender.

Vuelvo a casa tras un viaje largo, lleno de experiencias nuevas, un tanto accidentado también y lleno de potencialidades. En mi casa hay un jardín que reconvertimos en huerto y lo primero que hago al volver es una ensalada con las cosas que en mi ausencia han ido creciendo de la tierra. Con el cuerpo un poco achorado abro de nuevo lo que había dejado aquí escrito. Lo leo, lo corrijo y lo completo. Y como la semilla que cae, germina y alimenta, creo que es el momento de dejar volar esto para que caiga donde tenga que caer, que con el paso de todo esto nuestro entorno ha quedado bien fertilizado.

*** Las fotos tan bonitas de Danzas Prmitivas en el LAV salen de la mirada curiosa de Javier Pino, nuestro fotógrafo particular.

VIDEOMATÓN_6: Laila Tafur + Carmelo Fernández

Una temporada nueva en el LEAL.LAV trae un nuevo VIDEOMATÓN de Unknown Pleasures, el formato que usamos para espiar con cariño a quienes nos visitan. En este caso aprovechamos un descanso en la residencia artística que realiza Laila Tafur con el acompañamiento de Carmelo Fernández para compartir una conversación entre ellos en nuestra Sala de Cámara, donde dan forma a EL MONSTRUO, la que será su próxima pieza escénica y de la que podremos ver una muestra en proceso el próximo DOMINGO 29 a las 18h en el Teatro Leal La Laguna.

Retronotas_3 / El ejercicio del Amor / Carlota Mantecón + Jesús Rubio

Esta ‘retronota’ pertenece a una crónica escrita para Lagenda de Tenerife tras el estreno de la pieza (noviembre de 2015) en el Teatro Guimerá. He decidido reenlazarla aquí literalmente. Es curioso ver cómo los materiales de un mismo trabajo evolucionan tanto que se acercan mucho más a sí mismos. Y cuando digo eso creo que no solo me refiero al trabajo de Carlota Mantecón y Jesús Rubio, sino a mi propia experiencia como ser vivo que mira cosas fascinado.

«Jugar a imaginar tal aglomeración de esculturas que ya solo pudiéramos percibir el cuerpo».

Así, con un título más largo que un día sin pan iba a empezar esta entrada. Luego he cambiado de parecer por esto de la utilidad. Un título es de esos lugares donde un recorte puede venir bien cuando no se ajusta, cuando no es justo. De resto, a las piezas que conforman eso que con la boca llena llamamos la Cultura habría que dejarlas intactas. Deshacernos en su lugar de los dueños de las tijeras, que normalmente no las comprenden o ni se interesan en ello, por tanto, no se ajustan. Pero como las palabras siguen siendo gratis y nunca vienen solas, no solo mantendré la frase larga, sino que haré un despilfarro y añadiré la imagen que la acompaña. Una no es anterior a la otra. Ah, por cierto, esta parte sirve para hacer libre asociación. Yo lo he hecho y me lo he pasado bien:

El ejercicio del amor

Ahora me tiraré el rollo de que este es uno de los cuatro análisis de la belleza que realizara nuestro amigo William Hogarth en pleno siglo XVIII. Abigarrados y misteriosos, con toda la mala leche o el sarcasmo, si se prefiere, en sus grabados esa parte ácida es muy importante, como si gracias a ella se elevara el discurso presentado entre líneas de la mera exposición a un lugar de fresca lucidez donde el que mira puede acceder al código que se le presenta también desde una leyenda icónica, y usándola interpretar la imagen con libertad.

Porque el marco que precede la imagen es un damero sistemáticamente dividido, con una variante graduada, entre otras cosas, de la curva serpentina, junto a dibujos de objetos donde ésta está presente: un corsé o el propio rostro humano. Según la S de la línea se pronuncia menos o más los dibujos que la contienen pasan de lo anodino de un simple monigote al paroxismo de lo grotesco, como ocurre en las versiones extremas de los corsés, incomodísimas: una extremamente plana, la otra demasiado curva. El marco abre una perfecta perspectiva canónica donde personajes ilustrados (en los dos sentidos) estudian esculturas clásicas. Libros gordos abiertos con apuntes. Torsos de mármol colocados de espaldas frente a un señor muy moderno y estirado que se relaciona desde su dimensión humana con la escala de un cuerpo griego de piedra y su curva praxiteliana. Y Venus desnuda eternamente entre tanto desorden masculino y académico. Muy al fondo, el grupo del Laocoonte dentro de una pirámide de tablas, usada para sacar sus medidas, que es que estamos inventando los manuales y resulta tan necesario copiar a los clásicos.

El ejercicio del amor

El ejercicio del amor es el más que afortunado título del último trabajo de Carlota Mantecón y Jesús Rubio, pareja de bailarines, coreógrafos y amigos cuya relación se consolida en los tres sentidos tras haber mostrado semejante trabajo el pasado viernes en el santacrucero Teatro Guimerá. Allí nos convertimos en un público un tanto desubicado, subidos al escenario para estar a pie de linóleo, aunque algunos lo vieron desde el palco, abierto para que cupiéramos todos. Sold out, gestores culturales.

Por mi parte, me he puesto a escribir y he empezado por lo fácil: mis asociaciones con lo inesperado. Pero, ¿qué le voy a hacer? Es muy complicado escribir sobre una obra a la que me cuesta llamar obra. Lo que Carlota y Jesús tienen entre manos, entre cuerpos, es una pequeña joya, valiosa, delicada y frágil que produce la curiosidad, la inquietud y también la incomodidad de ciertas miniaturas. Y aunque se supone que conocía un poco lo que iba a ver (tuve la suerte de olisquear algún ensayo), casi diría que me engañaron. Porque no es para nada lo mismo jugar a imaginar cientos de esculturas que verlas. Eso junto al cómo en la ejecución de esa aglomeración son factores clave que convirtieron este estreno en algo capaz de cambiarme considerablemente.

El ejercicio del amor

El ejercicio del amor es sobrio. Pero la potencia de esta afirmación está en que funciona igualmente si no pensamos la parte destacada de la misma como título de una pieza, sino como afirmación en sí. Por tanto, digamos ‘el ejercicio del amor es sobrio’. No puede serlo de otro modo. Entregarse y abrirse al otro no es sino eso, dos verbos interconectados. Y aunque es enorme, no es nada más. Y sobre este doblez de significaciones juega lo que entre Jesús y Carlota presentan y mantienen, eso que a veces se les resbala, lo que mueven entre ambos para que sean nuestra mirada y escucha las que bailen.

En escena: linóleo blanco, luz general y silencio total. El cuerpo de Jesús que entra y mira, y nos mira como si fuera la primera vez que lo hace para empezar a moverse, despacio, de manera fragmentada, tal vez solo una articulación por movimiento. Y hacernos ver así que el ‘como si’ es nuestro y solo nuestro. Carlota llega. Se le acerca. Hace lo propio. Intentan acoplarse. Se desencuentran. Comienzan de nuevo. Cuando se han acoplado, cuando es ese cuerpo doble el que mueve casi una articulación por turno, como naciendo de sí mismo, de su propio encuentro, observamos ‘desde fuera’, como usando mirada ‘más global’. Vemos que los dos van vestidos en distintos tonos de gris. Que efectivamente, la propuesta es esa. Y ya está. Y que en lo que le hemos dado permiso a esa mirada externa hemos perdido la finura de la otra: la criatura doble Jesús-Carlota ha evolucionado. Ahora el movimiento tiene múltiples motores en su lentitud, pero la clave ha pasado a los apoyos de uno sobre otro y realmente no sabemos cómo han llegado a enroscarse de esa manera. Porque en lo que estamos viendo no hay una exhibición de formas. Digamos que es toda la pieza la que tiene una forma indivisible, y que cada una de las imágenes que encontramos es el accidente de haber mirado este momento del paisaje: Para nosotros, justo eso ahora. Para los cuerpos que vemos, la consecuencia de una decisión conjunta.

El ejercicio del amor

 ¿Hasta qué punto en esto que veo hay coreografía?, me recuerdo preguntando en uno de los ensayos, con ganas de saber pero también haciendo preguntitas incómodas para que ponerse a responderlas ayude a lo que se estaba gestando. ‘No hay coreografía / No siempre / A veces sí / Tenemos algunas pautas que…’ recuerdo escuchar. Por ahí nace otro cogollo de este trabajo. ‘El ejercicio del amor’ es una maquinaria que organiza pautas de movimiento conjuntas de una manera muy cuidada y precisa para que en ella quepa la apertura y la dispersión. Pautas que los creadores conocen pero que sus cuerpos, sorprendidos o desconcertados, encuentran siempre por primera vez, pautas que el que observa no siempre identifica, a las que han de plegarse y que generan la necesidad de una escucha constante, intensa e imprescindible, incluso cuando ésta se ha roto, o no incluso, sino sobre todo. Cuando llega el error. Cuando estoy caminando sobre tu espalda porque me ofreciste confianza y ahora no se cómo hacer para salir de aquí y encontrar lo mejor para los dos, así que voy a rodar hacia atrás y dejar que me pases por encima.
El ejercicio del amorCreo que la propuesta de Jesús y Carlota es arriesgada. Mucho. Pero digo creo porque para mí es preciosa. Y comprendo que en el conjunto de el público sea más o menos difícil entrar. Cuestión de gustos, de expectativas… Hay quien se remueve en su butaca contribuyendo a la banda sonora. No. No nos van a explicar nada. Las cosas no significan explícitamente. Ahora Carlota vuela sobre las piernas de Jesús. Pero es mentira. ¿Por qué he visto eso así y no que ahora Jesús soporta el peso de Carlota? Sea lo que sea, es ambos. Más mi intervención, con o sin palabras. Pero decía que todo es arriesgado. Desde el comienzo todo se presenta sobre un silencio denso, sin concesiones. Un silencio ensordecedor, a lo John Cage, pues no deja otra alternativa que escuchar. Pero ¿cómo podría haber escuchado la música en directo de esta pieza si me hubieran pinchado un tema? El pliegue de la ropa. La piel contra el suelo. Un chasquido de la madera. La respiración acelerada que recuperan en la renuncia o tras la consecución explosiva de una propuesta. Alguien tose. Los móviles que vibran. Todo. Estamos vivos y no hay otro lugar donde mirar que el espejo que Jesús y Carlota sostienen entre el placer y la dificultad, con la libertad del compromiso. Y de nuevo es arriesgado el número 2. Ante el 2 formado por un hombre y una mujer proyectamos la idea de pareja. Proyectamos Disney. Hollywood. Romanticismo barato y peligroso hasta la náusea. Tarde o temprano hay un click. Entonces vemos más allá o más acá. Dos cuerpos ejercitan el amor con toda su dificultad. Y nos conmueven en lo mínimo aunque nos cueste dejarnos, tras haber visto tanto porno. Cada movimiento es evidente, ocurre ante nuestras narices. Sin embargo, todo está velado. Y quiero recorrerles con la mirada, conocer algo del secreto de cómo hacer para estar juntos, ese sitio donde tanto me he equivocado, disfrutado y aprendido.

El ejercicio del amor

 Poco a poco Carlota y Jesús disparatan su propia propuesta. ¿No es eso lo que pasa cuando encontramos lo inesperado, que pintamos fuera de los bordes? Sobre la sobriedad gris cada susurro es un acorde, cada movimiento un posicionamiento. Hay un cambio de luz mínimo y amanece en la pieza. Las sombras se proyectan sobre el suelo dibujando huellas de este cuerpo doble que presenta en tiempo real su historia sin contarla. Quiero más luz. Luces de colores para ver como un cuadro de Ives Klein en lo blanco. Pero no. Que así lo sobrio me deja construir, igual que el silencio componer.

A todas estas, para despedirme, pienso que no he hablado de emoción igual que no he hablado de narratividad. Tal vez alojo mi parte de miedo a que el amor de verdad me toque (como si uno fuera un agente externo, como si cupiera la abstención). Miedo a que mi cuerpo sea también frágil y a la vez apoyo para otro cuerpo. ¿Y si por eso miro tanto lo que miro, lo sobrio, y no ese otro campo de emoción y narratividad que no dejará de existir porque no lo comente? Bien. Como ya dije lo que la propuesta tiene de maquinaria orgánica de pautas y forma conjunta, puedo escaquearme por la puerta de atrás sin que se note. Pero no lo haré.

El ejercicio del amor

 Emoción + Narratividad. Les dije a Carlota y Jesús que la pieza es como esa peli favorita en VHS que te sabías de memoria y no podías dejar de ver. Como un disco necesario, atesorado. Y aunque me obsesiono con mirar desde un témpano de hielo, mi calentamiento ha sido global. El sistema o práctica de Carlota y Jesús es una cosa diferente de la pieza que se va a ver cada día. Ese armazón móvil da espacio y tiempo para el movimiento conjunto. Y ahí está la magia. Miramos a través del visor de la práctica y vemos la pieza, un lugar donde son acogidas todas las relaciones del mundo. El viejo que cuenta un secreto al joven, la madre que lame a su cachorro, el brazo que levanta al herido, el amante que envuelve o aprisiona. Incluso el rival que empuja pero necesita del otro para tener sentido. Y uno que mira no puede más que temblar ante todas las relaciones del mundo en cronofotografías desplegadas una a una.

Epílogo.

El ejercicio del amor

Podría decir tanto sobre el triunfal y conmovedor final de esta pieza, moldeado como epílogo y a mi entender (o al de mi ritmo cardiaco) enormemente bello (palabra que no uso nunca y no se si me dará agujetas). Algo de nuevo muy difícil, porque en todo momento esa forma unitaria ya nos ha regalado imágenes y momentos estéticamente preciosos. Tanto que no diré más, que no haré spoilers, aunque no se puede cuando una obra comparte tanto con la vida. Solo decir… qué bien la separación de esos cuerpos. Qué bien Jesús caminando hacia el micrófono. Qué bien cada elemento que se precipita, inundando el fondo neutro al que nos hemos acostumbrado: La voz como una ráfaga de aire caliente sobre, ahora sí, la música, que lo envuelve todo, un cambio de luces como un travelling hacia atrás, en el espacio, que deja la escena lejos, lejos, fuera de campo a Carlota, no a su huella, un travelling hacia atrás en el tiempo de todo lo que hemos visto. Y la voz que dice todo lo que ha sido y todo lo que ha podido ser, no se, todo lo que es… todo lo que somos siempre, lo que no dejamos de ser constantemente, no se… no se. No se. Todo lo que es… no se, no se, no se… nosenosenosenose. Todo lo que es a través del cuerpo. Y seguirá siendo. No se… bajo la lluvia.

Imágenes:
Análisis de la belleza I, William Hogarth (1).
Fotografías por Roy Galán (2, 7 y 8).
Fotografías por Irene Zireja (3 y 5).
Cronofotografías, Muybridge (4).
Antropometrías, William Klein (6).

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APÉNDICE / LEAL.LAV
Al releerme recuerdo aquellos cuerpos que Carlota y Jesús eran en el estreno de lo que aquella pieza fue, superpongo sus imágenes a los cuerpos que vimos en el LAV recientemente, igual que hago con el conjunto de la pieza. Nada está en el mismo sitio, todo se ha recolocado y a la vez es como si cada detalle fuera más su propio germen. Y resulta que a mi espacio de recepción le pasa lo mismo. Y que fui un presuntuoso entrando a la sala creyendo que conocer el trabajo me haría verlo más desde fuera, como en un palco de hielo. Qué iluso. Tan ingnorante que aún dedicándome a esto de la escena tantos años no pude adivinar lo vulnerable que podía ser hasta verme afectado y luego ya incapaz de salir de allí de otra manera que completamente herido.
El espacio-tiempo abstracto que el trabajo plantea, circular o ilimitado, difumina sus aristas para que dos cuerpos aparenten ser inofensivos, como cada cuerpo aún no tocado, para que en lo informe, sin que nadie nos diga nada, nuestras sensaciones y memorias no puedan dejar de proyectar(se) en lo que ocurre. Y lo que ocurrió fue la implicación total de ambos performers, como sudando más, como arriesgando más, a veces retorcidos, a ratos casi feos, con esa fealdad del empecinamiento del amor por unir o no separar, esa casi fealdad de lo íntimo y su esfuerzo, lo que es raro que se muestre por la calle en un abrazo o yendo de la mano, lo que está en el amor y no se representa, como un agárrame fuerte, que un día moriremos pero por ahora siento miedo de estar vivo, como un tienes mis manos, o un apóyate en mi hombro, un no te soltaré-no me suetes, un quiero seguir contigo o un yo solo puedo empujar para que tú llegues.

Será que como llega en el teatro llega en la vida, inesperado, y al jugarlo de nuevo solo puede hacerse desde la desnudez de ese germen. Y ahí, de nuevo, sin más de lo que somos, no nos queda otra salida que mirarnos y recordar o reaprender que El ejercicio del amor es cruel. Y cuidado, puede ser devastador. Pero justo por todo ello, probablemente lo más necesario que ejerzamos.

Y ahora, fotos de Javier Pino que sabe captar mejor que yo todo lo que no se ve.

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Viernes, sábado… y domingo! / LEAL.LAV

VIERNES 10

Con el tiempo justo llego a esta entrada porque es imposible no informar de lo que se nos viene encima y de nuevo vuelve a alegrarnos el día a día. Muchos planes, algunos inesperados, alrededor del Laboratorio de Artes en Vivo del Teatro Leal de La Laguna. Tinerfeñxs, tomen nota, que aún están a tiempo y abróchense el cinturón:

Hoy, viernes 10 a las 21h, una gran cita, «Rublev, una paniconografía», la última y esperada pieza de Societat Dr. Alonso que vuelve a visitarnos a la isla, esta vez junto a Nazario Díaz, con el que la compañía se tropezara ya hace algún tiempo aquí mismo cuando desarrollaba la residencia de «El desenterrador».

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Este útimo trabajo estrenado por Tomás Aragay y Sofía Asencio quiere generar un repertorio de iconografías del cuerpo humano, y al mismo tiempo trabajar con el sonido y la escenografía como símbolos del paisaje. Un encuentro entre tres creadores fruto de un primer encuentro en LEAL.LAV que se materializa en esta pieza hecha para ser contemplada.

Andrei Rublev toma como punto de partida y título la película de Andrei Tarkovsky rodada en 1966, donde el pintor Andrei Rublev (1360 – 1427) realiza un largo viaje en la Rusia medieval para pintar los frescos de la catedral de la Asunción del Kremlin.

La obra del singular pintor, con su estilo iconográfico único, provoca en el espectador un impacto y recogimiento interior debido al uso de la perspectiva invertida, que nos habla del arte no como un retrato de la realidad sino como una realidad entre las realidades.

Dirección: Tomàs Aragay
Dramaturgia: Tomàs Aragay
Coreografía: Sofia Asencio
Creación e interpretación: Sofia Asencio y Nazario Díaz
Espacio escénico e iluminación: CUBE. SZ
Producción: Imma Bobé

Espectáculo co-producido por Temporada Alta y el Festival Alto de Vigo.
La Sociedad Doctor Alonso recibe la ayuda del ICEC y el INAEM.

Entrada 8€ / Si tienes 18 años entras gratis.

SÁBADO 11 – por la mañana

Por si fuera poco, Sofía y Nazario ofrecerán mañana sábado 11 a partir de las 10 de la mañana un taller de dramaturgias de la imagen (ojo performers, actores, actrices… y escenógrafxs, videoartistas, fotógrafxs…) La inscripción es gratuita y sigue abierta a través de LEAL.LAV

SÁBADO 11 – por la tarde/noche

PARA

He aquí una gran sorpresa. El paso de Societat Dr. Alonso siempre se deja notar. Sin embargo, si algo nos ha marcado a muchas personas es el trabajo con El Desenterrador. Por eso hemos acordado un encuentro para volver a desenterrar palabras en común, algo en lo que es tan bonito participar como asistir para presenciarlo. Nuestro encuentro para realizar «El Desenterrador de Palabras» será en el emblemático Equipo Para de Santa Cruz de Tenerife, a las 22h. Desenterradorxs! Dense por avisadxs y convocadxs! Allí estaremos, pico y pala, pala y pico, con quien se nos quiera sumar!

DOMINGO 12 – por la mañana 11h

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Y por si fuera poco, acogemos este domingo 12 la segunda sesión de SUN DANCE FAMILY SESSIONS, un proyecto de LEAL.LAV + Micromusic con el que la Sala de Cámara del Teatro se convierte por unas horas en pista de baile, aunando la mejor y más bailable música electrónica en un ambiente saludable para una matiné de danza en familia, entendiendo familia en su versión más extendida y divertida. Esta sesión combinará un calentamiento inicial para ponernos a tono con Teresa Lorenzo, y estará sonorizada por la mezcla rica de DJ WATTSRIOT. Un éxito asegurado para que bailemos jóvenes de 0 a 99 años con entrada a 3€ y gratuita para los menores de 18 añitos. A bailar todo el mundo, que al final la familia se disuelve y no se sabe lo que es, y es tal vez, un grupo de personas que hace una misma cosa junta, aunque sea por un momento. Y si dan dudas esta definición, echar un vistazo al vídeo de algunas cosas que pasaron en la edición anterior y la gran familia que encontró forma en ella.

Una entrada rauda y veloz a la que casi no he llegado y de la que salgo igualmente veloz porque tengo que prepararme para vivir todo esto! Besos a quien pueda leerme y si además de leerme estás en Tenerife… recomiendo no perdérselo por nada en el mundo!

VIDEOMATÓN_5 : Manuel Rodríguez

Compartimos un cafecito con un Manuel Rodríguez recién llegado a Tenerife, en el que nos cuenta cosas de su trabajo con LA VERONAL y sobre su solo ‘Screen Saver’, trabajo en el que nos invita a acompañarle este viernes 22 a las 20:30h en el LEAL.LAV.

Al mismo tiempo tendremos la suerte de disfrutar un workshop intensivo durante todo el sábado 23, de 10 a 18h. En él compartirá algunos de sus métodos de trabajo

Todo esto nos lo dijo en unaconversación larga de la que aquí sólo mostramos un fragmento, ya que lxs alunxs de Practicum en el LAV que conforman el programa ‘Esto va a estar bonito’ hicieron registro de la misma para darle forma a un podcast que se publicará próximamente. Un lujo poder meterse en el intrincado mundo bastante privado, e incluso íntimo, de los hilos que mueve y mueven a un artista en su proceso de creación. ¡Deseosos de disfrutar ‘Screensaver’!

¡Al cielo con ella! / ‘Somewhat Paler’ / Bárbara Sánchez+Jaime Conde / LEAL.LAV

¡Al cielo con Bárbara Sánchez! ¡Con Jaime Conde! Hasta con la pareja de alter-egos que han encontrado como broma que jugar en serio durante el proceso y que se ha hecho parte del proceso. Porque el proceso es todo, y en su intensa estancia por Tenerife Bárbara y Jaime no se detienen a enseñarnos eso, sino que nos hacen aprenderlo al encontrarse con nosotros, pues también lo están aprendiendo. ¡Al cielo, pues, con este proceso de gente bonita, afectada y que tanto se deja afectar! Proceso que incluye haber compartido los materiales del trabajo en la sala de cámara del Teatro Leal en un taller titulado acertadamente ‘Contemplación gozosa de la pena’. Un proceso del que ‘Somewhat Paler’ es otra parte, como la tesela de un mosaico mucho más vasto que el alcance de nuestra mirada pero que finalmente emerge sobre el conjunto, y es la parte a la que se le pone fecha, hora, lugar y hasta precio de entrada. Y emerge para que un grupo heterodoxo de personas asistamos a un acto que se basa en acompañar a la performer a través de un ejercicio de constantes cambios de estado, no todos agradables, no todos conocidos, no todos olvidados del todo, no todos identificables, con el desasosiego que eso pueda suponer. Y salir de ello con un estado general nuevo, revuelto, indefinible, sin duda muy distinto al previo y desde el que reconstruir tal vez una máscara con la que al menos tomar unas cañas.

colgadoComo viene siendo habitual, el pasado 7 de abril, 30 minutos antes de ‘Somewhat Paler’ tuvo lugar la conferencia performativa de ‘ESTO VA A ESTAR BONITO’, programa de Practicum del LEAL.LAV donde nuestro pequeño grupo de estudiantes universitarios expone ante el público ideas fundamentales sobre los artistas y su obra, a partir de la investigación realizada sobre los mismos. En este caso, Jaime se prestó a participar, haciendo una invocación por lo que estábamos a punto de vivir y tirando una carta del Tarot de Marsella. Nos salió el arcano XII, ‘El Colgado’. No me pondré ahora de ciberpitoniso ni nada. Solo decir que al contrario del yuyu que la carta pueda dar, importa su interpretación: este señor cuelga alegremente, casi juguetón, con los brazos recogidos en la espalda, casi en pose de descanso, al menos de no resistencia, aceptando la situación en la que lo han dejado o se ha puesto, que lejos de una tortura se vuelve una oportunidad de ver las cosas desde otro ángulo, en el que todo lo que está arriba se va abajo, y viceversa. Y en vivir eso es que estamos, dice la cartita. Ejem… (¡glups…!)

IMG_2240Bárbara espera que llenemos la sala en un determinado estado de partida. Porque de eso va un poco todo esto: de entrar y profundizar en diversos estados tanto como de parsimoniosas o abruptas transiciones entre éstos, pasos intermedios que son en sí nuevos estados preñados de matices.
Se de amigos jovencitos de nuestros alumnos que asistieron por primera vez al LAV. Se de quien aseguró no saber decir si aquello era teatro o danza, o si le gustó o no, pero que sin duda les afectó. Con la mirada puesta en un modo más tradicional y cómodo (y cerrado) descansamos a veces en la idea de ‘distintos personajes’ para hacernos entender o queriendo entendernos. Si dejamos de lado la exigencia impuesta de tanto coco y vemos que ante el cuerpo de Bárbara nuestros corazones entran ellos solitos en una montaña rusa inevitable, comprendemos en seguida que ese mamífero que me mira bajo los focos está haciendo una cosa muy bestia y muy anterior a la noción de personaje. Algo que si es primitivo, lo va siendo cada vez más, hasta que no se cómo poner el culo sobre el asiento. Algo que si desde el cuerpo empieza a aligerarse y estirarse, aligera y estira también el espacio y el tiempo y de repente… ¡hop! En las artes en vivo hay una cámara lenta orgánica. Y poco a poco otro algo comienza a pronunciarse diferente desde dentro de un confuso ovillo de carne. Lo noto y cuando me doy cuenta, en el lugar donde antes había un amasijo se ha ido dibujando una figura que se hace majestuosa por momentos, y empiezo a ver trasparentarse bajo la luz el mármol de la carne, de esta carne, viva y presente, la que siempre trató de atrapar la escultura clásica.
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Es aquí donde ocurren milagros a puñados. Que si antes no sabía dónde poner el culo, ahora una barbaridad de mirada nos clava con su aguja azul a los asientos, convirtiéndonos al público en una colección de insectos disecados. Así que mejor no moverse mucho, dejarse hacer por lo desconocido. Que lo que veo, lo que vemos, si nos dejamos verlo (porque hay que dejarse, dejarse ya en paz) es a la vez una virgen, una ménade, una sacerdotisa y una bruja que giran lentamente ante mis ojos. ¡Pero carajo, no es eso! Es la luz de las velas de la semana santa o de la hoguera en la tribu la que baila sobre la piel desnuda de Bárbara, de todas ellas a la vez. Y cuando el tiempo se hace tan denso que casi se oye, como si alguien hubiera abierto el grifo, se me caen dos lagrimones y me quedo de piedra, como una Medusa al revés ante esta Bárbara-espejo.

Pedro Mena2La PoupéeLos referentes son tan ricos y variados que tras la pieza apetece jugar a sondear lo que cada cual ha visto, lo que se le ha removido entre venus arcaicas y madonnas renacentistas, femme fatales y languideces casi románticas. Tanto hay en ‘Somewhat Paler’ que el dolor aflora como parece hacerlo de la madera tocada por Pedro de Mena, sin que las formas y sus tempos dejen de perturbar algo tan profundo e inexplicable como lo que remueve el erotismo visceral de las muñecas retorcidas de Bellmer. Todo un berenjenal de imágenes plagadas de lecturas. Lecturas femeninas (al servirse del cuerpo-medium de Bárbara) donde cada estado da espacio a la mujer que lucha, la que reivindica su cuerpo, la que sufre, la que ama, la que ansía, la que odia. Pero imágenes también del animal previo al hombre y la mujer, previo al lenguaje y al poder. El animal, la mujer y el hombre que somos todas. Y todos.anticristoTantas, referencias que hasta me arriesgaré a incluir una muy peligrosa, por cultureta, y sobre todo por inapropiada. Y porque no quiero ponerla. Que lo que Jaime y Bárbara están encontrando es muy bonito y este referente es feo y malo. Sin embargo… Mucho de ‘Somewhat Paler’ ocurre en un bosque imaginado. Un bosque a cuya linde viene a buscarnos ella, que nos tiende la mano para que nos atrevamos a entrar. Un bosque al margen del tiempo donde el relato de lo mítico es capaz de hacerse presente. Por eso el fotograma que he elegido, pese a pertenecer a la (in)olvidable peli ‘El Anticristo’ del von Trier, es éste y no otro: cero gore, nada escabroso, todo inquietante. En él una mujer doblega una naturaleza hostil al penetrar en ella. Porque ahí Charlotte Gainsbourg no es tanto su personaje como un algo de Lady Macbeth. Porque Bárbara no es solo ella, sino muchas: diosa y bruja desnudas en el bosque, como otras Lady Macbeth. Porque la misma Lady Macbeth no es ella, sino un eco de Lilith, aunque a la hora de relatar a Lilith los hombres con miedo, hayamos convenido decir que esa mujer liberada no era sino un resto de mal no contenido en el infierno. Porque sin valentía los hombres no asumimos que cada Lilith liberada es justo todo lo contrario, y que el infierno estaba y está en nuestros relatos. Pero para liberador todo el ejercicio que Bárbara nos regala, de tan pocos elementos y de tanta sutileza en cada momento que mis palabras apenas lo roza. Es por eso que al escribir queriendo ser concreto el lenguaje ronronea, da vueltas sobre sí mismo para hacerse poético, sabiendo que en este caso la línea recta no llega antes a donde apuntamos.
IMG_2443Codo a codo, Jaime y Bárbara caminan ese bosque nebuloso tras formas más o menos reconocibles y entran en relación con ellas sin nada asegurado. Ahí tienen la paciencia de hacerse preguntas no solo desde la incomodidad y la fragilidad, sino desde la desnudez, donde ocultarse ya no es posible. Así aparecen otros estados como el ritual de una obstinada danza febril donde cuerpo y manta se funden en una aglomeración de cuerpos en pos de un éxtasis. Así aparecen la elevación, la solemnidad y el silencio, con los ojos de Bárbara agarrados quién sabe a qué y un cuerpo que pende con su resistencia, hecha de músculos vibrando a cada pequeño paso, como el camino eterno de una escultura de Giacometti, el del éxodo en los interminables desiertos del Antiguo Testamento o hacia la Europa actual. Estados duros e indeseables donde, digámoslo de una vez, es capaz de irrumpir la belleza. Porque sí. Porque suena cursi y todo, pero es que cuando uno menos se lo espera, aparece la belleza y nos da una buena hostia. Y ante la belleza reconocemos la bondad. Y la fe. Y esta cosa tan extraña de estar vivos justo aquí y ahora siendo prácticamente absorbidos por la imagen que miramos. Y este trabajo tiene eso.

Duane Hanson - Mujer con carro de la compra.

Duane Hanson – Mujer con carro de la compra.

Pero eso y también un poco de esto. Quien haya seguido este blog habrá descubierto a esos alter-egos un tanto peculiares sustituyendo a Jaime y Bárbara para presentar el trabajo en el formato ‘VIDEOMATÓN’. Y es que recordando piezas de arte, se me ha venido esta para pensar que la belleza cuando llega, ya no se puede elevar más, pero bien que podemos engrandecerla mirándola de más abajo.

Me despido diciendo dos curiosidades del tarot. Quiero invocar cosas buenas para que a este gran trabajo le vaya muy bien. Y quisiera que salga la carta de la justicia. Que me he fijado y en el Tarot de Marsella la tía no tiene una venda en los ojos. Española no ha de ser. Pero como sea, apliquémonos el cuento e invoquemos que la justicia nos vea, para que a cada cual de nosotros nos llegue lo que nos debe tocar de verdad. ¡Justicia vidente! Que me dijo una amiga que el brillo de los ojos es lo único que no se opera.

La otra curiosidad me pasó al mirar mejor la carta de El Colgado. Los árboles de los que cuelga parece que están al revés, con las ramas abajo. Podría ser un juego invertido, donde el que mira es quien está colocado al revés… Lo más curioso es que investigo y descubro otra ilustración con una grafía en la letra más abierta, y mira lo que pasa:

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Al dar la vuelta a la carta de El Colgado, donde antes decía PENDU (colgado) ahora parece querer decir DANSE (danza).  ¿Será que todos los que nos vieron como colgados no pudieron darse cuenta que en realidad estábamos haciendo danza del futuro? Como para darle vueltas, nunca mejor dicho. Sea como sea, todo está cambiando. Benditas cosas encontradas.

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Todas las imágenes son básicamente expolio de internet salvo las dos fotos oficiales del Teatro Leal, cortesía, como siempre, del sorprendido ojo de Javier Pino.

VIDEOMATÓN_3: Amalia Fernández & Co.

videomatón_opt (1)Toca el turno para que el VIDEOMATÓN de Unknown Pleasures, sistema de batalla donde los haya, irrumpa en la residencia que una muy bien acompañada Amalia Fernández ha realizado durante dos semanas en el LEAL.LAV para escuchar y trasmitir de primera mano detalles sobre ‘El resistente y delicado hilo musical’. Un título más que sugerente para un trabajo que será mostrado en proceso mañana jueves a las 21 horas en la sala de cámara del lagunero Teatro Leal.

Recuerda:
Antes, a las 20:30, ‘Esto va a estar bonito’, micro intervención sobre el trabajo de Amalia a cargo de los alumnos de Practicum de Bellas artes en el LAV. Un aperitivo gratis.
Y si tienes 18 añitos te sale gratis tanto el aperitivo como la muestra de las 21. Venirse.
esto va a estar bonito